'Israelitas' en la Biblia
``Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que Yo les doy a los Israelitas.
Pero le dieron {este} aviso al rey de Jericó: ``Unos hombres de los Israelitas han venido aquí esta noche para reconocer toda la tierra."
Josué se levantó muy de mañana; y él y todos los Israelitas salieron de Sitim y llegaron al Jordán. Allí acamparon antes de cruzar.
Entonces Josué dijo a los Israelitas: ``Acérquense y oigan las palabras del SEÑOR su Dios."
Josué llamó a los doce hombres que había señalado de entre los Israelitas, uno de cada tribu;
y Josué les dijo: ``Pasen delante del arca del SEÑOR su Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los Israelitas.
entonces les responderán: `Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas delante del arca del pacto del SEÑOR. Cuando ésta pasó el Jordán, las aguas del Jordán quedaron cortadas.' Así que estas piedras servirán como recuerdo a los Israelitas para siempre."
Así lo hicieron los Israelitas, tal como Josué ordenó, y alzaron doce piedras de en medio del Jordán, como el SEÑOR dijo a Josué, según el número de las tribus de los Israelitas. Las llevaron consigo al lugar donde acamparon y allí las depositaron.
Los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron en orden de batalla delante de los Israelitas, tal como Moisés les había dicho.
Entonces habló a los Israelitas: ``Cuando sus hijos pregunten a sus padres el día de mañana: ` ¿Qué significan estas piedras?'
Cuando todos los reyes de los Amorreos que {estaban} al otro lado del Jordán hacia el occidente, y todos los reyes de los Cananeos que {estaban} junto al mar, oyeron cómo el SEÑOR había secado las aguas del Jordán delante de los Israelitas hasta que ellos habían pasado, sus corazones se acobardaron, y ya no había ánimo en ellos a causa de los Israelitas.
En aquel tiempo el SEÑOR dijo a Josué: ``Hazte cuchillos de pedernal y vuelve a hacer la circuncisión, por segunda vez, a los Israelitas."
Entonces Josué hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los Israelitas en la colina de Aralot.
Pues los Israelitas anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que pereció toda la nación, {es decir,} los hombres de guerra que salieron de Egipto, porque no escucharon la voz del SEÑOR. A ellos el SEÑOR les juró que no les permitiría ver la tierra que el SEÑOR había jurado a sus padres que nos daría, una tierra que mana leche y miel.
Estando los Israelitas acampados en Gilgal, celebraron la Pascua en la noche del día catorce del mes en los llanos de Jericó.
El maná cesó el día después que habían comido del producto de la tierra, y los Israelitas no tuvieron más maná, sino que comieron del producto de la tierra de Canaán durante aquel año.
Jericó estaba muy bien cerrada por miedo a los Israelitas. Nadie salía ni entraba.
Pero los Israelitas fueron infieles en cuanto a las cosas dedicadas al anatema (a la destrucción), porque Acán, hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó de las cosas dedicadas al anatema. Entonces la ira del SEÑOR se encendió contra los Israelitas.
"No pueden, pues, los Israelitas hacer frente a sus enemigos. Vuelven la espalda delante de sus enemigos porque se han convertido en anatema. No estaré más con ustedes a menos que destruyan las cosas dedicadas al anatema de en medio de ustedes.
Los sacaron de la tienda y los llevaron a Josué y a todos los Israelitas, y los pusieron delante del SEÑOR.
tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado a los Israelitas, como está escrito en el Libro de la Ley de Moisés, un altar de piedras sin labrar, sobre las cuales nadie había alzado {herramienta} de hierro. Sobre él ofrecieron holocaustos al SEÑOR y sacrificaron ofrendas de paz.
Allí, sobre las piedras, Josué escribió una copia de la ley que Moisés había escrito, en presencia de los Israelitas.
Pero sucedió que después de tres días de haber hecho pacto con ellos, los Israelitas se enteraron de que eran vecinos y que habitaban en su tierra.
Entonces salieron los Israelitas, y al tercer día llegaron a sus ciudades. Sus ciudades {eran} Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat Jearim.
Los Israelitas no los mataron porque los jefes de la congregación les habían hecho un juramento por el SEÑOR, Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los jefes.
Y así hizo él con ellos, y los libró de las manos de los Israelitas, y {éstos} no los mataron.
``Suban a mí y ayúdenme, y ataquemos a Gabaón, porque ha hecho paz con Josué y con los Israelitas."
Mientras huían delante de Israel, {cuando} estaban en la bajada de Bet Horón, el SEÑOR arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca y murieron. Y {fueron} más los que murieron por las piedras del granizo que los que mataron a espada los Israelitas.
Entonces Josué habló al SEÑOR el día en que el SEÑOR entregó a los Amorreos delante de los Israelitas, y dijo en presencia de Israel: ``Sol, detente en Gabaón, Y {tú} luna, en el Valle de Ajalón."
Cuando Josué y los Israelitas terminaron de herirlos con gran matanza, hasta que fueron destruidos, y los sobrevivientes que de ellos quedaron habían entrado en las ciudades fortificadas,
todo el pueblo volvió en paz al campamento {y} a Josué en Maceda. Nadie profirió palabra alguna contra ninguno de los Israelitas.
Los Israelitas tomaron como botín todos los despojos de estas ciudades y el ganado; pero a los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos. No dejaron a ninguno con vida.
