100 casos

'Batalla' en la Biblia

Y salió el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adma, y el rey de Zeboim, y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Siddim;

Y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos: no se ablande vuestro corazón, no temáis, no os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;

Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase á su casa, porque quizá no muera en la batalla, y otro alguno la estrene.

¿Y quién ha plantado viña, y no ha hecho común uso de ella? Vaya, y vuélvase á su casa, porque quizá no muera en la batalla, y otro alguno la goce.

¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase á su casa, porque quizá no muera en la batalla, y algún otro la tome.

Y el espíritu de Jehová fué sobre él, y juzgó á Israel, y salió á batalla, y Jehová entregó en su mano á Chusan-risathaim, rey de Siria, y prevaleció su mano contra Chusan-risathaim.

Y Gedeón hijo de Joas volvió de la batalla antes que el sol subiese;

Y los príncipes y el pueblo de Galaad dijeron el uno al otro: ¿Quién será el que comenzará la batalla contra los hijos de Ammón? él será cabeza sobre todos los que habitan en Galaad.

Y salieron los hijos de Israel á combatir contra Benjamín; y los varones de Israel ordenaron la batalla contra ellos junto á Gabaa.

Mas reanimándose el pueblo, los varones de Israel tornaron á ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día.

Y Phinees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, se presentaba delante de ella en aquellos días,) y dijeron: ¿Tornaré á salir en batalla contra los hijos de Benjamín mi hermano, ó estaréme quedo? Y Jehová dijo: Subid, que mañana yo lo entregaré en tu mano.

Subiendo entonces los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el tercer día, ordenaron la batalla delante de Gabaa, como las otras veces.

Y vinieron contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla comenzó á agravarse: mas ellos no sabían que el mal se acercaba sobre ellos.

Luego, pues, que los de Israel se volvieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron á derribar heridos de Israel unos treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.

Y SAMUEL habló á todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel á encontrar en batalla á los Filisteos, y asentó campo junto á Eben-ezer, y los Filisteos asentaron el suyo en Aphec.

Y los Filisteos presentaron la batalla á Israel; y trabándose el combate, Israel fué vencido delante de los Filisteos, los cuales hirieron en la batalla por el campo como cuatro mil hombres.

Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, vino aquel día á Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza:

Dijo pues aquel hombre á Eli: Yo vengo de la batalla, yo he escapado hoy del combate. Y él dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío?

Así aconteció que el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de alguno de todo el pueblo que estaba con Saúl y con Jonathán, excepto Saúl y Jonathán su hijo, que las tenían.

Y juntando Saúl todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar de la batalla: y he aquí que la espada de cada uno era vuelta contra su compañero, y la mortandad era grande.

Asimismo todos los Israelitas que se habían escondido en el monte de Ephraim, oyendo que los Filisteos huían, ellos también los persiguieron en aquella batalla.

Y también Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y asentaron el campo en el valle del Alcornoque, y ordenaron la batalla contra los Filisteos.

Y paróse, y dió voces á los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís á dar batalla? ¿no soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí:

Y convocó Saúl todo el pueblo á la batalla, para descender á Keila, y poner cerco á David y á los suyos.

Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, ó que su día llegue para que muera, ó que descendiendo en batalla perezca,

Entonces los príncipes de los Filisteos se enojaron contra él, y dijéronle: Envía á este hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros á la batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo: porque ¿con qué cosa volvería m

Y Achîs respondió á David, y dijo: Yo sé que tú eres bueno en mis ojos, como un ángel de Dios; mas los príncipes de los Filisteos han dicho: No venga con nosotros á la batalla.

¿Y quién os escuchará en este caso? porque igual parte ha de ser la de los que vienen á la batalla, y la de los que quedan con el bagaje: que partan juntamente.

Y agravóse la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los flecheros; y tuvo gran temor de los flecheros.

Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? ruégote que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos: también Saúl y Jonathán su hijo murieron.

Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ­Jonathán, muerto en tus alturas!

Y hubo aquel día una batalla muy recia, y Abner y los hombres de Israel fueron vencidos de los siervos de David.

Joab pues y Abisai su hermano mataron á Abner, porque él había muerto á Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.

Y escribió en la carta, diciendo: Poned á Uría delante de la fuerza de la batalla, y desamparadle, para que sea herido y muera.

Y David dijo al mensajero: Dirás así á Joab: No tengas pesar de esto, que de igual y semejante manera suele consumir la espada: esfuerza la batalla contra la ciudad, hasta que la rindas. Y tú aliéntale.

Aconsejo pues que todo Israel se junte á ti, desde Dan hasta Beerseba, en multitud como la arena que está á la orilla de la mar, y que tú en persona vayas á la batalla.

Salió pues el pueblo al campo contra Israel, y dióse la batalla en el bosque de Ephraim;

Entróse el pueblo aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar á escondidas el pueblo avergonzado que ha huído de la batalla.

Y Absalom, á quien habíamos ungido sobre nosotros, es muerto en la batalla. ¿Por qué pues os estáis ahora quedos en orden á hacer volver al rey?

Mas Abisai hijo de Sarvia le socorrió, é hirió al Filisteo, y matólo. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí adelante saldrás con nosotros á batalla, porque no apagues la lámpara de Israel.

Después de éste, Eleazar, hijo de Dodo de Ahohi, fué de los tres valientes que estaban con David, cuando desafiaron á los Filisteos que se habían juntado allí á la batalla, y subieron los de Israel.

Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú los enviares, y oraren á Jehová hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué á tu nombre,

Y respondió Achâb: ¿Por mano de quién? Y él dijo: Así ha dicho Jehová: Por mano de los criados de los príncipes de las provincias. Y dijo Achâb: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.

