30 Versículo de la Biblia sobre Multitudes

Y oí como la voz de una gran compañía, y como ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decían: ¡Alelu-JAH, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso ha reinado!

Y también subió con ellos grande multitud de diversa suerte de gentiles; y muchísimas ovejas y vacas.

No seguirás a los muchos para mal hacer; ni responderás en pleito acostándote tras los muchos para hacer tuerto;

¿Para qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? dirá el SEÑOR. Hastiado estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

Y viendo la multitud, subió en el monte; y sentándose, se llegaron a él sus discípulos.

Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y le siguieron grandes multitudes, y sanaba a todos.

Todo esto habló Jesús por parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas.

Y mandando a la multitud recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes los dio a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.

Y le seguía grande multitud, porque veían sus señales que hacía en los enfermos.

Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese a Barrabás, y a Jesús matase.

Y la multitud, viéndolo, se maravilló, y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.

Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la multitud se maravilló, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.

Y quería matarle, mas temía al pueblo; porque le tenían por profeta.

Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.

Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y las personas que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Y entrando él en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó, diciendo: ¿Quién es éste?Leer más.
Y los acompañantes decían: Este es Jesús, el Profeta, de Nazaret de Galilea.

Y le siguió gran multitud de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea y del otro lado del Jordán.

Y se allegó a él gran multitud; y entrando él en el barco, se sentó, y toda la multitud estaba a la ribera.

Y llegaron a él muchas personas, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros enfermos ; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, porque ya de muchos tiempos le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertos.) Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Tú, oh SEÑOR, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con toda su ejército; la tierra y todo lo que está en ella; los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.

Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas naciones y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de luengas ropas blancas, y palmas en sus manos;

para que sean confirmados vuestros corazones en santidad, irreprensibles delante del Dios y Padre nuestro, para la venida del Señor nuestro Jesús, el Cristo, con todos sus santos.

De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor es venido con sus santos millares,

De estas cosas me acordaré, y derramaré mi alma sobre mí. Cuando pasaré en el número, iré con ellos hasta la Casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza, bailando la multitud.

Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del loco.