34 Versículo de la Biblia sobre Las lágrimas
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Tú has tomado en cuenta mi vida errante; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿{acaso} no están en tu libro?
pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.
Cuando el muchacho se fue, David se levantó del lado del sur, y cayendo rostro en tierra, se postró tres veces. Y se besaron el uno al otro y lloraron juntos, pero David {lloró} más.
Entonces David y la gente que {estaba} con él alzaron su voz y lloraron, hasta que no les quedaron fuerzas para llorar.
Cansado estoy de mis gemidos; todas las noches inundo {de llanto} mi lecho, con mis lágrimas riego mi cama.
Mi rostro está enrojecido por el llanto, y cubren mis párpados densa oscuridad,
Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas.
Escucha mi oración, oh SEÑOR, y presta oído a mi clamor; no guardes silencio ante mis lágrimas; porque extranjero soy junto a ti, peregrino, como todos mis padres.
Mis lágrimas han sido mi alimento de día y de noche, mientras me dicen todo el día: ¿Dónde está tu Dios?
Les has dado a comer pan de lágrimas, y les has hecho beber lágrimas en gran abundancia.
El que con lágrimas anda, llevando la semilla de la siembra, en verdad volverá con gritos de alegría, trayendo sus gavillas.
Quién {me} diera que mi cabeza se hiciera agua, y mis ojos fuente de lágrimas, para que yo llorara día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo.
Mis ojos se consumen por las lágrimas, hierven mis entrañas; mi hiel se derrama por tierra, a causa de la destrucción de la hija de mi pueblo, cuando niños y lactantes desfallecen en las calles de la ciudad.
Arroyos de agua derraman mis ojos a causa de la destrucción de la hija de mi pueblo.
Y Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Y le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por El.
Porque muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, {que son} enemigos de la cruz de Cristo,
Pasando por el valle de Baca lo convierten en manantial, también las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones.
Y esta otra cosa hacéis: cubrís el altar del SEÑOR de lágrimas, llantos y gemidos, porque El ya no mira la ofrenda ni {la} acepta {con} agrado de vuestra mano.
El destruirá la muerte para siempre; el Señor DIOS enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque el SEÑOR ha hablado.
Haré de Jerusalén un montón de ruinas, una guarida de chacales, y de las ciudades de Judá una desolación, sin habitante.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones, deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría.
Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente;
Afligíos, lamentad y llorad; que vuestra risa se torne en llanto y vuestro gozo en tristeza.
Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque el SEÑOR te ha colmado de bienes. Pues tú has rescatado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, mis pies de tropezar. Andaré delante del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
sirviendo al Señor con toda humildad, y con lágrimas y con pruebas que vinieron sobre mí por causa de las intrigas de los judíos;
Por tanto, estad alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas.
de que no {haya} ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.
Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúda{me en} mi incredulidad.
Mientras Esdras oraba y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, una gran asamblea de Israel, hombres, mujeres y niños se juntó a él; y el pueblo lloraba amargamente.