18 Versículos de la Biblia sobre orar en voz alta

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en las esquinas de las calles en pie, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo, que ya tienen su salario.

El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.

Tarde y mañana y a mediodía hablo y bramo; y él oirá mi voz.

Masquil de David: Oración que hizo cuando estaba en la cueva. Con mi voz clamaré al SEÑOR, con mi voz pediré misericordia al SEÑOR.

Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay;

El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, por maldición se le contará.

Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió en el Señor.

Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el SEÑOR, mi cuerno es ensalzado en el SEÑOR; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salud.

Y habiendo dicho estas cosas, clamó a gran voz: Lázaro, ven fuera.

Y cerca de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, dió el espíritu.

que decían a alta voz: El Cordero que fue muerto es digno de tomar potencia, y riquezas, y sabiduría, y fortaleza, y honra, y gloria, y bendición.

Entonces dio voces, diciendo: Jesus, Hijo de David, ten misericordia de mí.

si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz;

Y clamaban a alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?

Entonces uno de ellos, como se vio que estaba limpio, volvió, glorificando a Dios a gran voz;

TAU Acérquese mi clamor delante de ti, oh SEÑOR; dame entendimiento conforme a tu palabra.

Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.