'Que' en la Biblia
Pablo, siervo de Dios, y apóstol de Jesús el Cristo, según la fe de los escogidos de Dios, y el conocimiento de la verdad que es según la piedad,
para la esperanza de la vida eterna, la cual prometió el Dios, que no puede mentir, antes de los tiempos de los siglos,
y la manifestó a su tiempo: Es su palabra por la predicación, que me es a mí encomendada por mandamiento de nuestro Salvador Dios;
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieras lo que falta, y pusieras ancianos por las villas, así como yo te mandé;
el que fuere irreprensible, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no pueden ser acusados de disolución, ni contumaces.
Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como dispensador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no heridor, no codicioso de ganancias deshonestas;
retenedor de la doctrina conforme a la fiel palabra, para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradicen.
Porque hay aún muchos contumaces, y habladores de vanidades, y engañadores (de las almas), mayormente los que son de la circuncisión,
A los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras; enseñando lo que no conviene, por ganancia deshonesta.
Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe,
no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas.
Pero tú, habla lo que conviene a la sana doctrina:
Que los viejos sean templados, venerables, prudentes, sanos en la fe, en la caridad, en la tolerancia.
Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en {su} conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno,
que enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos,
a que sean templadas, castas, que tengan buen cuidado de la casa, excelentes, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean templados;
palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo ningún mal que decir de vosotros.
Exhorta a los siervos a que sean sujetos a sus señores, que agraden en todo, no respondones;
en nada defraudando, antes mostrando toda buena lealtad, para que adornen en todo la doctrina de nuestro Salvador Dios.
Porque la gracia de Dios que trae salvación, se manifestó a todos los hombres.
Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, justa, y píamente,
Que se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, seguidor de buenas obras.
Esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.
Amonéstales que se sujeten a los príncipes y potestades, que persuadan a los que tienen autoridad, que estén prontos a toda buena obra.
Que a nadie infamen, que no sean pendencieros, sino modestos, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.
no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia, nos salvó por el lavamiento de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo;
que El derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador,
para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna.
La palabra es fiel, y esto quiero que afirmes que los que creen a Dios procuren conducirse en buenas obras. Esto es lo bueno y útil a los hombres.
Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, deséchalo,
estando cierto que el tal es trastornado, y peca, siendo condenado de su propio juicio.
A Zenas doctor de la ley, y a Apolos, envía delante, procurando que nada les falte.
Y aprendan asimismo los nuestros a conducirse en buenas obras para los usos necesarios, para que no sean inútiles.
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (817)
- Éxodo (549)
- Levítico (471)
- Números (546)
- Deuteronomio (652)
- Josué (339)
- Jueces (376)
- Rut (64)
- 1 Samuel (544)
- 2 Samuel (419)
- 1 Reyes (492)
- 2 Reyes (441)
- 1 Crónicas (277)
- 2 Crónicas (449)
- Esdras (123)
- Nehemías (170)
- Ester (122)
- Job (480)
- Salmos (917)
- Proverbios (394)
- Eclesiastés (158)
- Cantares (55)
- Isaías (706)
- Jeremías (848)
- Lamentaciones (66)
- Ezequiel (679)
- Daniel (216)
- Oseas (70)
- Joel (21)
- Amós (81)
- Abdías (10)
- Jonás (25)
- Miqueas (56)
- Nahúm (22)
- Habacuc (26)
- Sofonías (22)
- Hageo (15)
- Zacarías (115)
- Malaquías (38)
- Mateo (615)
- Marcos (404)
- Lucas (738)
- Juan (572)
- Hechos (669)
- Romanos (307)
- 1 Corintios (295)
- 2 Corintios (184)
- Gálatas (106)
- Efesios (94)
- Filipenses (77)
- Colosenses (60)
- 1 Tesalonicenses (64)
- 2 Tesalonicenses (38)
- 1 Timoteo (82)
- 2 Timoteo (53)
- Tito (36)
- Filemón (16)
- Hebreos (208)
- Santiago (76)
- 1 Pedro (79)
- 2 Pedro (44)
- 1 Juan (93)
- 2 Juan (10)
- 3 Juan (10)
- Judas (17)
- Apocalipsis (289)