126 casos

'Te' en la Biblia

Al cabo de tres días Faraón te hará levantar cabeza, y te restituirá a tu puesto: y darás la copa a Faraón en su mano, como solías cuando eras su copero.

Acuérdate, pues, de mí cuando tuvieres ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa:

Dijo más Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.

Y Rubén habló a su padre, diciendo: Harás morir a mis dos hijos, si no te lo volviere; entrégalo en mi mano, que yo lo volveré a ti.

Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento:

Yo seré fiador; a mí me pedirás cuenta de él: si yo no te lo volviere y lo pusiere delante de ti, seré para ti el culpable todos los días:

He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?

Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay señor mío, te ruego que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres como Faraón.

Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo volviere, entonces yo seré culpable ante mi padre todos los días.

Te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.

Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas:

Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes:

Dijeron además a Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán: por tanto, te rogamos ahora que habiten tus siervos en la tierra de Gosén.

Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad; te ruego que no me entierres en Egipto;

y me dijo: He aquí, yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones: y daré esta tierra a tu simiente después de ti por heredad perpetua.

Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos:

Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Dios te haga como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín delante de Manasés.

Y yo te he dado a ti una parte sobre tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco.

Inestable como las aguas, no serás el principal; por cuanto subiste al lecho de tu padre: Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado.

Judá, te alabarán tus hermanos: Tu mano en la cerviz de tus enemigos: Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.

Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, y por el Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y de la matriz.

Y Faraón dijo: Ve, y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.

Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.

Reina Valera Gómez (© 2010)