58 Versículos de la Biblia sobre Exorcismos
Versículos Más Relevantes
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas?
Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
Pues si yo echo fuera los demonios en Beelzebú, ¿vuestros hijos en quién los echan fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
Y algunos de los Judíos, exorcistas vagabundos, tentaron a invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuramos por Jesús, el que Pablo predica. (Y había siete hijos de un tal Esceva, judío, príncipe de los sacerdotes, que hacían esto.) Y respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; mas vosotros, ¿quiénes sois?Leer más.
Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando en ellos, y enseñoreándose de ellos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con potestad aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen?
Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen?
Y Jesús, como sabía los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.Leer más.
Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí mismo, no permanecerá. Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo estará en pie su reino? Ya que decís que en Beelzebú echo yo fuera los demonios.
Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus alhajas, si primero no prendiere al hombre fuerte; y entonces saqueará su casa?
Nadie puede saquear las alhajas del hombre fuerte entrando en su casa, si antes no atare al hombre fuerte; y entonces saqueará su casa.
Cuando el fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Mas si sobreviniendo otro más fuerte que él, le venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos.
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y echó de ellos los demonios con la palabra, y sanó a todos los enfermos;
Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios porque le conocían.
Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Mas él riñéndoles no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.
Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, en compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido a oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados de espíritus inmundos eran curados.
Y en la misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos; y a muchos ciegos dio la vista.
Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echaran fuera, y sanaran toda enfermedad y toda flaqueza.
Y llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio potestad sobre los espíritus inmundos.
Y juntando a sus doce discípulos, les dio virtud y potestad sobre todos los demonios, y que sanaran enfermedades.
Y estableció doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar. Y que tuvieran potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios.
Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi Nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Y aun de las ciudades vecinas concurría multitud a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; los cuales todos eran curados.
de tal manera que aun se llevaban sobre los enfermos los sudarios y los pañuelos de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los malos espíritus salían de ellos.
Y vinieron al otro lado del mar a la provincia de los gadarenos. Y salido él del barco, luego le salió al encuentro un hombre de los sepulcros, con un espíritu inmundo, que tenía domicilio en los sepulcros, y ni aun con cadenas le podía alguien atar;Leer más.
porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas; mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y los grillos desmenuzados; y nadie le podía domar. Siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con las piedras.
Y saliendo él a tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de mucho tiempo; y no vestía vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros. El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliera del hombre, porque ya de mucho tiempo le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertos.)
Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
Y estaba él lanzando un demonio, el cual era mudo; y aconteció que salido fuera el demonio, el mudo habló y la multitud se maravilló.
Cuando ellos llegaron a la multitud, vino a él un hombre hincándose de rodillas, Y diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece malamente; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.
Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le despedaza; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que le echaran fuera, y no pudieron.
Y he aquí, un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo; que es el único que tengo; y he aquí un espíritu le toma, y de repente da voces; y le despedaza y hace echar espuma, y apenas se aparta de él quebrantándole.
Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.
Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en el mar, y murieron en las aguas.
Cuando Jesús vio que la multitud concurría, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
Y esto hacía por muchos días; mas desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el Nombre de Jesús, el Cristo, que salgas de ella. Y salió en la misma hora.
diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.
diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.
Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá a molestarnos antes de tiempo?
Clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de salud.
Y el espíritu inmundo, sacudiéndolo con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
Entonces el espíritu clamando y desgarrándole mucho, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en el mar; los cuales eran como dos mil; y en el mar se ahogaron.
Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejara entrar en ellos; y los dejó. Y salidos los demonios del hombre, entraron en los puercos; y el hato de ellos se arrojó por un despeñadero en el lago, y se ahogó.
Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando en ellos, y enseñoreándose de ellos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Y vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado y vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían salido los demonios, vestido, y en su juicio, a los pies de Jesús; y tuvieron miedo.
Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la multitud se maravilló, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.
Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.
Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí. Y viniendo, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus más malos que él; y entrados, habitan allí; y el postrer estado del tal hombre viene a ser peor que el primero.
Y saliendo Jesús de allí, se fue a las partes de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está enferma, poseida del demonio. Mas él no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.Leer más.
Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel. Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme. Y respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres. Y fue sana su hija desde aquella hora.
Y levantándose de allí, se fue a los términos de Tiro y de Sidón; y entrando en casa, quiso que nadie lo supiera; mas no pudo ser escondido. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se echó a sus pies. Y la mujer era griega, sirofenicia de nación; y le rogaba que echara fuera de su hija al demonio.Leer más.
Más Jesús le dijo: Deja primero saciarse los hijos, porque no es bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Y respondió ella, y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dice: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Cuando fue a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija echada sobre la cama.
Y el Espíritu del SEÑOR se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte del SEÑOR. Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, que un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen alguno que sepa tocar el arpa; para que cuando fuere sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él taña con su mano, y tengas alivio.
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