'Fueron' en la Biblia
Entonces Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim a dos espías diciéndoles: ``Vayan, reconozcan la tierra, especialmente Jericó." Fueron, pues, y entraron en la casa de una ramera que se llamaba Rahab, y allí se hospedaron.
"Los hombres salieron {a la hora de} cerrar la puerta, al oscurecer. No sé adónde fueron. Vayan de prisa tras ellos, que los alcanzarán."
Rahab respondió: ``Conforme a lo que ustedes han dicho, así sea." Y los envió. Ellos se fueron, y ella ató el cordón escarlata a la ventana.
Los espías se fueron y llegaron a la región montañosa. Allí permanecieron por tres días, hasta que los perseguidores regresaron. Los perseguidores {los} habían buscado por todo el camino, pero no {los} habían encontrado.
Y Josué dijo a los sacerdotes: ``Tomen el arca del pacto y pasen delante del pueblo." Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.
las aguas que venían de arriba se detuvieron {y} se elevaron en un montón, a una gran distancia en Adam, la ciudad que está al lado de Saretán. Las aguas que descendían hacia el mar de Arabá, el Mar Salado, fueron cortadas completamente. Así el pueblo pasó {hasta estar} frente a Jericó.
Porque todos los del pueblo que salieron fueron circuncidados, pero todos los del pueblo que nacieron en el desierto, por el camino, después de salir de Egipto, no habían sido circuncidados.
Pero los Israelitas fueron infieles en cuanto a las cosas dedicadas al anatema (a la destrucción), porque Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó de las cosas dedicadas al anatema. Entonces la ira del SEÑOR se encendió contra los Israelitas.
Josué envió emisarios, que fueron corriendo a la tienda y hallaron {el manto} escondido en su tienda con la plata debajo.
Josué los envió, y fueron al lugar de la emboscada y se quedaron entre Betel (Casa de Dios) y Hai, al occidente de Hai; pero Josué pasó la noche entre el pueblo.
ellos usaron de astucia y fueron como embajadores, y llevaron alforjas viejas sobre sus asnos, y odres de vino viejos, rotos y remendados,
Y los jefes les dijeron: ``Déjenlos vivir." Y ellos fueron leñadores y aguadores para toda la congregación, tal como los jefes les habían dicho.
Y ellos respondieron a Josué: ``Porque ciertamente tus siervos fueron informados de que el SEÑOR tu Dios había ordenado a Su siervo Moisés que les diera toda la tierra, y que destruyera a todos los habitantes de la tierra delante de ustedes. Por tanto, temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de ustedes, y hemos hecho esto.
Mientras huían delante de Israel, {cuando} estaban en la bajada de Bet Horón, el SEÑOR arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca y murieron. Y {fueron} más los que murieron por las piedras del granizo que los que mataron a espada los Israelitas.
Cuando Josué y los Israelitas terminaron de herirlos con gran matanza, hasta que fueron destruidos, y los sobrevivientes que de ellos quedaron habían entrado en las ciudades fortificadas,
También la mitad de Galaad con Astarot y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán, {fueron} para los hijos de Maquir, hijo de Manasés, para la mitad de los hijos de Maquir conforme a sus familias.
Las ciudades al extremo de la tribu de los hijos de Judá, hacia la frontera de Edom en el sur, fueron: Cabseel, Edar, Jagur,
{junto} con las ciudades que fueron apartadas para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de Manasés, todas las ciudades con sus aldeas.
Pero los de Efraín no expulsaron a los Cananeos que habitaban en Gezer. Por tanto, los Cananeos habitan en medio de Efraín hasta hoy, pero fueron sometidos a trabajos forzados.
Los hombres fueron y recorrieron la tierra, la describieron por ciudades en siete partes en un libro, y vinieron a Josué en el campamento en Silo.
Estas fueron las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las casas de las tribus de los Israelitas repartieron por suertes en Silo, en presencia del SEÑOR, a la entrada de la tienda de reunión. Así terminaron de repartir la tierra.
Estas fueron las ciudades designadas para todos los Israelitas y para el extranjero que resida entre ellos, para que cualquiera que hubiera matado a cualquier persona sin intención, pudiera huir allí, y no muriera a mano del vengador de la sangre hasta que hubiera comparecido ante la congregación.
Fueron para los hijos de Aarón, una de las familias de los Coatitas, de los hijos de Leví, porque la suerte {fue} de ellos primero.
Las ciudades de la tribu de Efraín fueron dadas por suerte a las familias de los hijos de Coat, los Levitas, el resto de los hijos de Coat.
Todas las ciudades con sus tierras de pasto para las familias del resto de los hijos de Coat fueron diez.
Todas {estas fueron} las ciudades de los hijos de Merari conforme a sus familias, el resto de las familias de los Levitas y su suerte {fue} doce ciudades.
Todas las ciudades de los Levitas en medio de la posesión de los Israelitas {fueron} cuarenta y ocho ciudades con sus tierras de pasto.
Josué los bendijo y los despidió, y ellos se fueron a sus tiendas.
Los huesos de José, que los Israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquem, en la parcela de campo que Jacob había comprado a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por 100 monedas de plata. Y pasaron a ser posesión de los hijos de José.