45 casos

'Ni' en la Biblia

Sea aquel día sombrío, Y Dios no cuide de él desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca.

Ocupe la oscuridad aquella noche; No sea contada entre los días del año, Ni venga en él número de los meses.

Oscurézcanse las estrellas de su alba; Espere la luz, y no venga, Ni vea los párpados de la mañana:

Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, Ni escondió de mis ojos la miseria.

No he tenido paz, no me aseguré, ni me estuve reposado; Vínome no obstante turbación.

Porque la iniquidad no sale del polvo, Ni la molestia brota de la tierra.

No tornará más á su casa, Ni su lugar le conocerá más.

¿Hasta cuándo no me dejarás, Ni me soltarás hasta que trague mi saliva?

Así el hombre yace, y no se tornará á levantar: Hasta que no haya cielo no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.

He aquí que en sus santos no confía, Y ni los cielos son limpios delante de sus ojos:

No enriquecerá, ni será firme su potencia, Ni extenderá por la tierra su hermosura.

No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, Ni quien le suceda en sus moradas.

El ojo que le habrá visto, nunca más le verá; Ni su lugar le echará más de ver.

Restituirá el trabajo conforme á la hacienda que tomó; Y no tragará, ni gozará.

Por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, Ni salvará nada de lo que codiciaba.

Sus casas seguras de temor, Ni hay azote de Dios sobre ellos.

He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.

Nunca la pisaron animales fieros, Ni león pasó por ella.

No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes.

El abismo dice: No está en mí: Y la mar dijo: Ni conmigo.

No puede ser apreciada con oro de Ophir, Ni con onique precioso, ni con zafiro.

De coral ni de perlas no se hará mención: La sabiduría es mejor que piedras preciosas.

(Que ni aun entregué al pecado mi paladar, Pidiendo maldición para su alma;)

Ahora bien, Job no enderezó á mí sus palabras, Ni yo le responderé con vuestras razones.

No haré ahora acepción de personas, Ni usaré con hombre de lisonjeros títulos.

He aquí que mi terror no te espantará, Ni mi mano se agravará sobre ti.

¿Cuánto menos á aquel que no hace acepción de personas de príncipes, Ni el rico es de él más respetado que el pobre? Porque todos son obras de sus manos.

No hay tinieblas ni sombra de muerte Donde se encubran los que obran maldad.

Mas ahora, porque en su ira no visita, Ni conoce con rigor,

¿Hará él estima de tus riquezas, ni del oro, Ni de todas las fuerzas del poder?

¿Querrá el unicornio servirte á ti, Ni quedar á tu pesebre?

Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada.

Yo no callaré sus miembros, Ni lo de sus fuerzas y la gracia de su disposición.

Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, Ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.

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