31 Versículo de la Biblia sobre los adioses

Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa.

sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde la fiesta que viene, en Jerusalén; mas otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.

Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido; las besó luego, y ellas alzaron su voz y lloraron.

Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.

Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en vuestra casa, ni le digáis: Bienvenido.

Y abrazándonos unos a otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.

Finalmente, hermanos, gozaos, sed perfectos, tened consolación, sed de una misma mente, tened paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.

Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo?

Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.

Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose sobre el cuello de Pablo, le besaban,

Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos; pero no les da lo que necesitan para el cuerpo, ¿de qué aprovechará?

Mas ellas alzando otra vez su voz, lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Ruth se quedó con ella.

Y aconteció que después de separarnos de ellos, zarpamos y vinimos camino directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.

Y en aquellos días Pedro se levantó en medio de los discípulos (el número de las personas allí reunidas, era como de ciento veinte), y dijo:

Y habiéndoles despedido se fue al monte a orar.

Y ni siquiera me dejaste besar a mis hijos y a mis hijas. Ahora locamente has hecho.

no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a Tito mi hermano; mas despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.

Y luego que el muchacho se hubo ido, se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra: y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro, aunque David lloró más.

Un poco más, y no me veréis; y otra vez un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.

Y Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, despidiéndose de los hermanos, navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía voto.

Y levantándose muy de mañana, Labán besó a sus hijos y a sus hijas, y los bendijo. Luego partió Labán y regresó a su lugar.

acordándome de tus lágrimas, deseando verte para llenarme de gozo;

Y después que cesó el alboroto, Pablo llamó a los discípulos, y abrazándoles, se despidió, y partió para ir a Macedonia.

Pero Jesús le dijo: Sígueme; y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.

Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, la cual es poderosa para sobreedificaros, y daros herencia con todos los santificados.

Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, y de sangre, y de estrangulado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

Y desde Mileto envió a Éfeso, e hizo llamar a los ancianos de la iglesia.

Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú, ve, y predica el reino de Dios.

Y cuando cumplimos aquellos días, partimos, y nos encaminaron todos, con sus esposas e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos.