22 Versículos de la Biblia sobre Muerte evitada

Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor.

De cierto os digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.

TAMBIÉN les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con potencia.

Y os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios.

Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis;

Y Jehová le dijo: Paz á ti; no tengas temor, no morirás.

¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.

No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de JAH.

Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, mas por gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

Por fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los incrédulos, habiendo recibido á los espías con paz.

Después dijo Samuel: Traedme á Agag rey de Amalec. Y Agag vino á él delicadamente. Y dijo Agag: Ciertamente se pasó la amargura de la muerte.

No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá.

Castigóme gravemente JAH: Mas no me entregó á la muerte.

Si tu ley no hubiese sido mis delicias, Ya en mi aflicción hubiera perecido.

¿Quién sabe si se volverá y arrepentirá Dios, y se apartará del furor de su ira, y no pereceremos?

Entonces clamaron á Jehová, y dijeron: Rogámoste ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de aqueste hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente: porque tú, Jehová, has hecho como has querido.

Y el maestre de la nave se llegó á él, y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clamá á tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.

Díceles: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de él.

Y entrando, les dice: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La muchacha no es muerta, mas duerme.

Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

Mas ahora os amonesto que tengáis buen ánimo; porque ninguna pérdida habrá de persona de vosotros, sino solamente de la nave.