'Las' en la Biblia
Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron,
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios.
Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle.
Les dijo Jesús: ¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina? Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos.
Al oír las parábolas de Jesús los principales sacerdotes y los Fariseos, comprendieron que El hablaba de ellos.
y envió sus siervos para que llamaran a los invitados a las bodas; pero no quisieron venir.
Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los llamados: He aquí, mi comida he aparejado, mis toros y animales engordados son muertos, y todo está preparado: venid a las bodas.
Entonces dice a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas, mas los que eran llamados no eran dignos.
Id pues a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos hallareis.
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
Entonces el rey dijo a los que servían: Atadlo de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios.
Porque en la resurrección, ni los maridos tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; porque son como los ángeles de Dios en el cielo.
Y oyendo esto las gentes, estaban atónitas de su doctrina.
ENTONCES habló Jesús á las gentes y á sus discípulos,
Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.
y aman el primer lugar en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas;
y las salutaciones en las plazas, y ser llamados por los hombres Rabí, Rabí.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración; por esto llevaréis mas grave juicio.
¿Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los {preceptos} de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste!
Y sentándose él en el Monte de las Olivas, se acercaron a él los discípulos aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las naciones por causa de mi nombre.
Y será predicado este Evangelio del Reino en el mundo entero, por testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa;
Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días!
Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está, no salgáis; he aquí en las cámaras, no creáis.
Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas.
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria.
Del árbol de la higuera aprended la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas.
Y las cinco de ellas eran prudentes, y las cinco fatuas.
Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.
Y las fatuas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron, diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras.
Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.
"Pero él respondió: `En verdad les digo que no las conozco.'
Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda.
Y habiendo cantado un himno, salieron al monte de las Olivas.
Entonces Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas.
Y dejándolos se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras, de que así tiene que ser?
En aquella hora dijo Jesús á las gentes: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos á prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.
Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole.
Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia, y que viene en las nubes del cielo.
Entonces le escupieron en su rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con las varas,
Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos,
Y arrojando las piezas de plata al Templo, salió y fue y se ahorcó.
Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el arca de la limosna, porque es precio de sangre.
Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fue apreciado por los hijos de Israel;
y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.
Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús.
Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.
Y he aquí, el velo del Templo se rompió en dos, de alto a bajo; y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;
Y el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era éste.
Y estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea a Jesús, sirviéndole,
entre las cuales estaban María Magdalena, y María de Jacobo, y la madre de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Y respondiendo el ángel, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue colgado en un madero.
Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y yendo a dar las nuevas a sus discípulos,
Y mientras iban a dar las nuevas a sus discípulos, he aquí, Jesús les sale al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.
Entonces Jesús les dice: No temáis: id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
Y yendo ellas, he aquí unos de la guardia vinieron a la ciudad, y dieron aviso a los príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.
Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo. Amén.
Resutados de la Búsqueda continuados...
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (242)
- Éxodo (333)
- Levítico (170)
- Números (271)
- Deuteronomio (173)
- Josué (144)
- Jueces (133)
- Rut (19)
- 1 Samuel (135)
- 2 Samuel (91)
- 1 Reyes (161)
- 2 Reyes (183)
- 1 Crónicas (139)
- 2 Crónicas (219)
- Esdras (39)
- Nehemías (85)
- Ester (48)
- Job (195)
- Salmos (368)
- Proverbios (142)
- Eclesiastés (48)
- Cantares (40)
- Isaías (320)
- Jeremías (324)
- Lamentaciones (39)
- Ezequiel (383)
- Daniel (72)
- Oseas (26)
- Joel (21)
- Amós (39)
- Abdías (9)
- Jonás (3)
- Miqueas (27)
- Nahúm (20)
- Habacuc (18)
- Sofonías (14)
- Hageo (5)
- Zacarías (52)
- Malaquías (14)
- Mateo (170)
- Marcos (94)
- Lucas (172)
- Juan (101)
- Hechos (175)
- Romanos (75)
- 1 Corintios (65)
- 2 Corintios (41)
- Gálatas (23)
- Efesios (37)
- Filipenses (12)
- Colosenses (24)
- 1 Tesalonicenses (7)
- 2 Tesalonicenses (4)
- 1 Timoteo (23)
- 2 Timoteo (14)
- Tito (11)
- Filemón (3)
- Hebreos (51)
- Santiago (21)
- 1 Pedro (21)
- 2 Pedro (17)
- 1 Juan (11)
- 2 Juan (2)
- 3 Juan (3)
- Judas (8)
- Apocalipsis (123)
Artículos Relacionados
- Cristo dice la verdad
- Evitar las multitudes
- La enseñanza de Cristo
- La multitud asombrada
- La utilización de las carreteras
- Las multitudes
- Multitudes