Siete días tuvieron asentado campo los unos delante de los otros, y al séptimo día se dió la batalla: y mataron los hijos de Israel de los Siros en un día cien mil hombres de á pie.

Y el rey de Israel dijo á Josaphat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla: y tú vístete tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla.

Mas la batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los Siros, y á la tarde murió: y la sangre de la herida corría por el seno del carro.

Y cuando el rey de Moab vió que la batalla lo vencía, tomó consigo setecientos hombres que sacaban espada, para romper contra el rey de Idumea: mas no pudieron.

Los hijos de Rubén, y de Gad, y la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que traían escudo y espada, que entesaban arco, y diestros en guerra, en cuarenta y cuatro mil setecientos y sesenta que salían á batalla.

Y agravóse la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y fué de los flecheros herido.

Este estuvo con David en Pasdammin, estando allí juntos en batalla los Filisteos: y había allí una suerte de tierra llena de cebada, y huyendo el pueblo delante de los Filisteos,

También se pasaron á David algunos de Manasés, cuando vino con los Filisteos á la batalla contra Saúl, aunque no les ayudaron; porque los sátrapas de los Filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: Con nuestras cabezas se pasará á su señor Saúl.

Y así que oyeres venir un estruendo por las copas de los morales, sal luego á la batalla: porque Dios saldrá delante de ti, y herirá el campo de los Filisteos.

Y viendo Joab que la haz de la batalla estaba contra él delante y á las espaldas, escogió de todos los más aventajados que había en Israel, y ordenó su escuadrón contra los Sirios.

Puso luego el resto de la gente en mano de Abisai su hermano, ordenándolos en batalla contra los Ammonitas.

Entonces ordenó Abías batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.

Y como miró Judá, he aquí que tenía batalla delante y á las espaldas; por lo que clamaron á Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.

Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sephata junto á Maresa.

Y dijo el rey de Israel á Josaphat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla: mas tú vístete tus vestidos. Y disfrazóse el rey de Israel, y entró en la batalla.

Y arreció la batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los Siros hasta la tarde; mas murió á puestas del sol.

Mas Josías no volvió su rostro de él, antes disfrazóse para darle batalla, y no atendió á las palabras de Nechâo, que eran de boca de Dios; y vino á darle la batalla en el campo de Megiddo.

Tribulación y angustia le asombrarán, Y esforzaránse contra él como un rey apercibido para la batalla.

Lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, Para el día de la guerra y de la batalla?

Antes como que dice entre los clarines: ­Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y la vocería.

Pon tu mano sobre él; Te acordarás de la batalla, y nunca más tornarás.

Los hijos de Ephraim armados, flecheros, Volvieron las espaldas el día de la batalla.

Embotaste asimismo el filo de su espada, Y no lo levantaste en la batalla.

Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento de vestidura en sangre: mas esto será para quema, y pábulo del fuego.

Murmullo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; murmullo de ruido de reinos, de gentes reunidas: Jehová de los ejércitos ordena las tropas de la batalla.

Porque de la presencia de las espadas huyen, de la presencia de la espada desnuda, de la presencia del arco entesado, de la presencia del peso de la batalla.

No hay en mí enojo. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinas y cardos? Yo los hollaré, quemarélos juntamente.

Escuché y oí; no hablan derecho, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió á su carrera, como caballo que arremete con ímpetu á la batalla.

La fama oí, que de Jehová había sido enviado mensajero á las gentes, diciendo: Juntaos, y venid contra ella, y levantaos á la batalla.

Tocarán trompeta, y aparejarán todas las cosas, y no habrá quien vaya á la batalla: porque mi ira está sobre toda su multitud.

No habéis subido á los portillos, ni echasteis vallado en la casa de Israel, estando en la batalla en el día de Jehová.

Y no con grande ejército, ni con mucha compañía hará con él Faraón en la batalla, cuando funden baluarte y edifiquen bastiones para cortar muchas vidas.

Entonces sucederá en su silla uno que hará pasar exactor por la gloria del reino; mas en pocos días será quebrantado, no en enojo, ni en batalla.

Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y salvarélos en Jehová su Dios: y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni caballeros.

Y haré por ellos concierto en aquel tiempo con las bestias del campo, y con las aves del cielo, y con las serpientes de la tierra: y quebraré arco, y espada, y batalla de la tierra, y harélos dormir seguros.

Desde los días de Gabaa has pecado, oh Israel: allí estuvieron: no los tomó la batalla en Gabaa contra los inicuos.

Por tanto, en tus pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruídas, como destruyó Salmán á Beth-arbel el día de la batalla: la madre fué arrojada sobre los hijos.

Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como fuerte pueblo aparejado para la batalla.

Y encenderé fuego en el muro de Rabba, y consumirá sus palacios con estruendo en día de batalla, con tempestad en día tempestuoso:

VISION de Abdías. El Señor Jehová ha dicho así cuanto á Edom: Oído hemos el pregón de Jehová, y mensajero es enviado á las gentes. Levantaos, y levantémonos contra ella en batalla.

Así ha dicho Jehová acerca de los profetas que hacen errar á mi pueblo, que muerden con sus dientes, y claman, Paz, y al que no les diere que coman, aplazan contra él batalla:

Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová será con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.

Porque yo reuniré todas las gentes en batalla contra Jerusalem; y la ciudad será tomada, y saqueadas serán las casas, y forzadas las mujeres: y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será talado de la ciudad.

Después saldrá Jehová, y peleará con aquellas gentes, como peleó el día de la batalla.

Y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren á la batalla.

Y saldrá para engañar las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, á Gog y á Magog, á fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.

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