'Oiga' en la Biblia
Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo.
y a oídos del pueblo de aquella tierra le hablo a Efrón: ``Le ruego que me oiga. Le daré el precio del campo. Acépte{lo} de mí, para que pueda sepultar allí a mi difunta."
Y el Faraón respondió: ¿Quién es el SEÑOR, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco al SEÑOR, ni tampoco dejaré ir a Israel.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés denunció las palabras del pueblo al SEÑOR.
Y en cuanto a todo lo que os he dicho, estad alerta; no mencionéis ni se oiga en vuestros labios el nombre de otros dioses.
Y pondrás de tu resplandor sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le oiga.
Porque, ¿qué es toda carne, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y viva?
para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer semejante maldad en medio de ti.
``Y sucederá que a cualquiera que no oiga mis palabras que él ha de hablar en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta.
Y sucederá que cuando él oiga las palabras de esta maldición, se envanecerá, diciendo: ``Tendré paz aunque ande en la terquedad de mi corazón, a fin de destruir la {tierra} regada junto con la seca."
Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.
Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece, madrugue y regrese desde el monte de Galaad. Y regresaron de los del pueblo veintidós mil; y quedaron diez mil.
Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y les dijo: Oídme, varones de Siquem; que Dios os oiga.
Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: que el SEÑOR oiga entre nosotros, si no hiciéremos como tú dices.
Y los hijos de Dan le dijeron: Que no se oiga tu voz entre nosotros, no sea que caigan sobre ti hombres fieros y pierdas tu vida y las vidas de {los de} tu casa.
Y el SEÑOR dijo a Samuel: He aquí, estoy a punto de hacer una cosa en Israel la cual hará retiñir ambos oídos a todo aquel que la oiga.
Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te incita contra mí, huela él el olor del sacrificio; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia del SEÑOR, que me han echado hoy para que no me junte en la heredad del SEÑOR, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga por el rey.
por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ``He aquí, voy a traer {tal} calamidad sobre Jerusalén y Judá, que a todo el que oiga de ello le retiñirán ambos oídos.
Haciendo venir delante de él el clamor del pobre, Y que oiga el clamor de los necesitados.
Los hombres entendidos me dirán, y {también} el sabio que me oiga:
El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.
El SEÑOR salva al Rey; que El nos oiga el día que lo invocáremos.
no sea que te reproche el que {lo} oiga y tu mala fama no se acabe.
Oh tú, que moras en los huertos, {mis} compañeros están atentos a tu voz; déjame que la oiga.
Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda; ni se convierta, y haya para él sanidad.
Grita en alta voz, hija de Galim; Lais haz que te oiga la pobre Anatot.
Oh pueblo de Sion, morador de Jerusalén, no llorarás más. Ciertamente se apiadará de ti a la voz de tu clamor; cuando la oiga, te responderá.
Gentiles, allegaos a oír, y escuchad, pueblos. Oiga la tierra y lo que la llene; el mundo y todo lo que él produce.
Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; y de antes, y diremos: justo. Ciertamente, no hay quién lo anuncie, ciertamente, no hay quién enseñe, ciertamente no hay quién oiga vuestras palabras.
El Señor DIOS me dio lengua de sabios, para saber dar en su sazón palabra al cansado: despertará de mañana, de mañana despertará mi oído, para que oiga, como los sabios.
¿Quién hay entre vosotros, que teme al SEÑOR? Oiga la voz de su siervo. El que anduvo en tinieblas, y el que careció de luz, confíe en el nombre del SEÑOR, y recuéstese sobre su Dios.
He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz.
Denunciad esto en la Casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá, diciendo:
Dirás: ``Oíd la palabra del SEÑOR, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: `He aquí, traeré tal calamidad sobre este lugar, que a todo el que oiga de ella le retiñirán los oídos.
Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló el SEÑOR, y no se arrepintió; y oiga gritos de mañana, y voces al mediodía;
Tal vez la casa de Judá oiga toda la calamidad que pienso traer sobre ellos, y se vuelva cada uno de su mal camino; entonces perdonaré su iniquidad y su pecado.
Por tanto, he aquí, vienen días --declara el SEÑOR-- en que haré que se oiga el grito de guerra contra Rabá de los hijos de Amón, y será convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas. Entonces se apoderará Israel de los que lo poseían --dice el SEÑOR.
Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así dijo el Señor DIOS: El que oye, oiga; y el que cesa, cese; porque casa rebelde son.
Tú, oh rey, has proclamado un decreto de que todo hombre que oiga el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, se postre y adore la estatua de oro,
Y cualquiera que no os reciba ni oiga vuestras palabras, al salir de esa casa o de esa ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies.
El que tiene oídos para oír, oiga.
NO CONTENDERA, NI GRITARA, NI HABRA QUIEN EN LAS CALLES OIGA SU VOZ.
Quien tiene oídos para oír, oiga.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.
Ni para la tierra, ni para el muladar es buena; fuera la arrojan. Quien tiene oídos para oír, oiga.
¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?
Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir.
Solamente que converséis como es digno del Evangelio del Cristo; para que, o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes obrando juntamente por la fe del Evangelio,
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere, daré a comer del Maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un Nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
Si alguno tiene oído, oiga.