31 Versículos de la Biblia sobre la enojo de las personas
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mas no miró con agrado a Caín y a su ofrenda. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu rostro?
Maldito su furor, que fue fiero; y su ira, que fue dura: Yo los apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel.
No me senté en compañía de burladores, ni me regocijé a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación.
Y el Espíritu de Jehová cayó sobre él, y descendió a Ascalón, e hirió treinta hombres de ellos; y tomando el despojo, dio las mudas de ropa a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se fue a casa de su padre.
Y al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él, y se encendió en ira en gran manera.
Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.
Si él dijere: Está bien, tu siervo tendrá paz; pero si se enojare, sabe que él está determinado a hacer mal.
Y David se disgustó por haber herido Jehová a Uza, y llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.
si el rey comenzare a enojarse, y te dijere: ¿Por qué os acercasteis tanto a la ciudad cuando peleabais? ¿No sabíais lo que suelen arrojar desde el muro?
Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte.
Y vino Acab a su casa, triste y enojado por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió pan.
Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano, y tocará el lugar, y sanará la lepra.
Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
Entonces Nabucodonosor con ira y con enojo mandó que trajesen a Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Y al punto fueron traídos estos varones delante del rey.
Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac, y Abed-nego; por lo cual habló, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo que solían calentarlo.
Y fue que como oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se encolerizó y se enojó en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.
Mas aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, y los amonitas, y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a cerrarse, se encolerizaron mucho;
Por esta causa el rey se enojó, y enfurecido, mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.
Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto santo, y actuará contra éste; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonan el santo pacto.
Pero noticias del oriente y del norte lo estremecerán; y saldrá con grande ira para destruir y matar a muchos.
Herodes entonces, al verse burlado de los sabios, se llenó de ira, y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los sabios.
Y oyéndolo el rey, se indignó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso a fuego su ciudad.
Al ver esto sus discípulos, se indignaron, diciendo: ¿Por qué este desperdicio?
Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y mete acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
Y mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía en él, viendo la ciudad entregada a la idolatría.
Y oyendo esto, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!
