'Nuestro' en la Biblia
No hay santo como el SEÑOR; En verdad, no hay otro fuera de Ti, Ni hay roca como nuestro Dios.
Cuando los hombres de Asdod vieron lo que les sucedía, dijeron: ``El arca del Dios de Israel no debe quedar con nosotros, pues su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios."
Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y sucedió que cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los Ecronitas clamaron y dijeron: ``Han traído el arca del Dios de Israel hasta nosotros para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo."
Por tanto, mandaron a reunir a todos los príncipes de los Filisteos, y les dijeron: ``Saquen de aquí el arca del Dios de Israel, y que vuelva a su sitio, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo." Porque había un pánico mortal por toda la ciudad; la mano de Dios se hizo muy pesada allí.
Entonces los Israelitas dijeron a Samuel: ``No dejes de clamar al SEÑOR nuestro Dios por nosotros, para que El nos libre de la mano de los Filisteos."
a fin de que seamos como todas las naciones, para que nuestro rey nos juzgue, salga delante de nosotros y dirija nuestras batallas."
Y el criado volvió a responder a Saúl: ``Aquí tengo la cuarta parte de un siclo (unos tres gramos) de plata; se {lo} daré al hombre de Dios, y él nos indicará nuestro camino."
"Si nos dicen: `Esperen hasta que lleguemos a ustedes,' entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos a ellos.
ordena ahora nuestro señor a sus siervos que están delante de usted, que busquen un hombre que sepa tocar el arpa, y cuando el espíritu malo de parte de Dios esté sobre usted, él tocará con su mano y le pondrá bien."
Pero uno de los criados avisó a Abigail, mujer de Nabal: ``David envió mensajeros desde el desierto a saludar a nuestro señor, pero él los ha tratado mal.
"Ahora pues, reflexione y mire lo que ha de hacer, porque el mal {ya} está determinado contra nuestro señor y contra toda su casa, y él es un hombre tan indigno que nadie puede hablarle."
Pero los jefes de los Filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: ``Haz que ese hombre se vaya, y regrese al lugar que le asignaste, y no le permitas que descienda a la batalla con nosotros, no sea que en la batalla se convierta en nuestro adversario. Pues, ¿con qué podría hacerse él aceptable a su señor? ¿No {sería} con las cabezas de estos hombres?