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'Les' en la Biblia

que vino Hanani, uno de mis hermanos, él y ciertos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.

Y vine luego a los capitanes del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo príncipes del ejército y gente de a caballo.

Y oyéndolo Sanbalat horonita, y Tobías, el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniera alguno para procurar el bien de los hijos de Israel.

Y les dije: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas del fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no seamos más en oprobio.

Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Y confortaron sus manos para bien.

Y les volví respuesta, y les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos; porque vosotros no tenéis parte, ni justicia, ni memoria en Jerusalén.

Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Les han de permitir? ¿Han de sacrificar? ¿Han de acabar en tiempo? ¿Han de resucitar de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?

Entonces lo medité para conmigo, y reprendí a los principales y a los magistrados, y les dije: ¿Tomáis cada uno usura de vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea.

Y les dije: Nosotros rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a los gentiles, conforme a la facultad que había en nosotros, ¿y vosotros aun vendéis a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.

También yo, mis hermanos, y mis criados, les hemos prestado dinero y grano; soltémosles ahora de esta carga.

Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares, y sus casas, y hasta la centésima parte del dinero y del grano, del vino y del aceite que demandáis de ellos.

Y dijeron: Devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y los juramenté que harían conforme a esta promesa.

Y aconteció que cuando se les informó a Sanbalat, a Tobías, a Gesem el árabe y a los demás enemigos nuestros que yo había reedificado la muralla y que no quedaba ninguna brecha en ella, aunque en aquel tiempo yo no había asentado todavía las hojas en las puertas,

Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.

Cuatro veces me enviaron mensajes sobre el mismo asunto por cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera.

Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecare, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.

y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y aun con los guardas presentes, cierren las puertas, y atrancad. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su guardia, y cada uno delante de su casa.

Y les dijo el Tirsata que no comieren de las cosas santísimas, hasta que hubiera sacerdote con Urim y Tumim.

Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones, y a gozar de gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.

Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos;

Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y les prometiste que entraran a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.

Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto {y} nada les faltó, sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.

Y les diste reinos y pueblos, y los distribuiste por cantones; y poseyeron la tierra de Sehón, y la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og, rey de Basán.

Y los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron; y en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvaren de mano de sus enemigos.

Y les protestaste que se volvieran a tu ley; mas ellos hicieron soberbiamente, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios (los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá); y dieron hombro renitente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.

y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos ni a tus testimonios con que les protestabas.

Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.

Y su abundante fruto es para los reyes que tú pusiste sobre nosotros a causa de nuestros pecados, los cuales dominan nuestros cuerpos y nuestros ganados como les place, y en gran angustia estamos.

y ofrecieron aquel día grandes sacrificios y se regocijaron porque Dios les había dado gran alegría; también las mujeres y los niños se regocijaron; y el regocijo de Jerusalén se oía desde lejos.

Y entendí que las partes de los levitas no se les habían dado; y que los levitas y cantores que hacían la obra habían huido cada uno a su heredad.

Por tanto, reprendí a los oficiales, y les dije: `` ¿Por qué está la casa de Dios abandonada?" Entonces reuní a los Levitas y los restablecí en sus puestos.

Y puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc, y a Pedaías, uno de los levitas; además de éstos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque se les consideraba dignos de confianza, y su responsabilidad {era} repartir {las raciones} a sus parientes.

En aquellos días vi en Judá algunos que pisaban en lagares en sábado, y que acarreaban manojos, y cargaban los asnos con vino, y también de uvas, de higos, y de toda carga, y traían a Jerusalén en día de sábado; y les protesté el día que vendían el mantenimiento.

Y reprendí a los señores de Judá, y les dije: ¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis, profanando así el día del sábado?

Y les protesté, y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en sábado.

Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y los juramenté, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, o para vosotros.

Y él {les} mostró las riquezas de la gloria de su reino y el magnífico esplendor de su majestad {durante} muchos días, ciento ochenta días.

Y que el rey nombre oficiales en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de buen parecer en la fortaleza de Susa, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres, y que se {les} den sus cosméticos.

Y aconteció que, hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, por ver si la palabra de Mardoqueo se mantendría firme; porque ya él les había declarado que era judío.

Entonces Mardoqueo {les} dijo que respondieran a Ester: No pienses que {estando} en el palacio del rey {sólo} tú escaparás entre todos los judíos.

