40 Versículos de la Biblia sobre la belleza interior

sino el del hombre interior, el del corazón, en incorruptible ornato de espíritu humilde y apacible, lo cual es de grande estima delante de Dios.

De Sión, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.

Que vuestro adorno no sea exterior, con encrespamiento del cabello y atavío de oro, ni vestidos costosos;

Como en el agua el rostro corresponde al rostro, así el corazón del hombre al del hombre.

El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo he rechazado; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

Porque así también se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sujetas a sus maridos;

Toda tú eres hermosa, amada mía y en ti no hay mancha.

No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos;

sino a los santos que están en la tierra, y a los íntegros, en quienes está toda mi complacencia.

Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

y con inteligencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable.

Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios.

y vestíos del nuevo hombre, que es creado según Dios, en justicia y en santidad verdadera.

¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.

Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.

Toda gloriosa en su interior es la hija del Rey; de brocado de oro es su vestido.

Porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios;

alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos;

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.

Así también vosotros, por fuera a la verdad, os mostráis justos a los hombres; pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

y renovaos en el espíritu de vuestra mente,

Pero Dios nos las reveló a nosotros por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

Mas creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea gloria ahora y para siempre. Amén.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad.

Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.

En su interior piensan que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación; dan sus nombres a sus tierras.

El que esté en la azotea, no descienda a tomar algo de su casa;

Y aquella semejanza extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que hacía celar.

Asimismo también, que las mujeres se adornen con atavío decoroso, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos;

El nombre de aquel varón era Nabal, y el nombre de su esposa, Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia; mas el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb.

Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éste hago.

La cual tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que penetra hasta dentro del velo;

Hallo, pues, esta ley, que cuando quiero hacer el bien, el mal está en mí.

Fuerza y honor son su vestidura; y se regocijará en el día postrero.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

Toda Escritura es dada por inspiración de Dios, y es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

y vestíos del nuevo, el cual se va renovando en el conocimiento conforme a la imagen del que lo creó,