'Todo' en la Biblia
Y sucedió que cuando Israel se hizo fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo echó del todo.
Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que vivieron largos días después de Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que Él había hecho por Israel.
Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová era con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová se arrepentía por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían.
Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset de los gentiles hasta el arroyo de Cisón.
Y Jehová desbarató a Sísara, y a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie.
Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset de los gentiles, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.
Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si Jehová es con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas.
Y envió mensajeros por todo Manasés, el cual también se reunió con él; asimismo envió mensajeros a Aser, y a Zabulón, y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles.
Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de Moreh, en el valle.
Y fue el número de los que lamieron las aguas, llevándola con la mano a la boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.
Y su compañero respondió, y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel: Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento.
Y cuando yo tocare la trompeta y todos los que estarán conmigo; entonces vosotros tocaréis las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡La espada de Jehová, y de Gedeón!
Y cada uno permaneció en su lugar en derredor del campamento; y todo el ejército madianita echó a correr, y huyeron gritando.
Mas los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zerera, y hasta el término de Abel-mehola en Tabat.
Y juntándose los de Israel, de Neftalí, y de Aser, y de todo Manasés, siguieron a los madianitas.
Gedeón también envió mensajeros a todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomadles las aguas hasta Bet-bara y el Jordán. Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron las aguas de Bet-bara y el Jordán.
Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército de como quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el campamento de los orientales; y los muertos habían sido ciento veinte mil hombres que sacaban espada.
Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y capturó a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y atemorizó a todo el ejército.
Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel fornicó tras de ese efod en aquel lugar; y fue por tropiezo a Gedeón y a su casa.
ni correspondieron con bondad a la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón conforme a todo el bien que él había hecho a Israel.
Levantándose pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compañías.
Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso a la entrada de la puerta de la ciudad: y Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, se levantaron de la emboscada.
Y Abimelec combatió contra aquella ciudad todo aquel día; y tomó la ciudad, y mató al pueblo que estaba en ella, y asoló la ciudad y la sembró de sal.
Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
Pero Jehová Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los venció; y poseyó Israel toda la tierra del amorreo que habitaba en aquel país.
Poseyeron también todo el término del amorreo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
¿No poseerás tú lo que Quemos, tu dios, te dé por posesión? Así poseeremos nosotros a todo aquel que echó Jehová nuestro Dios de delante de nosotros.
Ella no comerá nada que proceda de vid que da vino; no beberá vino ni sidra, ni comerá cosa inmunda; ha de guardar todo lo que le mandé.
Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo mi pueblo, para que vayas tú a tomar esposa de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómala para mí, porque ésta agradó a mis ojos.
Y dijo el padre de ella: Pensé que la aborrecías del todo, y la di a tu compañero. Mas su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar.
Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo para Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré, y seré como todos los hombres.
Y viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los príncipes de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los príncipes de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero.
Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Y estribando con toda su fuerza, cayó la casa sobre los príncipes, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y fueron muchos más los que de ellos mató al morir, que los que había matado en su vida.
Y se levantaron la imagen de Micaía, la cual él había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.
Y todo el que lo veía, decía: Jamás se ha hecho ni visto cosa semejante, desde el tiempo que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, dad consejo, y hablad.
Y los principales de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada.
Entonces tomando yo mi concubina, la corté en pedazos, y los envié por todo el término de la posesión de Israel: por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.
Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni ninguno de nosotros volverá a su casa.
Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí delante de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la tarde; y sacrificaron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
Y vinieron contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla comenzó a agravarse; mas ellos no sabían que el mal se acercaba sobre ellos.
Y los hombres de Israel tornaron a los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada, así a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que encontraron; también pusieron fuego a todas las ciudades que hallaron.
Mas haréis de esta manera; mataréis a todo varón, y a toda mujer que hubiere conocido ayuntamiento de varón.