'Son' en la Biblia
Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí el lugar donde está situada la ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril.
Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
Y él le dijo: No tengas miedo; porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.
Entonces respondió uno de sus siervos, y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad, (he aquí, ellos son como toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; he aquí, os digo que ellos son como toda la multitud de Israel que ha perecido); enviemos, y veamos qué hay.
Dices (pero son palabras vacías): Tengo consejo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en quién confías, que te has rebelado contra mí?
Y éstas son sus descendencias: El primogénito de Ismael, Nebaiot; después Cedar, Adbeel, Mibsam,
Y éstos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel. Bela, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad fue Dinaba.
Éstos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón,
Y las familias de los escribas, que moraban en Jabes, fueron los tirateos, simateos y los sucateos; los cuales son los cineos que vinieron de Hamat, padre de la casa de Recab.
Y Reaías hijo de Sobal, engendró a Jahat; y Jahat engendró a Ahumai y a Laad. Éstas son las familias de los zoratitas.
Y éstas son las del padre de Etam: Jezreel, Isma e Ibdas. Y el nombre de su hermana fue Haslelponi.
Y Estón engendró a Bet-rafa, a Pasea, y a Tehina, padre de la ciudad de Nahas; éstos son los varones de Reca.
y Joacim, y los varones de Cozeba, Joás y Saraf, los cuales moraron en Moab, y Jasubi-lehem, que son palabras antiguas.
Éstos por sus nombres son los principales que vinieron en sus familias, y que fueron multiplicados en gran manera en las casas de sus padres.
Y éstos son los nombres de los hijos de Gersón: Libni y Simeí.
Los hijos de Merari: Mahali, y Musi. Éstas son las familias de Leví, según sus descendencias.
Éstos son a los que David puso sobre el servicio del canto en la casa de Jehová, después que el arca tuvo reposo:
Y los hijos de Aarón son éstos: Eleazar su hijo, Finees su hijo, Abisúa su hijo;
Y éstas son sus habitaciones, conforme a sus domicilios y sus términos, las de los hijos de Aarón por las familias de los coatitas, porque de ellos les tocó en suerte.
Y éstos son los hijos de Aod, estos son las cabezas paternas que habitaron en Geba, y fueron trasportados a Manahat:
Jeúz, Soquías y Mirma. Éstos son sus hijos, cabezas de familias.
Y los hijos de Azel fueron seis, cuyos nombres son Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Abdías y Hanán; todos éstos fueron hijos de Azel.
Y Azel tuvo seis hijos, los nombres de los cuales son: Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Abdías y Hanán; éstos fueron los hijos de Azel.
Éstos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová.
Éstos son los que vinieron a David a Siclag, estando él aún encerrado por causa de Saúl hijo de Cis, y eran de los valientes ayudadores de la guerra.
Y éstos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas, y trompetas, y címbalos, y al son de salterios y arpas.
Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; pero Jehová hizo los cielos.
Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más. Rey señor mío, ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será pernicioso a Israel?
Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia: ruego que yo caiga en la mano de Jehová; porque sus misericordias son muchas en extremo. Y que no caiga yo en manos de hombres.
Éstos son los hijos de Leví en las familias de sus padres, cabeceras de familias en sus delineaciones, contados por sus nombres, por sus cabezas, los cuales hacían obra en el ministerio de la casa de Jehová, de veinte años arriba.
Éstos son los grupos de los hijos de Aarón. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
Éstos son los repartimientos de los porteros, hijos de los coreítas, y de los hijos de Merari.
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres exaltado por cabeza sobre todos.
sabiduría y entendimiento te son dados; y también te daré riquezas, posesiones, y gloria, cual nunca hubo en los reyes que han sido antes de ti, ni después de ti habrá.
Éstas son las instrucciones que recibió Salomón para la construcción de la casa de Dios. La primera medida, la longitud, de sesenta codos; y la anchura de veinte codos.
Y pasó Salomón a la hija de Faraón, de la ciudad de David a la casa que él había edificado para ella; porque dijo: Mi esposa no morará en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehová, son santas.
¿No echasteis vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón, y a los levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?
Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que ministran a Jehová son los hijos de Aarón, y los levitas en la obra;
Y lo juraron a Jehová con gran voz y júbilo, a son de trompetas y de bocinas.
Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, por que has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios.
Y éstos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de los desterrados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad;
Entonces les dijeron así: ¿Cuáles son los nombres de los varones que edifican este edificio?
Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica de piedras grandes; y los maderos son puestos en las paredes, y la obra se hace aprisa, y prospera en sus manos.
Y los vasos que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.
Y éstos son los jefes de sus padres, y la genealogía de los que subieron conmigo de Babilonia, cuando reinaba el rey Artajerjes.
y de los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos, Elifelet, Jeiel, y Semaías, y con ellos sesenta varones;
Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y los vasos también son santos; y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová, Dios de nuestros padres.
Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran fortaleza, y con tu mano fuerte.
Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros estamos sometiendo a nuestros hijos y a nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas ya están sujetas a servidumbre; y no tenemos poder para rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.
Y dije: No está bien lo que hacéis, ¿no andaréis en temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de las naciones que son nuestras enemigas?
Éstos son los hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de la transmigración que hizo pasar Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad;
Y éstos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:
Y éstos son los principales de la provincia que moraron en Jerusalén; mas en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión en sus ciudades, de Israel, de los sacerdotes, y levitas, y sirvientes del templo, y de los hijos de los siervos de Salomón.
Y éstos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesahías.
Y éstos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras,
Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y dividido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no observan las leyes del rey; y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir.
Perecen por el aliento de Dios, y por el soplo de su furor son consumidos.
El rugido del león, y la voz del león, y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
El león viejo perece por falta de presa, y los hijos del león son dispersados.
De la mañana a la tarde son destruidos, y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.
Sus hijos están lejos de la seguridad, en la puerta son quebrantados, y no hay quien los libre.
Las cosas que mi alma no quería tocar, son ahora mi triste alimento.
que al tiempo del calor son deshechas, y al calentarse, desaparecen de su lugar;
¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Pero, ¿qué reprende vuestra censura?
¿Pensáis censurar las palabras, y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
¿Acaso no hay un tiempo determinado para el hombre sobre la tierra? ¿No son sus días como los días del jornalero?
Desvanezco; no he de vivir para siempre; déjame, pues mis días son vanidad.
porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y la esperanza del impío perecerá:
Mis días son más ligeros que un correo; Huyen, y no ven el bien.
¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos,
¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me conforte un poco.
y que te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar;
Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; de igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
Sus hijos alcanzan honor, y él no lo sabe; o son humillados, y no entiende de ellos.
He aquí que en sus santos no confía, y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos:
Y mis ojos se oscurecieron por causa del dolor, y mis pensamientos todos son como sombra.
Ciertamente tales son las moradas del impío, Y éste será el lugar del que no conoció a Dios.
Toman el pandero y el arpa, y se regocijan al son de la flauta.
Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
Ellos son los que, rebeldes a la luz, nunca conocieron sus caminos, ni estuvieron en sus veredas.
Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.
Son ligeros como la superficie de las aguas; su porción es maldita en la tierra; no andarán por el camino de las viñas.
Son exaltados por un poco de tiempo, mas desaparecen y son abatidos como todos los demás; serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas.
He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.
Cosas inanimadas son formadas debajo de las aguas, y los habitantes de ellas.
He aquí, estas cosas son sólo parte de sus caminos: ¡Mas cuán poco hemos oído de Él! Pero el estruendo de su poder, ¿quién lo puede comprender?
No los grandes son los sabios, ni los viejos entienden el derecho.
¿Cuánto menos a Aquel que no hace acepción de personas de príncipes, ni respeta al rico más que al pobre? Porque todos son obras de sus manos.
Job habla sin entendimiento, y sus palabras no son con sabiduría.
Mira a los cielos, y ve, y considera que las nubes son más altas que tú.
Porque de cierto no son mentira mis palabras; contigo está el que es íntegro en sus conceptos.
Sus huesos son fuertes como bronce, y sus miembros como barras de hierro.
Con sus estornudos encienden lumbre, y sus ojos son como los párpados del alba.
No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento.