'Nave' en la Biblia
Y el pórtico delante de la nave del templo {tenía} veinte codos de largo, conforme al ancho de la casa, {y} su ancho al frente de la casa {era} de diez codos.
Junto a la pared de la casa edificó pisos alrededor de las paredes de la casa, tanto de la nave como del santuario interior, e hizo cámaras laterales en derredor.
La casa, es decir, la nave delante del {santuario interior} tenía cuarenta codos {de largo.}
Hizo además para la entrada de la nave postes cuadrangulares de madera de olivo,
Erigió, pues, las columnas en el pórtico de la nave; erigió la columna derecha y la llamó Jaquín, y erigió la columna izquierda y la llamó Boaz.
las copas, las despabiladeras, los tazones, las cucharas y los incensarios de oro puro; y los goznes para las puertas de la casa interior, el lugar santísimo, y para las puertas de la casa, {es decir,} de la nave, {también} de oro.
y las despabiladeras, los tazones, las cucharas y los incensarios de oro puro. La entrada de la casa, sus puertas interiores para el lugar santísimo y las puertas de la casa para la nave {eran también} de oro.
Porque allí, el Majestuoso, el SEÑOR, {será} para nosotros lugar de ríos {y} de anchos canales, por donde no andará embarcación de remos, ni nave potente por él pasará.
Entonces me llevó a la nave y midió los pilares; seis codos de ancho por un lado y seis codos de ancho por el otro {era} la anchura de cada pilar.
Y la anchura de la entrada {era} de diez codos, y los lados de la entrada {eran} de cinco codos por un lado y cinco codos por el otro. Midió la longitud {de la nave y tenía} cuarenta codos, y la anchura, veinte codos.
Midió su longitud {y tenía} veinte codos, y la anchura, veinte codos delante de la nave. Entonces él me dijo: Este es el {lugar} santísimo.
Midió la longitud del edificio a lo largo del frente de la zona separada {que había} detrás de él, con una galería a cada lado, {y era} de cien codos; también {midió} la nave interior y los pórticos del atrio.
Desde el suelo hasta encima de la entrada {había} esculpidos querubines y palmeras, así como {en} la pared de la nave.
Los postes de la nave eran cuadrados, también {los} del frente del santuario; el aspecto de uno {era} como el aspecto del otro.
La nave y el santuario tenían puertas dobles.
También estaban esculpidos en ellas, en las puertas de la nave, querubines y palmeras como los esculpidos en las paredes; y {había} un portal de madera en la fachada del vestíbulo por el exterior.
Entonces nosotros, adelantándonos a {tomar} la nave, zarpamos para Asón, con el propósito de recoger allí a Pablo, pues así lo había decidido, deseando ir por tierra {hasta Asón.}
Cuando avistamos Chipre, dejándola a la izquierda, navegamos hacia Siria, y desembarcamos en Tiro porque la nave debía dejar su cargamento allí.
Y embarcándonos en una nave adramitena que estaba para zarpar hacia las regiones de la costa de Asia, nos hicimos a la mar acompañados por Aristarco, un macedonio de Tesalónica.
Allí el centurión halló una nave alejandrina que iba para Italia, y nos embarcó en ella.
diciéndoles: Amigos, veo que de seguro este viaje va a ser con perjuicio y graves pérdidas, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras vidas.
y siendo azotada la nave, y no pudiendo hacer frente al viento nos abandonamos {a él} y nos dejamos llevar a la deriva.
Después que lo alzaron, usaron amarras para ceñir la nave; y temiendo encallar en {los bancos} de Sirte, echaron el ancla flotante y se abandonaron a la deriva.
y al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos de la nave.
Como los marineros trataban de escapar de la nave y habían bajado el esquife al mar, bajo pretexto de que se proponían echar las anclas desde la proa,
Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros.
En total éramos en la nave doscientas setenta y seis personas.
Una vez saciados, aligeraron la nave arrojando el trigo al mar.
Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero podían distinguir una bahía que tenía playa, y decidieron lanzar la nave hacia ella, si les era posible.
Pero chocando contra un escollo donde se encuentran dos corrientes, encallaron la nave; la proa se clavó y quedó inmóvil, pero la popa se rompía por la fuerza {de las olas.}
y que los demás {siguieran,} algunos en tablones, y otros en diferentes objetos de la nave. Y así sucedió que todos llegaron salvos a tierra.
Después de tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, y que tenía por insignia a los Hermanos Gemelos.