'Ir a Jerusalén' en la Biblia
Y el rey Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero le apedreó todo Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se esforzó a subir en un carro, y huir a Jerusalén.
Y el rey tomó consejo, hizo dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Es mucho para vosotros subir a Jerusalén; he aquí vuestros dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.
Entonces el rey Roboam envió a Adoram, que {estaba} a cargo de los trabajos forzados, pero los hijos de Israel lo mataron a pedradas; y el rey Roboam se apresuró a subir a {su} carro para huir a Jerusalén.
Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su determinación de combatir a Jerusalén,
yo he proclamado un decreto de que cualquiera del pueblo de Israel, de sus sacerdotes y de los levitas en mi reino que esté dispuesto a ir a Jerusalén, puede ir contigo.
Y partimos del río de Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, el cual nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino.
y conspiraron todos a una para venir a combatir a Jerusalén, y a hacerle daño.
que dice de Ciro: Él es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serán echados tus cimientos.
Has de saber y entender {que} desde la salida de la orden para restaurar y reconstruir a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, {habrá} siete semanas y sesenta y dos semanas; volverá a ser edificada, con plaza y foso, pero en tiempos de angustia.
Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.
Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le convenía ir a Jerusalén, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Sus padres acostumbraban ir a Jerusalén todos los años a la fiesta de la Pascua.
Y aconteció que, como se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.
Pero no le recibieron, porque sabían que había determinado ir a Jerusalén.
Y acabadas estas cosas, se propuso Pablo por el Espíritu ir a Jerusalén, después de andar en Macedonia y Acaya, diciendo: Después que hubiere estado allá me será necesario ver también a Roma.
Mas Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo, dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?
Y yo, dudando en cuestión semejante, dije, si quería ir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas.
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