'Las' en la Biblia
No os jactéis más con tanto orgullo, no salga la arrogancia de vuestra boca; porque el SEÑOR es Dios de sabiduría, y por El son pesadas las acciones.
Levanta del polvo al pobre, del muladar levanta al necesitado para hacer{los} sentar con los príncipes, y heredar un sitio de honor; pues las columnas de la tierra son del SEÑOR, y sobre ellas ha colocado el mundo.
Elí {era ya} muy anciano; oyó todo lo que sus hijos estaban haciendo a todo Israel, y cómo se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la tienda de reunión,
y les dijo: ¿Por qué hacéis estas cosas, las cosas malas de que oigo {hablar a} todo este pueblo?
`` ¿{No} los escogí de entre todas las tribus de Israel para ser mis sacerdotes, para subir a mi altar, para quemar incienso, para llevar un efod delante de mí? ¿{No} di a la casa de tu padre todas las ofrendas encendidas de los hijos de Israel?
El joven Samuel servía al SEÑOR en presencia de Elí. La palabra del SEÑOR escaseaba en aquellos días, las visiones no eran frecuentes.
Entonces vino el SEÑOR y se detuvo, y llamó como en las otras ocasiones: ¡Samuel, Samuel! Y Samuel respondió: Habla, que tu siervo escucha.
Samuel se acostó hasta la mañana; entonces abrió las puertas de la casa del SEÑOR; pero Samuel temía contar la visión a Elí.
Y {Elí} dijo: ¿Cuál es la palabra que {el S{EÑOR}} te habló? Te ruego que no me la ocultes. Así te haga Dios, y aún más, si me ocultas algo de todas las palabras que te habló.
Y el hombre dijo a Elí: Yo soy el que vine del campo de batalla. Hoy escapé del campo de batalla. Y Elí preguntó: ¿Cómo fueron las cosas, hijo mío?
Al tiempo que moría, las mujeres que estaban junto a ella le dijeron: No temas, porque has dado a luz un hijo. Pero ella no respondió ni prestó atención.
Pero al levantarse temprano al día siguiente, he aquí que Dagón había caído rostro en tierra delante del arca del SEÑOR. Y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos {estaban} cortadas sobre el umbral; sólo el tronco le quedaba a Dagón.
Ahora pues, tomad y preparad un carro nuevo y dos vacas con crías sobre las cuales no se haya puesto yugo; uncid las vacas al carro y llevad sus becerros a casa, lejos de ellas.
Entonces los hombres lo hicieron así; tomaron dos vacas con crías, las uncieron al carro y encerraron sus becerros en casa.
Colocaron el arca del SEÑOR en el carro, y la caja con los ratones de oro y las semejanzas de sus tumores.
Y las vacas tomaron el camino recto en dirección a Bet-semes; iban por el camino, mugiendo mientras iban, y no se desviaron ni a la derecha ni a la izquierda. Y los príncipes de los filisteos las siguieron hasta el límite de Bet-semes.
Y el carro llegó al campo de Josué el bet-semita y se detuvo allí donde {había} una gran piedra; y ellos partieron la madera del carro y ofrecieron las vacas en holocausto al SEÑOR.
Los levitas bajaron el arca del SEÑOR y la caja que estaba con ella, en la cual estaban los objetos de oro, y las colocaron sobre la gran piedra; y los hombres de Bet-semes ofrecieron holocaustos e hicieron sacrificios aquel día al SEÑOR.
y ratones de oro {conforme} al número de todas las ciudades de los filisteos que pertenecían a los cinco príncipes, tanto de ciudades fortificadas como de aldeas sin murallas. La gran piedra sobre la cual colocaron el arca del SEÑOR {es testigo} hasta el día de hoy en el campo de Josué el bet-semita.
Entonces Samuel habló a toda la casa de Israel, diciendo: Si os volvéis al SEÑOR con todo vuestro corazón, quitad de entre vosotros los dioses extranjeros y las Astorets, y dirigid vuestro corazón al SEÑOR, y servidle sólo a El; y El os librará de la mano de los filisteos.
Los hijos de Israel quitaron los baales y las Astorets, y sirvieron sólo al SEÑOR.
Las ciudades que los filisteos habían tomado de Israel fueron restituidas a Israel, desde Ecrón hasta Gat, e Israel libró su territorio de la mano de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos.
y le dijeron: Mira, has envejecido y tus hijos no andan en tus caminos. Ahora pues, danos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones.
Así como todas las obras que han hecho desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy, abandonándome y sirviendo a otros dioses, así lo están haciendo contigo también.
Entonces Samuel habló todas las palabras del SEÑOR al pueblo que le había pedido rey.
a fin de que seamos como todas las naciones, para que nuestro rey nos juzgue, salga delante de nosotros y dirija nuestras batallas.
Después que Samuel escuchó todas las palabras del pueblo, las repitió a oídos del SEÑOR.
Y las asnas de Cis, padre de Saúl, se habían perdido, por lo cual dijo Cis a su hijo Saúl: Toma ahora contigo uno de los criados, levántate, y ve en busca de las asnas.
Y {Saúl} pasó por la región montañosa de Efraín y recorrió la tierra de Salisa, pero no {las} hallaron. Luego pasaron por la tierra de Saalim, mas no {estaban allí.} Después atravesaron la tierra de los benjamitas, pero no {las} encontraron.
Cuando llegaron a la tierra de Zuf, Saúl dijo al criado que estaba con él: Ven, regresemos, no sea que mi padre deje {de preocuparse} por las asnas y se angustie por nosotros.
Saúl respondió, y dijo: ¿No soy yo benjamita, de la más pequeña de las tribus de Israel, y {no es} mi familia la menos importante de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me hablas de esta manera?
Mientras descendían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: Di al criado que pase delante de nosotros y siga, pero tú quédate para que yo te declare la palabra de Dios.
Cuando te apartes hoy de mí, hallarás a dos hombres cerca del sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, y te dirán: ``Las asnas que fuiste a buscar han sido halladas. Y he aquí, tu padre ha dejado de preocuparse por las asnas y está angustiado por vosotros, diciendo: ` ¿Qué haré en cuanto a mi hijo?'"
ellos te saludarán y te darán dos {tortas} de pan, las cuales recibirás de sus manos.
Y un tío de Saúl le dijo a él y a su criado: ¿Adónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas. Cuando vimos que no aparecían, fuimos a Samuel.
Y Saúl respondió a su tío: Nos hizo saber claramente que las asnas habían sido halladas. Pero {Saúl} no le contó acerca del asunto del reino que Samuel {le} había mencionado.
Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel, y fue escogida por sorteo la tribu de Benjamín.
Entonces Samuel dio al pueblo las ordenanzas del reino, y {las} escribió en el libro, el cual puso delante del SEÑOR. Y despidió Samuel a todo el pueblo, cada uno a su casa.
Y sucedió que Saúl regresaba del campo detrás de los bueyes, y dijo: ¿Qué {pasa} con el pueblo que está llorando? Entonces le contaron las palabras de los mensajeros de Jabes.
Así que todo el pueblo fue a Gilgal, y allí en Gilgal, hicieron rey a Saúl delante del SEÑOR. Allí también ofrecieron sacrificios de las ofrendas de paz delante del SEÑOR; y se regocijaron grandemente allí Saúl y todos los hombres de Israel.
Entonces Saúl dijo: Traedme el holocausto y las ofrendas de paz. Y él ofreció el holocausto.
El precio era dos tercios de siclo por las rejas de arado, las azuelas, las horquillas, las hachas, y para arreglar las aguijadas.
Y sucedió que en el día de la batalla, no había espada ni lanza en mano de ninguna de la gente que {estaba} con Saúl y Jonatán, pero {sí las} había {en mano} de Saúl y de su hijo Jonatán.
Saúl estaba situado en las afueras de Guibeá, debajo del granado que está en Migrón, y la gente que {estaba} con él {eran} unos seiscientos hombres;
Cuando ambos se mostraron a la guarnición de los filisteos, éstos dijeron: Mirad, los hebreos salen de las cavernas donde se habían escondido.
Samuel dijo a Saúl: El SEÑOR me envió a que te ungiera por rey sobre su pueblo, sobre Israel; ahora pues, está atento a las palabras del SEÑOR.
Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, de los bueyes, de los animales engordados, de los corderos y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir por completo; pero todo lo despreciable y sin valor lo destruyeron totalmente.
Y Saúl respondió: Los han traído de los amalecitas, porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de los bueyes, para sacrificar al SEÑOR tu Dios; pero lo demás lo destruimos por completo.
Y Samuel dijo: ¿No es verdad que aunque eras pequeño a tus propios ojos, fuiste {nombrado} jefe de las tribus de Israel y el SEÑOR te ungió rey sobre Israel?
Mas el pueblo tomó del botín ovejas y bueyes, lo mejor de las cosas dedicadas al anatema, para ofrecer sacrificio al SEÑOR tu Dios en Gilgal.
Pero Samuel dijo: Como tu espada ha dejado a las mujeres sin hijos, así {también} tu madre será sin hijo entre las mujeres. Y Samuel despedazó a Agag delante del SEÑOR en Gilgal.
Y Samuel dijo a Isaí: ¿Son {éstos} todos tus hijos? Y él respondió: Aún queda el menor, que está apacentando las ovejas. Entonces Samuel dijo a Isaí: Manda a buscarlo, pues no nos sentaremos {a la mesa} hasta que él venga acá.
{Tenía} también grebas de bronce en las piernas y una jabalina de bronce {colgada} entre los hombros.
Y {Goliat} se paró y gritó a las filas de Israel, diciéndoles: ¿Para qué habéis salido a poneros en orden de batalla? ¿Acaso no soy yo filisteo y vosotros siervos de Saúl? Escogeos un hombre y que venga contra mí.
De nuevo el filisteo dijo: Hoy desafío a las filas de Israel; dadme un hombre para que luchemos mano a mano.
Y se levantó David muy de mañana, dejó el rebaño con un guarda, y tomando {las provisiones,} se fue como Isaí le había mandado. Llegó al perímetro del campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, lanzando el grito de guerra.
Mientras hablaba con ellos, he aquí, el campeón, el filisteo de Gat llamado Goliat, subió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y David {las} oyó.
Cuando se supieron las palabras que David había hablado, se {lo} dijeron a Saúl, y él lo hizo venir.
Pero David respondió a Saúl: Tu siervo apacentaba las ovejas de su padre, y cuando un león o un oso venía y se llevaba un cordero del rebaño,
Y David añadió: El SEÑOR, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de la mano de este filisteo. Y Saúl dijo a David: Ve, y que el SEÑOR sea contigo.
David se ciñó la espada sobre sus ropas militares y trató de caminar, pues no se {las} había probado {antes.} Entonces David dijo a Saúl: No puedo caminar con esto, pues no tengo experiencia con {ellas.} David se las quitó,
y tomando su cayado en la mano, escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en el saco de pastor que traía, en el zurrón, y con la honda en la mano se acercó al filisteo.
También dijo el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.
El SEÑOR te entregará hoy en mis manos, y yo te derribaré y te cortaré la cabeza. Y daré hoy los cadáveres del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, para que toda la tierra sepa que hay Dios en Israel,
Y levantándose los hombres de Israel y de Judá, gritaron y persiguieron a los filisteos hasta el valle y hasta las puertas de Ecrón. Los filisteos muertos yacían a lo largo del camino a Saaraim, aun hasta Gat y Ecrón.
Y aconteció que cuando regresaban, al volver David de matar al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salían cantando y danzando al encuentro del rey Saúl, con panderos, con {cánticos de} júbilo y con instrumentos musicales.
Las mujeres cantaban mientras tocaban, y decían: Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez miles.
Entonces Saúl dijo a David: He aquí, Merab, mi hija mayor; te la daré por mujer, con tal que me seas hombre valiente y pelees las batallas del SEÑOR. Porque Saúl {se} decía: No será mi mano contra él, sino sea contra él la mano de los filisteos.
Y he aquí, enviaré al muchacho, {diciendo:} ``Ve, busca las saetas." Si digo claramente al muchacho: ``He aquí, las saetas están más acá de ti, tómalas", entonces ven porque hay seguridad para ti y no {habrá} mal, vive el SEÑOR.
Pero si digo al joven: ``He aquí, las saetas están más allá de ti", vete, porque el SEÑOR te ha enviado.
Y dijo al muchacho: Corre, busca ahora las saetas que voy a tirar. Y mientras el muchacho corría, tiró una saeta más allá de él.
Entonces Jonatán dio sus armas al muchacho y le dijo: Vete, lléva{las} a la ciudad.
Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Ciertamente las mujeres nos han sido vedadas; como anteriormente, cuando he salido {en campaña,} los cuerpos de los jóvenes se han mantenido puros, aunque haya sido un viaje profano; ¿cuánto más puros estarán sus cuerpos hoy?
Pero los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No cantaban de él en las danzas, diciendo: ``Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles"?
Y se fingió demente ante sus ojos y actuaba como loco en medio de ellos; escribía garabatos en las puertas de la entrada y dejaba que su saliva le corriera por la barba.
Entonces David dijo a Abiatar: Yo sabía aquel día, cuando Doeg edomita {estaba} allí, que de seguro se {lo} haría saber a Saúl. He causado {la muerte} de todas las personas en la casa de tu padre.
Y dieron aviso a David, diciendo: He aquí, los filisteos están atacando a Keila, y están saqueando las eras.
Pero los hombres de David le dijeron: He aquí, estamos con temor aquí en Judá. ¿Cuánto más si vamos a Keila contra las filas de los filisteos?
Entonces Saúl tomó de todo Israel tres mil hombres escogidos, y fue en busca de David y de sus hombres por los peñascos de las cabras monteses.
Y dijo David a Saúl: ¿Por qué escuchas las palabras de los hombres, que dicen: ``Mira que David procura tu mal"?
Como muro fueron para nosotros tanto de noche como de día, todo el tiempo que estuvimos con ellos apacentando las ovejas.
Y se echó a sus pies y dijo: Señor mío, sólo sobre mí sea la culpa. Te ruego que permitas que tu sierva te hable, y que escuches las palabras de tu sierva.
Te ruego que perdones la ofensa de tu sierva, porque el SEÑOR ciertamente establecerá una casa duradera para mi señor, pues mi señor pelea las batallas del SEÑOR, y el mal no se hallará en ti en todos tus días.
Ahora pues, ruego a mi señor el rey que escuche las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te ha incitado contra mí, que El acepte una ofrenda, pero si son hombres, malditos sean delante del SEÑOR, porque me han expulsado hoy para que yo no tenga parte en la heredad del SEÑOR, diciendo: ``Ve, sirve a otros dioses."
Y David dijo a Aquis: Si he hallado ahora gracia ante tus ojos, que me den un lugar en una de las aldeas en el campo para que habite allí; pues, ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la ciudad real?
David atacaba el territorio, y no dejaba con vida hombre ni mujer, y se llevaba las ovejas, el ganado, los asnos, los camellos y la ropa. Entonces regresaba y venía a Aquis.
Al instante Saúl cayó por tierra cuan largo era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; además estaba sin fuerzas, porque no había comido nada en todo el día y toda la noche.
La mujer se acercó a Saúl, y viendo que estaba aterrorizado, le dijo: He aquí, tu sierva te ha obedecido y he puesto mi vida en peligro al oír las palabras que tú me hablaste.
Pero los jefes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Haz volver a ese hombre y que se vuelva al lugar que le asignaste, y no le permitas que descienda a la batalla con nosotros, no sea que en la batalla se convierta en nuestro adversario. Pues, ¿con qué podría hacerse él aceptable a su señor? ¿No {sería} con las cabezas de estos hombres?
¿No es éste David, de quien cantaban en las danzas, diciendo: ``Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles"?
y se llevaron cautivas las mujeres {y a todos} los que {estaban} en ella, grandes y pequeños, sin dar muerte a nadie; se {los} llevaron y siguieron su camino.
Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail, la viuda de Nabal, el de Carmel, habían sido llevadas cautivas.
David tomó también todas las ovejas y el ganado {de los amalecitas,} llevándolos delante de los otros ganados, y decían: Este es el botín de David.
a los de Racal, a los de las ciudades de Jerameel, a los de las ciudades del ceneo,
Cuando los hombres de Israel que {estaban} al otro lado del valle, con los que {estaban} más allá del Jordán, vieron que los hombres de Israel habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron; entonces vinieron los filisteos y habitaron en ellas.
Le cortaron la cabeza y lo despojaron de sus armas, y enviaron {mensajeros} por {toda} la tierra de los filisteos, para que llevaran las buenas nuevas a la casa de sus ídolos y al pueblo.