49 Versículos de la Biblia sobre la ceguera

(Y así los sentidos de ellos se embotaron; porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lección del Antiguo Testamento, el cual en Cristo es quitado.

Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.

Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos; y los oídos de los sordos se abrirán.

Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y el evangelio es predicado a los pobres.

Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?

Respondió Jesús: Ni éste pecó, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

Para que abras los ojos de los ciegos; para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los asentados en tinieblas.

Y guiaré a los ciegos por camino, que nunca supieron, les haré pisar por las sendas que nunca conocieron; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y nunca los desampararé.

Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la ceguedad de su corazón;

Y el SEÑOR le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo el SEÑOR?

donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió.

El SEÑOR te herirá con locura, con ceguedad, y con pasmo de corazón.

Y pasando Jesús, vio un hombre ciego desde su nacimiento.

Y dijo Jesús: Yo, para juicio he venido a este mundo; para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.

Les dijo Jesús: Si fuerais ciegos, no tuvierais pecado; mas ahora porque decís: Vemos, por tanto vuestro pecado permanece.

Y respondiendo Jesús, le dice: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dice: Maestro, que reciba la vista.

Esto dicho, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó el lodo sobre los ojos del ciego,

Y cuando los sirios descendieron a él, Eliseo oró al SEÑOR, y dijo: Te ruego que hieras a esta gente con ceguedad. Y los hirió con ceguedad, conforme al dicho de Eliseo.

Oh sordos, oíd; y ciegos, mirad para ver.

Entonces él respondió, y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

el SEÑOR es el que abre los ojos a los ciegos; el SEÑOR, el que endereza a los agobiados; el SEÑOR, el que ama a los justos.

Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.

y le dijo: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que significa, si lo declaras, Enviado). Y fue entonces, y se lavó, y volvió viendo.

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes acerca de vosotros mismos; que la ceguedad en parte aconteció en Israel, para que entre tanto entrara la plenitud de los gentiles;

Y aconteció que acercándose él a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando;

Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,

Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.

En aquel día, dijo el SEÑOR, heriré con aturdimiento a todo caballo, y con locura al que en él sube; mas sobre la Casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.

Del SEÑOR es la salud: Sobre tu pueblo será tu bendición. (Selah.)

El cual engrandece las saludes de su rey, y hace misericordia a su ungido David, y a su simiente, para siempre.

Mas en el Monte de Sion habrá salvamento, y será santidad, y la casa de Jacob, poseerá sus posesiones.

Saliste para salvar a tu pueblo, para salvar con tu Ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, desnudando el cimiento hasta el cuello. Selah.

las mujeres recibieron sus muertos por resurrección, unos fueron estirados, menospreciando la vida, para ganar mejor resurrección.

No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.

De él sin embargo vosotros sois renacidos en Cristo Jesús, el cual nos es hecho de Dios sabiduría, y justicia, y santificación, y redención;

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor?

Tú, oh Dios, eres mi rey: Manda saludes a Jacob.

Mas yo alabándote con voz de confesión te sacrificaré; pagaré lo que prometí. Al SEÑOR sea el salvamento.

En Dios es mi salud y mi gloria; peña de mi fortaleza; mi refugio es en Dios.

Danos socorro en la angustia; porque mentirosa es la salvación del hombre.

Y habló David al SEÑOR las palabras de este cántico, el día que el SEÑOR le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.

No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.