123 casos

'Él' en la Biblia

Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.

Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste.

Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esta cosa es descubierta.

Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por qué habéis hoy venido tan presto?

la cual le dio a luz un hijo, y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: Peregrino soy en tierra ajena.

Y se le apareció el Angel del SEÑOR en una llama de fuego en medio de un zarzal; y él miró, y vio que el zarzal ardía en fuego, y el zarzal no se consumía.

Y viendo el SEÑOR que iba a ver, lo llamó Dios de en medio del zarzal, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.

Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir.

Y el SEÑOR le dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.

Y él le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se tornó una culebra; y Moisés huía de ella.

Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se tornó vara en su mano.

Y le dijo además el SEÑOR: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve.

Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno; y él volvió a meter su mano en su seno; y volviéndola a sacar del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne.

Entonces el SEÑOR se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y aun he aquí que él te saldrá a recibir, y viéndote, se alegrará de su corazón.

Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo seré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

Y él hablará por ti al pueblo; y él te será por boca, y tú serás a él por Dios.

Entonces se apartó de él. Y ella le dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión.

Y el SEÑOR dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó.

Y él respondió: Estáis ociosos, sí , ociosos, y por eso decís: Vamos y sacrifiquemos al SEÑOR.

Ve por la mañana al Faraón, he aquí que él sale a las aguas; y tú ponte a la orilla del río delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra,

Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, que los egipcios no podían beber de él; y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.

Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay otro como el SEÑOR nuestro Dios;

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Levántate de mañana y ponte delante del Faraón, he aquí él sale a las aguas; y dile: El SEÑOR ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

Camino de tres días iremos por el desierto, y sacrificaremos al SEÑOR nuestro Dios, como él nos lo ha dicho.

Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se hallare en el campo, y no fuere recogido a casa, el granizo descenderá sobre él, y morirá.

Y viendo el Faraón que la lluvia había cesado y el granizo y los truenos, perseveró en pecar, y agravó su corazón, él y sus siervos.

Y él les dijo: Así sea el SEÑOR con vosotros, como yo os dejare ir a vosotros y a vuestros niños: mirad la malicia que está delante de vuestro rostro.

Y el SEÑOR dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre el Faraón, y sobre Egipto; después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará de aquí del todo.

Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus intestinos.

Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que habrá de quedar hasta la mañana, habéis de quemarlo en el fuego.

Y se levantó aquella noche el Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y había un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese muerto.

Habla a los hijos de Israel que den la vuelta, y asienten su campamento delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él asentaréis el campamento, junto al mar.

Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estaos quietos, y ved la salud del SEÑOR, que él hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.

Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico al SEÑOR, y dijeron: Cantaré yo al SEÑOR, porque se ha magnificado grandemente, echando en el mar al caballo y al que en él subía.

Y María les respondía: Cantad al SEÑOR; porque en extremo se ha magnificado grandemente, echando en el mar al caballo, y al que en él subía.

Y a la mañana veréis la gloria del SEÑOR; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra el SEÑOR; que nosotros, ¿qué somos , para que vosotros murmuréis contra nosotros?

Y dijo Moisés: El SEÑOR os dará a la tarde carne para comer, y a la mañana pan hasta saciaros; porque el SEÑOR ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; que nosotros, ¿qué somos ? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra el SEÑOR.

Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos en la presencia del SEÑOR; que él ha oído vuestras murmuraciones.

Esto es lo que el SEÑOR ha mandado: Cogéreis de él cada uno según pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda.

Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho el SEÑOR: Mañana es el santo sábado del reposo del SEÑOR; lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy , y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según que Moisés había mandado, y no se pudrió, ni hubo en él gusano.

Y dijo Moisés: Esto es lo que el SEÑOR ha mandado: Llenarás un gomer de él para que se guarde para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.

Y dijo Moisés a Aarón: Toma un vaso y pon en él un gomer lleno de maná, y ponlo delante del SEÑOR, para que sea guardado para vuestros descendientes.

Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.

Y las manos de Moisés estaban pesadas; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sustentaban sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.

Y tomó Jetro, suegro de Moisés a Séfora la mujer de Moisés, después que él la envió,

Y viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde?

Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego; y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera.

Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi Nombre, vendré a ti, y te bendeciré.

Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares tu pico sobre él, tú lo ensuciarás.

Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta junto a él.

Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le hubiere dado a luz hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

Haya acorneado hijo, o haya acorneado hija, conforme a este juicio se hará con él.

Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo, y éste muriere, entonces venderán el buey vivo, y partirán el dinero de él, y también partirán el muerto.

Si el sol hubiere salido sobre él, el matador será reo de homicidio; el ladrón habrá de restituir cumplidamente; si no tuviere, será vendido por su hurto.

Si el dueño estaba presente, no la pagará. Si era alquilada, él vendrá por su alquiler.

Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme al dote de las vírgenes.

Que si tú llegas a afligirle, y él a mí clamare, ciertamente oiré yo su clamor;

Si dieres a mi pueblo dinero prestado, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

porque sólo aquello es su cubierta, es aquel el vestido para cubrir sus carnes, en el que ha de dormir; y será que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy misericordioso.

Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás entonces desamparado? Sin falta ayudarás con él a levantarlo.

La fiesta de los ázimos guardarás: Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib; porque en él saliste de Egipto; y ninguno comparecerá vacío delante de mí.

Mas Moisés sólo se llegará al SEÑOR; y ellos no se lleguen cerca, ni suba con él el pueblo.

Y el artificio de su cinto que estará sobre él, será de su misma obra, de lo mismo; de oro, cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino torcido.

Y tendrá el collar de su cabeza en medio de él, el cual tendrá un borde alrededor de obra de tejedor, como un collar de un coselete, para que no se rompa.

Y estará sobre Aarón cuando ministrare; y se oirá su sonido cuando él entrare en el santuario delante del SEÑOR y cuando saliere; para que no muera.

Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entraren en el tabernáculo del testimonio, o cuando se llegaren al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado, y mueran. