232 casos

'Los' en la Biblia

vino Hananí, uno de mis hermanos, con {algunos} hombres de Judá, y les pregunté por los judíos, los que habían escapado {y} habían sobrevivido a la cautividad, y por Jerusalén.

Y me dijeron: El remanente, los que sobrevivieron a la cautividad allí en la provincia, están en gran aflicción y oprobio, y la muralla de Jerusalén está derribada y sus puertas quemadas a fuego.

que estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche por los hijos de Israel tus siervos, confesando los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

Hemos procedido perversamente contra ti y no hemos guardado los mandamientos, ni los estatutos, ni las ordenanzas que mandaste a tu siervo Moisés.

Acuérdate ahora de la palabra que ordenaste a tu siervo Moisés, diciendo: {``Si} sois infieles, yo os dispersaré entre los pueblos;

pero {si} volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los cumplís, aunque vuestros desterrados estén en los confines de los cielos, de allí los recogeré y los traeré al lugar que he escogido para hacer morar allí mi nombre."

y dije al rey: Viva para siempre el rey. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro cuando la ciudad, lugar de los sepulcros de mis padres, está desolada y sus puertas han sido consumidas por el fuego?

y respondí al rey: Si le place al rey, y si tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la reedifique.

Y dije al rey: Si le agrada al rey, que se me den cartas para los gobernadores {de las provincias} más allá del Río, para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá,

Fui entonces a los gobernadores de más allá del Río y les entregué las cartas del rey. Y el rey había enviado conmigo oficiales del ejército y hombres de a caballo.

Cuando se enteraron Sanbalat horonita y Tobías el oficial amonita, les disgustó mucho que alguien hubiera venido a procurar el bienestar de los hijos de Israel.

Los oficiales no sabían adónde yo había ido ni qué había hecho, ni tampoco se lo había hecho saber todavía a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los oficiales, ni a los demás que hacían la obra.

Entonces el sumo sacerdote Eliasib se levantó con sus hermanos los sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron y asentaron sus hojas. Consagraron la muralla hasta la torre de los Cien {y} hasta la torre de Hananeel.

Y junto a él edificaron los hombres de Jericó, y a su lado edificó Zacur, hijo de Imri.

La puerta del Pescado la edificaron los hijos de Senaa; colocaron sus vigas y asentaron sus hojas, sus cerrojos y sus barras.

A su lado hicieron también reparaciones los tecoítas, pero sus nobles no apoyaron la obra de sus señores.

A su lado hizo reparaciones Uziel, hijo de Harhaía, de los orfebres; y junto a él hizo reparaciones Hananías, uno de los perfumistas; ellos restauraron a Jerusalén hasta la muralla Ancha.

Hanún y los habitantes de Zanoa repararon la puerta del Valle. La edificaron y asentaron sus hojas con sus cerrojos y sus barras, y mil codos de la muralla hasta la puerta del Muladar.

Después de él hizo reparaciones Nehemías, hijo de Azbuc, oficial de la mitad del distrito de Bet-sur, hasta {un punto} frente a los sepulcros de David, hasta el estanque artificial y hasta la casa de los valientes.

Tras él hicieron reparaciones los levitas {bajo} Rehum, hijo de Bani. Junto a él Hasabías, oficial de la mitad del distrito de Keila, hizo reparaciones por su distrito.

Y después de él hicieron reparaciones los sacerdotes, los hombres del valle.

Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel {hicieron reparaciones} hasta el frente de la puerta de las Aguas, hacia el oriente y hasta la torre sobresaliente.

Después de ellos los tecoítas repararon otra sección frente a la gran torre sobresaliente y hasta el muro de Ofel.

Más arriba de la puerta de los Caballos, los sacerdotes hicieron reparaciones cada uno frente a su casa.

Después de él, Malquías, uno de los orfebres, hizo reparaciones hasta la casa de los sirvientes del templo y de los mercaderes, frente a la puerta de la Inspección y hasta el aposento alto de la esquina.

Y los orfebres y los mercaderes hicieron reparaciones entre el aposento alto de la esquina y la puerta de las Ovejas.

Y sucedió que cuando Sanbalat se enteró de que estábamos reedificando la muralla, se enfureció y se enojó mucho. Y burlándose de los judíos,

habló en presencia de sus hermanos y de los ricos de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿{La} restaurarán para sí mismos? ¿Podrán ofrecer sacrificios? ¿Terminarán en un día? ¿Harán revivir las piedras de los escombros polvorientos, aun las quemadas?

No perdones su iniquidad, ni su pecado sea borrado de delante de ti, porque han desmoralizado a los que edifican.

Aconteció que cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod se enteraron que continuaba la reparación de las murallas de Jerusalén, que las brechas comenzaban a ser cerradas, se enojaron mucho.

Pero se decía en Judá: Desfallecen las fuerzas de los cargadores, y queda mucho escombro; nosotros no podemos reedificar la muralla.

Y nuestros enemigos decían: No sabrán ni verán hasta que entremos en medio de ellos y los matemos y hagamos cesar la obra.

Y sucedió que cuando los judíos que habitaban cerca de ellos vinieron y nos dijeron diez veces: Subirán contra nosotros de todo lugar adonde os volváis,

entonces aposté {hombres} en las partes más bajas del lugar, detrás de la muralla y en los sitios descubiertos; aposté al pueblo por familias con sus espadas, sus lanzas y sus arcos.

Cuando vi {su temor,} me levanté y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: No les tengáis miedo; acordaos del Señor, que es grande y temible, y luchad por vuestros hermanos, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestras mujeres y vuestras casas.

Y sucedió que desde aquel día la mitad de mis hombres trabajaban en la obra mientras que la otra mitad portaba las lanzas, los escudos, los arcos y las corazas; y los capitanes {estaban} detrás de toda la casa de Judá.

Los que reedificaban la muralla y los que llevaban cargas llevaban la carga en una mano trabajando en la obra, y en la otra empuñaban un arma.

Cada uno de los que reedificaban tenía ceñida al lado su espada mientras edificaba. El que tocaba la trompeta {estaba} junto a mí.

Y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y estamos separados en la muralla, lejos el uno del otro.

Ni yo, ni mis hermanos, ni mis sirvientes, ni los hombres de la guardia que me seguían, ninguno de nosotros se quitó la ropa; cada uno {llevaba} su arma en la mano.

Se rebeló mi corazón dentro de mí, y contendí con los nobles y con los oficiales y les dije: Estáis cobrando usura cada uno a su hermano. Y congregué contra ellos una gran asamblea.

Entonces ellos dijeron: {Lo} devolveremos y no les exigiremos nada; haremos tal como has dicho. Y llamé a los sacerdotes y les hice jurar que harían conforme a esta promesa.

También sacudí los pliegues de mi manto y dije: Así sacuda Dios de su casa y de sus bienes a todo hombre que no cumpla esta promesa; así sea sacudido y despojado. Y toda la asamblea dijo: ¡Amén! Y alabaron al SEÑOR. Entonces el pueblo hizo conforme a esta promesa.

Pero los gobernadores anteriores que me precedieron gravaban al pueblo y tomaban de ellos cuarenta siclos de plata además del pan y del vino; también sus sirvientes oprimían al pueblo. Pero yo no hice así, a causa del temor de Dios.

Y había a mi mesa ciento cincuenta judíos y oficiales, sin contar los que vinieron a nosotros de las naciones que nos rodeaban.

Y aconteció que cuando se les informó a Sanbalat, a Tobías, a Gesem el árabe y a los demás enemigos nuestros que yo había reedificado la muralla y que no quedaba ninguna brecha en ella, aunque en aquel tiempo yo no había asentado todavía las hojas en las puertas,

En ella estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu dice, que tú y los judíos estáis tramando rebelaros; por eso reedificas la muralla. Y según estos informes tú vas a ser su rey.

Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat conforme a estas obras suyas, también de la profetisa Noadías y de los demás profetas que estaban atemorizándome.

También en aquellos días iban muchas cartas de los nobles de Judá a Tobías, y de Tobías venían {cartas} a ellos.

Aconteció que cuando la muralla fue reedificada y había yo asentado las puertas y habían sido designados los porteros, los cantores y los levitas,

y les dije: No se abrirán las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y estando todavía los porteros en sus puestos, se cerrarán y atrancarán las puertas. Designad también guardias de los habitantes de Jerusalén, unos en su {puesto de} guardia, y otros delante de su casa.

Entonces mi Dios puso en mi corazón reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo para que fueran inscritos por genealogías. Y encontré el libro de la genealogía de los que habían subido primero, y hallé escrito en él:

Estos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, {aquellos} que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad,

los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana. El número de hombres del pueblo de Israel:

los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos;

los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos dieciocho;

los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y cinco;

los hijos de Azgad, dos mil trescientos veintidós;

los hijos de Bigvai, dos mil sesenta y siete;

los hombres de Belén y Netofa, ciento ochenta y ocho;

los hombres de Bet-azmavet, cuarenta y dos;

los hombres de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres;

los hombres del otro Nebo, cincuenta y dos;

los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro;

los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veintiuno;

los hijos de Senaa, tres mil novecientos treinta.

Los sacerdotes: los hijos de Jedaías de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres;

los hijos de Imer, mil cincuenta y dos;

los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete;

Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.

Los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho.

Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,

los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,

los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai,

los hijos de Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar,

los hijos de Reaía, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda,

los hijos de Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Paseah,

los hijos de Besai, los hijos de Mehunim, los hijos de Nefisesim,

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso