'Sin' en la Biblia
"Sin embargo, dejarán entre ustedes y ella una distancia de unos 900 metros (2,000 codos). No se acerquen a ella para saber el camino por donde deben ir, porque no han pasado antes por este camino."
El día después de la Pascua, ese mismo día, comieron del producto de la tierra, panes sin levadura y cereal tostado.
Al ver {esto} el rey de Hai, los hombres de la ciudad se apresuraron, se levantaron temprano y salieron para enfrentarse a Israel en batalla, él y todo su pueblo, en el lugar señalado frente a la llanura del desierto, sin saber que {había} una emboscada contra él por detrás de la ciudad.
No quedó hombre en Hai o Betel que no saliera tras Israel, y dejaron la ciudad sin protección por perseguir a Israel.
tal como Moisés, siervo del SEÑOR, había ordenado a los Israelitas, como está escrito en el Libro de la Ley de Moisés, un altar de piedras sin labrar, sobre las cuales nadie había alzado {herramienta} de hierro. Sobre él ofrecieron holocaustos al SEÑOR y sacrificaron ofrendas de paz.
Sin embargo, Israel no quemó ninguna de las ciudades que estaban sobre sus colinas, con la única excepción de Hazor, {la cual} Josué incendió.
Porque fue {la intención} del SEÑOR endurecer el corazón de ellos, para que se enfrentaran en batalla con Israel, a fin de que fueran destruidos por completo, sin que tuviera piedad de ellos y los exterminara, tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés.
"Sin embargo, mis hermanos que subieron conmigo, hicieron atemorizar el corazón del pueblo. Pero yo seguí plenamente al SEÑOR mi Dios.
Sin embargo, Zelofehad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tenía hijos, sino sólo hijas. Estos son los nombres de sus hijas: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
para que huya allí el que haya matado a cualquier persona sin intención {y} sin premeditación. Ellas les servirán a ustedes de refugio contra el vengador de la sangre.
~`Y si el vengador de la sangre lo persigue, ellos no entregarán al acusado en su mano, porque hirió a su prójimo sin premeditación y sin odiarlo de antemano.
Estas fueron las ciudades designadas para todos los Israelitas y para el extranjero que resida entre ellos, para que cualquiera que hubiera matado a cualquier persona sin intención, pudiera huir allí, y no muriera a mano del vengador de la sangre hasta que hubiera comparecido ante la congregación.