'Cincuenta' en la Biblia
Y el peso de los clavos fue de cincuenta siclos de oro. Cubrió también de oro las salas.
Y tenía Salomón doscientos cincuenta principales de los gobernadores, los cuales mandaban en aquella gente.
Porque Hiram le había enviado navíos por mano de sus siervos, y marineros diestros en el mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y tomaron de allá cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
Dieciséis años tenía Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolía, de Jerusalén.
Doce años tenía Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén.
Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis.
Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro.
Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis.
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
Los hijos de Delaías, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.
de los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la línea de varones, ciento cincuenta;
de los hijos de Adín, Ebed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones;
Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y vasos de plata por cien talentos, y cien talentos de oro;
Además ciento cincuenta hombres de los judíos y magistrados, y los que venían a nosotros de las naciones que están en nuestros alrededores.
Así que el muro fue terminado el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.
Los hijos de Ara, seiscientos cincuenta y dos.
Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
Los hijos de Adín, seiscientos cincuenta y cinco.
Los varones del otro Nebo, cincuenta y dos.
Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro.
Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.
Y algunos de los príncipes de las familias dieron para la obra. El Tirsata dio para el tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras sacerdotales.
Y le dijo Zeres su esposa, y todos sus amigos: Hagan una horca alta de cincuenta codos, y mañana di al rey que cuelguen a Mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al banquete. Y el consejo agradó a Amán, e hizo preparar la horca.
Y dijo Harbona, uno de los eunucos de delante del rey: He aquí también la horca de cincuenta codos de altura que hizo Amán para Mardoqueo, el cual había hablado bien por el rey, está en casa de Amán. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.
al capitán de cincuenta y al hombre de respeto, al consejero, al artífice excelente y al hábil orador.
Y desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente de la entrada de la puerta interior, cincuenta codos.
Y sus cámaras eran tres de un lado, y tres del otro, y sus postes y sus arcos eran como la medida de la puerta primera; cincuenta codos su longitud, y veinticinco su anchura.
Y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor, como las otras ventanas; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.
Y sus cámaras, y sus postes y sus arcos, eran conforme a estas medidas; y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos la anchura.
Y eran sus cámaras, y sus postes, y sus arcos, conforme a estas medidas; y tenía sus ventanas y sus arcos alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y la anchura de veinticinco codos.
Sus cámaras, y sus postes, y sus arcos, y sus ventanas alrededor; la longitud era de cincuenta codos, y de veinticinco codos el ancho.
Por delante de la puerta del norte su longitud era de cien codos, y la anchura de cincuenta codos.
Y el muro que estaba afuera enfrente de las cámaras, hacia el atrio exterior enfrente de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo.
Porque la longitud de las cámaras del atrio de afuera era de cincuenta codos; y delante de la fachada del templo había cien codos.
De esto serán para el santuario quinientas cañas de longitud, y quinientas de ancho, en cuadro alrededor; y cincuenta codos en derredor para sus ejidos.
Y el ejido de la ciudad será al norte de doscientas cincuenta cañas, y al sur de doscientas cincuenta, y al oriente de doscientas cincuenta, y de doscientas cincuenta al occidente.
Antes que fuesen estas cosas, venían al montón de veinte, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros del lagar, y había veinte.
Y se sentaron por grupos, de cien en cien, y de cincuenta en cincuenta.
Un acreedor tenía dos deudores; el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta.
Y él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, y siéntate pronto, y escribe cincuenta.
Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Simón Pedro subió, y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y siendo tantos, la red no se rompió.
Y después de esto, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel.
Asimismo muchos de los que habían practicado la magia, trajeron sus libros, y los quemaron delante de todos; y contando el precio de ellos, se halló ser cincuenta mil piezas de plata.