'Ruego' en la Biblia
Y ella dijo: ¡Ruego señor mío! Como vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando al SEÑOR.
Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrársele por un dinero de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me coloques en algún aspecto del sacerdocio, para que coma un bocado de pan.
Y dijo: ¿Qué es la palabra que te habló el SEÑOR? Te ruego que no me la encubras. Así te haga Dios y así te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo.
Y llegando Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.
Y dijo el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel.
Ahora pues, te ruego que perdones mi pecado y vuelvas conmigo para que adore al SEÑOR.
Y él dijo: Yo he pecado; mas te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo, y delante de Israel; y vuelve conmigo para que adore al SEÑOR tu Dios.
Y Saúl envió a decir a Jessé: Yo te ruego que esté David conmigo; porque ha hallado gracia en mis ojos.
Y avisó Jonatán a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte. Ahora pues, te ruego que estés alerta por la mañana, y permanezcas en un lugar secreto y te escondas.
Y dijo: Te ruego que me dejes ir, porque tenemos sacrificio los de nuestro linaje en la ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia en tus ojos, haré una escapada ahora, y visitaré a mis hermanos. Por esto, pues, no ha venido a la mesa del rey.
Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí.
¿Me entregarán los señores de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como tu siervo ha oído decir? SEÑOR Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y el SEÑOR dijo: Sí, descenderá.
Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos criados gracia en tus ojos, pues que venimos en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.
y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea la iniquidad; mas te ruego que permitas a tu sierva que hable en tus oídos, y oye las palabras de tu sierva.
Ruego a mi señor que no haga caso a este hombre indigno, Nabal, porque conforme a su nombre, así es. Se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú, mi señor, enviaste.
Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta maldad; porque el SEÑOR de cierto hará casa firme a mi señor, por cuanto mi señor hace las guerras del SEÑOR, y mal no se ha hallado en ti en tus días.
No permita el SEÑOR que yo extienda mi mano contra el ungido del SEÑOR; pero ahora, te ruego, toma la lanza que está a su cabecera y la vasija de agua, y vámonos.
Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si el SEÑOR te incita contra mí, huela él el olor del sacrificio; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia del SEÑOR, que me han echado hoy para que no me junte en la heredad del SEÑOR, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por espiritismo, y me hagas subir a quien yo te dijere.
Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan que comas, para que te esfuerces, y sigas tu camino.
Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar le acercó el efod a David.