No hubo ciudad que hiciera paz con los Israelitas, excepto los Heveos que vivían en Gabaón. De todas se apoderaron por la fuerza.
No quedaron Anaceos en la tierra de los Israelitas. Sólo quedaron algunos en Gaza, en Gat y en Asdod.
Estos son los reyes de la tierra a quienes los Israelitas derrotaron, y cuya tierra poseyeron al otro lado del Jordán, hacia el oriente, desde el Valle del Arnón hasta el Monte Hermón, y todo el Arabá hacia el oriente:
{A éstos} Moisés, siervo del SEÑOR, y los Israelitas los derrotaron; y Moisés, siervo del SEÑOR, dio su tierra en posesión a los Rubenitas, a los Gaditas y a la media tribu de Manasés.
Estos son los reyes de la tierra que Josué y los Israelitas derrotaron al otro lado del Jordán, hacia el occidente, desde Baal Gad en el Valle del Líbano hasta el Monte Halac que se levanta hacia Seir. Josué dio la tierra de estos reyes en posesión a las tribus de Israel según sus divisiones,
"A todos los habitantes de la región montañosa desde el Líbano hasta Misrefot Maim, a todos los Sidonios, yo los expulsaré de delante de los Israelitas. Solamente tú tienes que repartir la tierra por suerte a Israel como heredad tal como te he mandado.
Pero los Israelitas no desposeyeron a los Gesureos ni a los Maacateos. Así que Gesur y Maaca habitan en medio de Israel hasta hoy.
Entre los que mataron los Israelitas, también dieron muerte a espada al adivino Balaam, hijo de Beor.
Estos {son los territorios} que los Israelitas recibieron como heredad en la tierra de Canaán, los cuales les repartieron como heredad el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun, y las cabezas de familias de las tribus de los Israelitas.
Tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés, así hicieron los Israelitas, y repartieron la tierra.
Pero cuando los Israelitas se hicieron fuertes, sometieron a los Cananeos a trabajos forzados, aunque no los expulsaron totalmente.
Entonces toda la congregación de los Israelitas se reunió en Silo, y levantaron allí la tienda de reunión; y la tierra estaba sometida delante de ellos.
Quedaban siete tribus de los Israelitas que no habían recibido aún su heredad.
Dijo, pues, Josué a los Israelitas: `` ¿Hasta cuándo pospondrán el entrar a tomar posesión de la tierra que el SEÑOR, el Dios de sus padres, les ha dado?
Y Josué les echó suertes en Silo delante del SEÑOR, y allí Josué repartió la tierra a los Israelitas conforme a sus divisiones.
Cuando terminaron de repartir la tierra en heredad según sus límites, los Israelitas dieron heredad en medio de ellos a Josué, hijo de Nun.
Estas fueron las heredades que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y los jefes de las casas de las tribus de los Israelitas repartieron por suertes en Silo, en presencia del SEÑOR, a la entrada de la tienda de reunión. Así terminaron de repartir la tierra.
``Diles a los Israelitas: `Designen las ciudades de refugio de las cuales les hablé por medio de Moisés,
Estas fueron las ciudades designadas para todos los Israelitas y para el extranjero que resida entre ellos, para que cualquiera que hubiera matado a cualquier persona sin intención, pudiera huir allí, y no muriera a mano del vengador de la sangre hasta que hubiera comparecido ante la congregación.
Entonces los jefes de las casas de los Levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las casas de las tribus de los Israelitas,
Entonces los Israelitas dieron de su heredad a los Levitas estas ciudades con sus tierras de pasto, de acuerdo al mandato del SEÑOR.
Los Israelitas dieron por suerte a los Levitas estas ciudades con sus tierras de pasto, como el SEÑOR había ordenado por medio de Moisés.
Todas las ciudades de los Levitas en medio de la posesión de los Israelitas {fueron} cuarenta y ocho ciudades con sus tierras de pasto.
Entonces los Rubenitas y los Gaditas y la media tribu de Manasés, volvieron y se separaron de los Israelitas en Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de su posesión la cual ellos habían poseído, conforme al mandato del SEÑOR por medio de Moisés.
Y los Israelitas oyeron decir: ``Los Rubenitas, los Gaditas y la media tribu de Manasés han edificado un altar en el límite de la tierra de Canaán, en la región del Jordán, en el lado {que pertenece a} los Israelitas."
Cuando los Israelitas oyeron {esto,} toda la congregación de los Israelitas se reunió en Silo para subir a pelear contra ellos.
Entonces los Israelitas enviaron a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, a Finees, hijo del sacerdote Eleazar,
Y Finees, hijo del sacerdote Eleazar, dijo a los Rubenitas, a los Gaditas y a la media tribu de Manasés: ``Hoy sabemos que el SEÑOR está en medio de nosotros, porque no han cometido esta infidelidad contra el SEÑOR. Ahora han librado a los Israelitas de la mano del SEÑOR."
Entonces Finees, hijo del sacerdote Eleazar, y los jefes, dejaron a los Rubenitas y a los Gaditas, y regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los Israelitas, y les dieron respuesta.
La respuesta agradó a los Israelitas. Estos bendijeron a Dios, y no hablaron más de subir a pelear contra ellos para destruir la tierra en que habitaban los Rubenitas y los Gaditas.
Los huesos de José, que los Israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquem, en la parcela de campo que Jacob había comprado a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por 100 monedas de plata. Y pasaron a ser posesión de los hijos de José.