'Dijo' en la Biblia
Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y están muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.
Y dijo David a aquel joven que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que Saúl está muerto, y Jonatán su hijo?
Y él me dijo: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita.
Y David dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita.
Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido del SEÑOR?
Entonces llamó David a uno de los jóvenes, y le dijo: Ve, y mátalo. Y él lo hirió, y murió.
Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues que tu boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido del SEÑOR.
(Dijo también que enseñaran el arco a los hijos de Judá. He aquí así está escrito en el libro de la rectitud):
Después de esto aconteció que David consultó al SEÑOR, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y el SEÑOR le respondió: Sube. Y David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón.
Y dijo Abner a Joab: Levántense ahora los jóvenes, y maniobren delante de nosotros. Y Joab respondió: Levántense.
Y Abner miró atrás, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí.
Entonces Abner le dijo: Apartate a la derecha o a la izquierda, y agárrate alguno de los jóvenes, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él.
Y Saúl había tenido una concubina que se llamaba Rizpa, hija de Aja. Y dijo Is-boset a Abner: ¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre?
Y se enojó Abner en gran manera por las palabras de Is-boset, y dijo: ¿Soy yo cabeza de perros respecto de Judá? Yo he hecho hoy misericordia con la casa de Saúl tu padre, con sus hermanos, y con sus amigos, y no te he entregado en las manos de David; ¿y tú me culpas hoy de iniquidad con estamujer?
Y David dijo: Bien; yo haré pacto contigo; mas una cosa te pido, y es que no me vengas a ver sin que primero traigas a Mical la hija de Saúl, cuando vinieres a verme.
Y su marido salió con ella, siguiéndola y llorando hasta Bahurim. Y le dijo Abner: Anda, vuélvete. Entonces él se volvió.
Y dijo Abner a David: Yo me levantaré e iré, y juntaré a mi señor el rey a todo Israel, para que hagan pacto contigo, y tú reines como deseas. David despidió luego a Abner, y él se fue en paz.
Entonces Joab vino al rey, y le dijo: ¿Qué has hecho? He aquí vino Abner a ti; ¿por qué pues dejaste que se fuera?
Cuando David supo después esto, dijo: Limpio estoy yo y mi reino, ante el SEÑOR, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
Entonces dijo David a Joab, y a todo el pueblo que con él estaba: Romped vuestros vestidos, y ceñíos de cilicio, y haced duelo delante de Abner. Y el rey iba detrás del féretro.
Entonces el rey dijo a sus siervos: ¿No sabéis que ha caído hoy en Israel un príncipe, y un gran hombre?
Y David respondió a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón Beerotita, y les dijo: Vive el SEÑOR que ha rescatado mi alma de toda angustia,
Y dijo David aquel día: ¿Quién llegará hasta los canales, y herirá al jebuseo, y a los cojos y ciegos, a los cuales el alma de David aborrece? Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en casa.
Y vino David a Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Rompió el SEÑOR mis enemigos delante de mí, como quien rompe aguas. Y por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim. \'
Y temiendo David al SEÑOR aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca del SEÑOR?
Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un hombre vacío!
dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo moro en casas de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.
Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, que el SEÑOR está contigo.
Ve y di a mi siervo David: Así dijo el SEÑOR: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?
Ahora pues, dirás así a mi siervo David: Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Yo te tomé de la majada, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;
Y entró el rey David, y se sentó delante del SEÑOR, y dijo: Señor DIOS, ¿Quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me traigas hasta aquí?
Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por causa de Jonatán?
Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual cuando lo llamaron que viniera a David, el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
Y el rey dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aun ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
Entonces el rey le dijo: ¿Y ese dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
Y al llegar Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, se postró sobre su rostro, y adoró. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.
Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te haré volver todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás pan a mi mesa perpetuamente.
Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como soy yo?
Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
Y dijo David: Yo haré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la hizo conmigo. Y envió David sus siervos a consolarlo por su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón,
Y dijo: Si los Sirios me fueren superiores, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pudieren más que tú, yo te daré ayuda.
Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviada comida real.
E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
Y David dijo a Urías: Estáte aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente.
Y dijo el mensajero a David: Prevalecieron contra nosotros los varones, que salieron a nosotros al campo, bien que nosotros les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta.
Y David dijo al mensajero: Dirás así a Joab: No tengas pesar de esto, que de igual y semejante manera suele consumir la espada; esfuerza la batalla contra la ciudad, hasta que la derribes. Y tú aliéntale.
Y envió el SEÑOR a Natán ante David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.
Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que el que tal hizo es digno de muerte;
Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel varón. Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl;
Así dijo el SEÑOR: He aquí yo despertaré sobre ti mal de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista de este sol.
Entonces dijo David a Natán: Pequé contra el SEÑOR. Y Natán dijo a David: También el SEÑOR ha remitido tu pecado; no morirás.
Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas así enflaqueciendo? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar la hermana de Absalón mi hermano.
Y Jonadab le dijo: Acuéstate en tu cama, y finge que estás enfermo; y cuando tu padre viniere a visitarte, dile: Te ruego que venga mi hermana Tamar, para que me conforte con alguna comida, y aderece delante de mí alguna vianda, para que viéndola yo, la coma de su mano.
Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo, y vino el rey a visitarle; y dijo Amnón al rey: Yo te ruego que venga mi hermana Tamar, y haga delante de mí dos hojuelas, que coma yo de su mano.
Tomó luego la sartén, y las sacó delante de él; mas él no quiso comer. Y dijo Amnón: Echad fuera de aquí a todos. Y todos se salieron de allí.
Entonces Amnón dijo a Tamar: Trae la comida a la alcoba, para que yo coma de tu mano. Y tomando Tamar las hojuelas que había aderezado, las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.
La aborreció luego Amnón de tan grande aborrecimiento, que el odio con que la aborreció después fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate y vete.
antes llamando a su criado que le servía le dijo: Echame ésta allá fuera, y tras ella cierra la puerta.
Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no pongas tu corazón en este negocio. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.
Y vino Absalón al rey, y le dijo: He aquí, tu siervo tiene ahora esquiladores; yo ruego que venga el rey y sus siervos con tu siervo.
Entonces dijo Absalón: Si no, te ruego que venga con nosotros Amnón mi hermano. Y el rey le respondió: ¿Para qué ha de ir contigo?
Y Jonadab, hijo de Simea hermano de David, habló y dijo: No diga mi señor que han matado a todos los jóvenes hijos del rey, ya que sólo Amnón ha muerto; porque en la boca de Absalón estaba puesto desde el día que Amnón forzó a Tamar su hermana.
Y dijo Jonadab al rey: He allí los hijos del rey que vienen; porque así es como tu siervo ha dicho.
envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te ruego que te enlutes, y te vistas de ropas de luto, y no te unjas con óleo, antes sé como mujer que hace mucho tiempo que trae luto por algún muerto;
Entró pues aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro adoró, y dijo: Oh rey, salve.
Y el rey dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo soy una mujer viuda y mi marido ha muerto.
Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, que yo mandaré acerca de ti.
Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la iniquidad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sin culpa.
Y el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo a mí, que no te tocará más.
Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes del SEÑOR tu Dios, que no dejes a los vengadores \'
Y la mujer dijo: Te ruego que hable tu criada una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla.
Entonces la mujer dijo: ¿Por qué pues piensas tú otro tanto contra el pueblo de Dios? Que hablando el rey esta palabra, es como culpado, por cuanto el rey no hace volver a su fugitivo.
Y que yo he venido ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me ha puesto miedo. Mas tu sierva dijo en si: Hablaré ahora al rey; por ventura hará el rey la palabra de su sierva.
Entonces el rey respondió, y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey.
Y el rey dijo: ¿No ha sido la mano de Joab contigo en todas estas cosas? Y la mujer respondió y dijo: Por la vida de tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras;
Entonces el rey dijo a Joab: He aquí yo hice esto; por tanto ve, y haz volver al joven Absalón.
Y Joab se postró en tierra sobre su rostro, y adoró, y bendijo al rey, y dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío; pues que ha hecho el rey la palabra de su siervo.
Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro. Y Absalón volvió a su casa, y no vio el rostro del rey.
Entonces dijo a sus siervos: Bien sabéis las tierras de Joab junto a mi lugar, donde tiene sus cebadas; id, y prenderles fuego; y los siervos de Absalón prendieron fuego a las tierras.
Se levantó por tanto Joab, y vino a Absalón a su casa, y le dijo: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos a mis tierras?
Y al finalizar un periodo predeterminado de cuarenta años aconteció que Absalón dijo al rey: Yo te ruego me permitas que vaya a Hebrón, a pagar mi voto que he prometido al SEÑOR.
Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos, y huyamos, porque no podremos escapar de otra manera delante de Absalón; daos prisa a andar, no sea que apresurándose él nos alcance, y arroje el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.
Y dijo el rey a Itai, el geteo: ¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuélvete y quédate con el rey; porque tú eres extranjero, y desterrado también de tu lugar.
Entonces David dijo a Itai: Ven pues, y pasa. Y pasó Itai, el geteo, y todos sus varones, y todos sus pequeños.
Pero dijo el rey a Sadoc: Vuelve el arca de Dios a la ciudad; que si yo hallare gracia en los ojos del SEÑOR, él me volverá, y me hará ver a ella y a su tabernáculo.
Dijo aún el rey a Sadoc sacerdote: ¿No eres tú el vidente? Vuélvete en paz a la ciudad; y con vosotros vuestros dos hijos, tu hijo Ahimaas, y Jonatán hijo de Abiatar.
Y dieron aviso a David, diciendo: Ahitofel también está con los que conspiraron con Absalón. Entonces dijo David: Enloquece ahora, oh SEÑOR, el consejo de Ahitofel.
Y le dijo David: Si pasares conmigo, me serás de carga;
Y dijo el rey a Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para la familia del rey, en que suban; los panes y la pasa para que coman los criados, y el vino, para que beban los que se cansaren en el desierto.
Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.
Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.
Entonces Abisai hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Yo te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.
Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Jemini? Dejadle que maldiga, que el SEÑOR se lo ha dicho.
Y aconteció que cuando Husai, el arquita, compañero especial de David llegó a Absalón, le dijo Husai: ¡Viva el rey, viva el rey!
Y Absalón dijo a Husai: ¿Esta es tu misericordia para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?
Entonces dijo Absalón a Ahitofel: Dadnos consejo sobre qué haremos.
Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.