49 Versículo de la Biblia sobre estar perdido
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o que habiendo hallado lo que estaba perdido mintiere acerca de ello, y jurare en falso, en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre:
Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.
para que se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
Porque el Hijo del Hombre vino a salvar lo que se había perdido.
Mirad por vosotros mismos, para que no perdamos aquello por lo que hemos trabajado, sino que recibamos galardón completo.
El que hallare su vida, la perderá; mas el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, sin hallar ciudad en donde morar.
Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste yo los guardé; y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición; para que la Escritura se cumpliese.
Pero ahora os exhorto a que tengáis buen ánimo; porque no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
Y le dijo uno: Señor, ¿son pocos los que serán salvos? Y Él les dijo:
Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, se olvidaron de sus majadas.
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por el cual lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo,
Yo buscaré la perdida, y haré volver la descarriada, y vendaré la perniquebrada, y fortaleceré a la enferma. Mas destruiré a la engordada y a la fuerte. Yo las apacentaré con justicia.
Que si nuestro evangelio está aún encubierto, para los que se pierden está encubierto;
a éstos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquéllos fragancia de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?
Y Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
y no asiéndose de la cabeza, de la cual todo el cuerpo, nutrido y enlazado por las coyunturas y los ligamentos, crece con el crecimiento de Dios.
Y ésta es la voluntad del Padre que me envió: Que de todo lo que me ha dado, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
Porque la predicación de la cruz es locura a los que se pierden; pero a nosotros los salvos, es poder de Dios.
Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
pero no prevalecieron, ni fue hallado ya el lugar de ellos en el cielo.
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, no conociendo las Escrituras, ni el poder de Dios.
Y mi espíritu se angustió dentro de mí; mi corazón está desolado.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en el cielo, que se pierda uno de estos pequeñitos.
Porque para Dios somos de Cristo grata fragancia en los que son salvos, y en los que se pierden;
y viniendo a casa, reúne a sus amigos y a sus vecinos, diciéndoles: Regocijaos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha descarriado?
Las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron nada les queda en la mano.
Y de las asnas que se te perdieron hoy hace tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado. Mas ¿para quién es todo el deseo de Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?
Y no les faltó cosa chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado. Todo lo recobró David.
Y dijeron: Venid, y tramemos maquinaciones contra Jeremías; porque la ley no faltará del sacerdote, ni consejo del sabio, ni palabra del profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no miremos a ninguna de sus palabras.
Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.
Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que será para ellos; los errantes, aunque fueren torpes, no se extraviarán.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.
Hermanos, si alguno de vosotros errare de la verdad, y alguno le convirtiere,
y dijeron a Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que están en nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros.
Si como a la plata la buscares, y la procurares como a tesoros escondidos;
No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta; ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
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