82 Versículos de la Biblia sobre Objetivos
Versículos Más Relevantes
Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará: Y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Canta y alégrate, hija de Sión: porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, dice Jehová.
Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me ama, mis palabras guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos, y será su Dios.
Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;Leer más.
en quien también vosotros sois juntamente edificados, para morada de Dios en el Espíritu.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido.
para santificarla limpiándola en el lavamiento del agua por la palabra, para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.
Jehová cumplirá su propósito en mí. Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos.
estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
y vosotros estáis completos en Él, el cual es la cabeza de todo principado y potestad.
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y yendo un poco más adelante, se postró sobre su rostro, y oró diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y dijo: Abba, Padre, todas las cosas te son posibles; aparta de mí esta copa; pero no sea mi voluntad, sino la tuya.
diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
No puedo yo hacer nada de mí mismo; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre que me envió.
Entonces dije: He aquí que vengo (en la cabecera del libro está escrito de mí) para hacer, oh Dios, tu voluntad.
Pero Él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades yo predique el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.
Y Él les dijo: Vamos a las ciudades vecinas, para que predique también allí, porque para esto he venido.
El Espíritu del Señor está sobre mí: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los quebrantados: Para predicar el año agradable del Señor.
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ha ungido Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;
Y saliendo Jesús de allí, se fue a las costas de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Él no le respondió palabra. Y sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.Leer más.
Y Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y le adoró, diciendo: ¡Señor, socórreme! Mas Él respondió, y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Y levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, oyendo de Él, vino y se postró a sus pies. Y la mujer era griega, sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.Leer más.
Pero Jesús le dijo: Deja que primero se sacien los hijos, porque no está bien quitar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Y ella respondió y le dijo: Sí, Señor, pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando ella llegó a su casa, halló que el demonio había salido, y a su hija acostada sobre la cama.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento.
Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en el cielo, que se pierda uno de estos pequeñitos.
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
Y Él les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago sanidades hoy y mañana, y al tercer día seré consumado.
Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, para que la Escritura se cumpliese, dijo: Tengo sed.
Porque el que en estas cosas sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres.
Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual; para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios;
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por el cual lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo,
Y ésta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad a su muerte;
Mas creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y para siempre. Amén.
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre, mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.
Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo.
prosigo al blanco, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
He peleado la buena batalla, he acabado mi carrera, he guardado la fe.
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Y al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las naciones;
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; que como yo os he amado, así también os améis unos a otros.
Y cuando los fariseos oyeron que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Entonces uno de ellos, que era intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?Leer más.
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas.
Y uno de los escribas que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, vino y le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Éste es el principal mandamiento.Leer más.
Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Y he aquí un doctor de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.Leer más.
Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.
Pues el fin del mandamiento es el amor de corazón puro, y de buena conciencia, y de fe no fingida,
Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros. A Dios nadie le vio jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se perfecciona en nosotros.
Si fuere posible, en cuanto esté en vosotros, vivid en paz con todos los hombres.
Buena es la sal; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será sazonada? Tened sal en vosotros mismos, y tened paz los unos con los otros.
Finalmente, hermanos, gozaos, sed perfectos, tened consolación, sed de una misma mente, tened paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.
y que procuréis tener quietud, y ocuparos en vuestros propios negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado;
Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
por si de alguna manera provocase a celos a los que son de mi carne, e hiciese salvos a algunos de ellos.
Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo fuese ya nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,
Porque aunque predico el evangelio, no tengo de qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio!
Predica la palabra; insta a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende; exhorta con toda paciencia y doctrina.
hasta que todos lleguemos en la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Por tanto, nosotros todos, mirando con cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen, de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.
Así que, amados, teniendo tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos; y aclamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero.
Y ésta es la voluntad del que me envió: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en Él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados. En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque nosotros que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, el cual también nos ha dado las arras del Espíritu.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él apareciere, seremos semejantes a Él, porque le veremos como Él es.
En la casa de mi Padre muchas mansiones hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Y ésta es la voluntad del Padre que me envió: Que de todo lo que me ha dado, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
Topics on Objetivos
Artículos Relacionados
- Al final
- Ambición, aspectos positivos de
- Christlikeness
- Conclusión
- Conocer a Cristo personalmente
- Cristo, el carácter de
- Dios, a fin de
- Dios, voluntad de
- El amor, de Hombre
- El discipulado, naturaleza de
- El evangelismo, la naturaleza de
- El progreso
- Herald
- Jefatura
- La culminación de la Redención
- La finalidad de la vida
- La misión de Jesucristo
- La santificación, medios y resultados
- La voz de Dios
- La ética, y la gracia
- Los comandos, en NT
- Los evangelistas, identidad de
- Los misioneros, tarea de
- No se haga mi voluntad sino de Dios
- Orientación, las promesas de Dios de
- Vitalidad espiritual
- Amar
- Amarse unos a otros
- Conocer a Dios
- El amor de Dios