Y Ester {les} dijo que respondieran a Mardoqueo:

Si he hallado gracia en los ojos del rey, y si place al rey otorgar mi petición y hacer mi demanda, que venga el rey con Amán al banquete que les dispondré; y mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado.

Y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey le había engrandecido y con que le había ensalzado sobre los príncipes y siervos del rey.

"Ustedes, pues, escriban acerca de los Judíos como les parezca bien, en nombre del rey, y séllen{lo} con el anillo del rey. Porque un decreto que está escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey no puede ser revocado."

por aquellos días en que los judíos tuvieron reposo de sus enemigos, y el mes que se les fue tornado de tristeza en alegría, y de luto en día bueno; que los hicieran días de banquete y de gozo, y de enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres.

Y los judíos aceptaron y comenzaron a hacer, lo que les escribió Mardoqueo.

Por eso estos días son llamados Purim, por el nombre Pur. Y a causa de las instrucciones en esta carta, tanto por lo que habían visto sobre este asunto y por lo que les había acontecido,

para confirmar estos días del Purim en sus tiempos señalados, según les había constituido Mardoqueo judío y la reina Ester, y cómo habían ellos tomado sobre sí y sobre su simiente las palabras de los ayunos y de su clamor.

`` ¿No les es arrancada la cuerda de su tienda? Mueren, mas sin sabiduría."

El suelta la atadura de los reyes, y les ata el cinto a sus lomos.

El quita el corazón de las cabezas del pueblo de la tierra, y les hace que se pierdan vagando sin camino;

Oigan, les ruego, mi razonamiento, Y presten atención a los argumentos de mis labios.

¿Les irá bien cuando El los escudriñe, O Lo engañarán como se engaña a un hombre?

a ellos solos se les dio la tierra, y ningún extranjero pasó entre ellos.

Al que denuncie a {sus} amigos por una parte {del botín}, a sus hijos se les debilitarán los ojos.

Estas diez veces me han insultado, ¿No les da vergüenza perjudicarme?

¡Oh cuántas veces el candil de los impíos es apagado, y viene sobre ellos su contrición, y con su ira Dios les reparte dolores!

Que decían á Dios: Apártate de nosotros. ¿Y qué les había hecho el Omnipotente?

El les había llenado sus casas de bienes. Por tanto el consejo de los impíos está lejos de mí.

Lejos esté de mí que les dé la razón a ustedes; Hasta que muera, no abandonaré mi integridad.

Les instruiré en el poder de Dios; No ocultaré lo que concierne al Todopoderoso.

la voz de los nobles se apagaba, y la lengua se les pegaba al paladar.

Yo les sonreía cuando ellos no creían, y no abatían la luz de mi rostro.

Les escogía el camino y me sentaba como jefe, y moraba como rey entre las tropas, como el que consuela a los que lloran.

Eran echados de entre los hombres, y todos les daban gritos como al ladrón.

Les presté además mucha atención. Pero no hubo ninguno que pudiera contradecir a Job, Ninguno de ustedes que respondiera a sus palabras.

Se espantaron, no respondieron más; se les fueron las palabras.

entonces revela al oído de los hombres, y les sella su instrucción;

él les anunciará la obra de ellos, y que sus rebeliones prevalecieron.

Y despierta el oído de ellos para instrucción, y les manda que se conviertan de la iniquidad.

Con las nubes encubre la luz, y les manda que vayan contra ella.

Y ellas se revuelven en derredor por sus designios, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mandó.

Fueron pues Elifaz temanita, y Bildad suhita, y Zofar naamatita, e hicieron como el SEÑOR les mandó; y el SEÑOR recibió a Job.

de los hombres, con tu mano, oh SEÑOR, de los hombres del mundo, cuya porción está en {esta} vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; se llenan de hijos, y dejan lo que les sobra a sus pequeños.

Clamaron, mas no hubo quién {los} salvara; {aun} al SEÑOR {clamaron,} mas no les respondió.

Su espada les atravesará su propio corazón, Y sus arcos serán quebrados.

Mas tú, SEÑOR, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.

Sea su mesa delante de ellos por lazo, y lo que es para prosperidad les sea por tropiezo.

antes se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado.

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