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'Doscientos' en la Biblia

Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.

Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.

Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.

Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.

Y tú has de tomar de las principales especias; de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, y de cálamo aromático doscientos cincuenta,

los contados de ellos, de la tribu de Manasés, treinta y dos mil doscientos.

Su hueste, con los contados de ellos, treinta y dos mil doscientos.

Y los contados de ellos, conforme a la cuenta de todos los varones de un mes arriba, fueron seis mil doscientos;

Y todos los primogénitos varones, conforme a la cuenta de los nombres, de un mes arriba, conforme a su cuenta fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.

Y por los rescates de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel que exceden a los levitas;

los contados de ellos, por sus familias, fueron tres mil doscientos.

y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de nombre;

y tomad cada uno su incensario, y poned sahumerio en ellos, y acercaos delante del SEÑOR cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno con su incensario.

Que la tierra abrió su boca y tragó a ellos y a Coré, cuando aquella compañía murió, cuando consumió el fuego doscientos cincuenta varones, los cuales fueron por ejemplo.

Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.

Mas él devolvió a su madre el dinero, tomó su madre doscientos siclos de plata, y los dio al fundidor; y él le hizo de ellos una imagen de talla y una de fundición, la cual fue puesta en casa de Micaía.

Y Saúl juntó al pueblo, y los reconoció en Telaim, doscientos mil hombres de a pie, y diez mil varones de Judá.

se levantó David, y partió con sus varones, e hirió doscientos hombres de los filisteos; y trajo David los prepucios de ellos, y los entregaron todos al rey, para que él fuera hecho yerno del rey. Y Saúl le dio a su hija Mical por mujer.

Entonces David dijo a sus criados: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada; también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.

Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, y dos cueros de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de harina tostada, y cien hilos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó en asnos;

Y David siguió el alcance con cuatrocientos hombres; porque los doscientos se quedaron, que estaban tan cansados que no pudieron pasar el arroyo de Besor.

Y vino David a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los cuales habían hecho quedar en el arroyo de Besor; y ellos salieron a recibir a David, y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó a la gente, los saludó con paz.

Y cuando se afeitaba la cabeza (lo cual lo afeitaba al fin de cada año, pues le causaba molestia, y por eso se lo afeitaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos según el peso del rey.

Y fueron con Absalón doscientos hombres de Jerusalén por él convidados, los cuales iban en su integridad, sin saber nada.

Y cuando David pasó un poco de la cumbre del monte, he aquí Siba, el criado de Mefi-boset, que lo salía a recibir con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos panes, y cien hilos de pasas, y cien panes de higos secos, y un cuero de vino.

Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro extendido; seiscientos siclos de oro gastó en cada pavés.

Entonces él reconoció a los criados de los príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego reconoció a todo el pueblo, todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.

Y contados por sus genealogías, por sus linajes, los que eran cabezas de sus familias, resultaron veinte mil doscientos hombres valientes de gran valor.

Todos éstos fueron hijos de Jediael, cabezas de sus padres, varones valientes de gran valor, diecisiete mil doscientos que salían a combatir en la guerra.

Todos éstos, escogidos para ser los porteros en las puertas, eran doscientos doce cuando fueron contados por el orden de sus linajes en sus aldeas, a los cuales constituyó en su oficio David y Samuel el vidente.

Y de los hijos de Isacar, doscientos príncipes, entendidos en los tiempos, y sabios de lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.

de los hijos de Merari, Asaías el principal, y sus hermanos, doscientos veinte;

de los hijos de Elizafán, Semaías el principal, y sus hermanos, doscientos;

Y el número de ellos con sus hermanos instruidos en la música del SEÑOR, todos los entendidos, fue doscientos ochenta y ocho.

Y tenía el rey Salomón doscientos cincuenta príncipes de los gobernadores, los cuales presidían en el pueblo.

Hizo también el rey Salomón doscientos paveses de oro de martillo, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado.

con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo; mas el pueblo que venía con él de Egipto, no tenía número; a saber, de libios, suquienos, y etíopes.

Tuvo también Asa ejército que traía escudos y lanzas; de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y flechaban arcos; todos hombres diestros.

después de él, el príncipe Johanán, y con él doscientos ochenta mil;

tras éste, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente al SEÑOR, y con él doscientos mil hombres valientes;

de Benjamín, Eliada, hombre muy poderoso, y con él doscientos mil hombres armados de arco y escudo;

Tomaron también cautivos los hijos de Israel de sus hermanos doscientos mil, mujeres, hijos e hijas, a más de haber saqueado de ellos un gran despojo, el cual trajeron a Samaria.

Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros, doscientos corderos; todo para el holocausto del SEÑOR.

los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós;

los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete;

sin sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.

Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;

Y ofrecieron en la dedicación de esta Casa de Dios cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos como el pecado de todo Israel, doce, conforme al número de las tribus de Israel.

de los hijos de Pahat-moab, Elioenai, hijo de Zeraías, y con él doscientos varones;

de los hijos de Joab, Obadías, hijo de Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones;

y de los netineos, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas, doscientos veinte netineos, todos los cuales fueron declarados por sus nombres.

los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete;

sin sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.

Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus mulos, doscientos cuarenta y cinco;

y sus hermanos, príncipes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,

Todos los levitas en la santa ciudad fueron doscientos ochenta y cuatro.

Mi viña, que es mía, está a mi disposición; los mil {siclos} son para ti, Salomón, y doscientos, para los que guardan su fruto.

Y la ciudad tendrá pastizales: al norte, doscientos cincuenta {codos,} al sur, doscientos cincuenta {codos,} al oriente, doscientos cincuenta {codos,} y al occidente, doscientos cincuenta {codos.}

Y desde el tiempo que fuere quitado el continuo sacrificio hasta la abominación de asolamiento, habrá mil doscientos noventa días.

Respondiendo él, les dijo: Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Qué vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?

Le respondió Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.

Y los otros discípulos vinieron con el navío (porque no estaban lejos de tierra, sino como doscientos codos), trayendo la red de peces.

Y llamados dos centuriones, les mandó que apercibieran doscientos soldados, que fueran hasta Cesarea, y setenta de a caballo con los doscientos lanceros, que lo acompañaran desde la hora tercera de la noche.

Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos sesenta días.

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