'Escuchando' en la Biblia
Y {aquél} dijo: Ciertamente volveré a ti por este tiempo el año próximo; y he aquí, Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara estaba escuchando a la puerta de la tienda que estaba detrás de él.
Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a su hijo Esaú. Y cuando Esaú fue al campo a cazar una pieza para traer {a casa},
Y el hombre que procediere con soberbia, no escuchando al sacerdote que está para ministrar allí delante del SEÑOR tu Dios, o al juez, el tal varón morirá; y quitarás el mal de Israel.
amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Y nunca fue tal día antes ni después de aquel, escuchando el SEÑOR a la voz de un hombre; porque el SEÑOR peleaba por Israel.
Y tampoco oyeron a sus jueces, sino que fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; y se apartaron muy pronto del camino en que anduvieron sus padres escuchando los mandamientos del SEÑOR; mas ellos no lo hicieron así.
¿Por qué te sentaste entre los rediles, escuchando los toques de flauta para los rebaños? Entre las divisiones de Rubén {había} gran escudriñamiento de corazón.
Bendecid al SEÑOR sus ángeles valientes de fuerza, que efectúan su palabra escuchando la voz de su palabra.
escuchando las palabras de mis siervos los profetas que os he enviado repetidas veces, pero no los habéis escuchado,
Escuchando, oí a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme y seré convertido; porque tú eres el SEÑOR mi Dios.
Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: Ve, y di a los varones de Judá, y a los moradores de Jerusalén: ¿Nunca recibiréis castigo escuchando mis palabras? Dijo el SEÑOR.
Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no escuchando así la voz del SEÑOR vuestro Dios,
Y {Jesús,} hablando {a la higuera,} le dijo: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y sus discípulos {le} estaban escuchando.
y no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de El, escuchando {lo que decía.}
Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía.
Pero el Espíritu dice manifiestamente, que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios;