14 Versículo de la Biblia sobre los niños en los milagros de Jesucristo
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Mientras les decía estas cosas, he aquí, vino un oficial {de la sinagoga} y se postró delante de El, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies. Y le rogaba* con insistencia, diciendo: Mi hijita está al borde de la muerte; {te ruego} que vengas y pongas las manos sobre ella para que sane y viva.
Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga; y cayendo a los pies de Jesús le rogaba que entrara a su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de la muerte. Pero mientras El iba, la muchedumbre le apretaba.
Cuando entró Jesús en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden, {les} dijo: Retiraos, porque la niña no ha muerto, sino que está dormida. Y se burlaban de El. Pero cuando habían echado fuera a la gente, El entró y la tomó de la mano; y la niña se levantó.
Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga, y {Jesús} vio* el alboroto, y {a los que} lloraban y se lamentaban mucho. Y entrando les dijo*: ¿Por qué hacéis alboroto y lloráis? La niña no ha muerto, sino que está dormida. Y se burlaban de El. Pero El, echando fuera a todos, tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con El, y entró* donde estaba la niña.Leer más.
Y tomando a la niña por la mano, le dijo*: Talita cum (que traducido significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!). Al instante la niña se levantó y {comenzó a} caminar, pues tenía doce años. Y al momento se quedaron completamente atónitos. Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto; y dijo que le dieran de comer a la niña.
Mientras estaba todavía hablando, vino* alguien de {la casa del} oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Pero cuando Jesús {lo} oyó, le respondió: No temas; cree solamente, y ella será sanada. Y cuando El llegó a la casa, no permitió que nadie entrara con El sino {sólo} Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la muchacha.Leer más.
Todos la lloraban y se lamentaban; pero El dijo: No lloréis, porque no ha muerto, sino que duerme. Y se burlaban de El, sabiendo que ella había muerto. Pero El, tomándola de la mano, clamó, diciendo: ¿Niña, levántate! Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y El mandó que le dieran de comer.
Saliendo Jesús de allí, se retiró a la región de Tiro y de Sidón. Y he aquí, una mujer cananea que había salido de aquella comarca, comenzó a gritar, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada. Pero El no le respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.Leer más.
Y respondiendo El, dijo: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Pero acercándose ella, se postró ante El, diciendo: ¡Señor, socórreme! Y El respondió y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echár{selo} a los perrillos. Pero ella dijo: Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento.
Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa, no quería que nadie {lo} supiera, pero no pudo pasar inadvertido; sino que enseguida, al oír {hablar} de El, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a sus pies. La mujer era gentil, sirofenicia de nacimiento; y le rogaba que echara fuera de su hija al demonio.Leer más.
Y El le decía: Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Pero ella respondió y le dijo*: Es cierto, Señor; {pero} aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos. Y El le dijo: Por esta respuesta, vete; el demonio ha salido de tu hija. Cuando ella volvió a su casa, halló que la niña estaba acostada en la cama, y que el demonio había salido.
Cuando llegaron a la multitud, se le acercó un hombre, que arrodillándose delante de El, dijo: Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Y lo traje a tus discípulos y ellos no pudieron curarlo.Leer más.
Respondiendo Jesús, dijo: ¿Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá. Y Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento.
Y uno de la multitud le respondió: Maestro, te traje a mi hijo que tiene un espíritu mudo, y siempre que se apodera de él, lo derriba, y echa espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. Respondiéndoles {Jesús,} dijo*: ¿Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? ¡Traédmelo!Leer más.
Y se lo trajeron. Y cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho, y {éste,} cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos. {Jesús} preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él respondió: Desde su niñez. Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: `` ¿{Cómo} si tú puedes?" Todas las cosas son posibles para el que cree. Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúda{me en} mi incredulidad. Cuando Jesús vio que se agolpaba una multitud, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: Sal de él y no vuelvas a entrar en él. Y después de gritar y de sacudirlo con terribles convulsiones, salió: y {el muchacho} quedó como muerto, tanto, que la mayoría {de ellos} decían: ¡Está muerto! Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y él se puso en pie.
Y he aquí, un hombre de la multitud gritó, diciendo: Maestro, te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo, y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y {el espíritu} le hace caer con convulsiones, echando espumarajos; y magullándole, a duras penas se aparta de él. Entonces rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, y no pudieron.Leer más.
Respondiendo Jesús, dijo: ¿Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. Cuando éste se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. Y todos estaban admirados de la grandeza de Dios. Mientras todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, {Jesús} dijo a sus discípulos:
Aconteció poco después que {Jesús} fue a una ciudad llamada Naín; y sus discípulos iban con El acompañados por una gran multitud. Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, he aquí, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores.Leer más.
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y {Jesús} dijo: Joven, a ti te digo: ¡Levántate! El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y {Jesús} se lo entregó a su madre.
Entonces vino otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había {allí} cierto oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a su encuentro y {le} suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis.Leer más.
El oficial del rey le dijo*: Señor, baja antes de que mi hijo muera. Jesús le dijo*: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se fue. Y mientras bajaba, sus siervos le salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía. Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar. Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre.
Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos?