17 casos

'Anatot' en la Biblia

a Anatot con sus ejidos, a Almón con sus ejidos: cuatro villas.

El sacerdocio, en OTCuatro ciudades

Abiezer de Anatot, Mebunai de Husa;

Y a Abiatar sacerdote dijo el rey: Vete a Anatot a tus heredades, que tú eres digno de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor DIOS delante de David mi padre, y además has sido trabajado en todas las cosas en que fue trabajado mi padre.

El sufrimiento, el malestarEl Arca en Jerusalénla muerte merecida

Y de la tribu de Benjamín, a Geba, con sus ejidos, y a Alemet con sus ejidos, y a Anatot con sus ejidos. Todas sus ciudades fueron trece ciudades, repartidas por sus linajes.

Trece

Los hijos de Bequer: Zemira, Joás, Eliezer, Elioenai, Omri, Jerimot, Abías, Anatot y Alamet; todos estos fueron hijos de Bequer.

en Anatot, Nob, Ananías;

Grita en alta voz, hija de Galim; Lais haz que te oiga la pobre Anatot.

Hijas

Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.

El sacerdocio, en OT

Por tanto, así dijo el SEÑOR acerca de los varones de Anatot, que buscan tu alma, diciendo: No profetices en nombre del SEÑOR, y no morirás a nuestras manos;

Matar a los profetasLa profecía amordazadaIntentar matar a personas específicas

y no quedará remanente de ellos; porque yo traeré mal sobre los varones de Anatot, año de su visitación.

AñosNo hay sobrevivientesque Dios causará daño

¿Y ahora por qué no reprendiste a Jeremías de Anatot, por profetizar falsamente a nosotros?

He aquí que Hanameel, hijo de Salum tu tío, viene a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot; porque tú tienes derecho a ella para comprarla.

las relaciones y las citas

Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra del SEÑOR, al patio de la guarda, y me dijo: Compra ahora mi heredad que está en Anatot, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti compete la redención; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra del SEÑOR.

NegociaciónLa redención, en la vida cotidiana

Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero: siete siclos y diez monedas de plata.

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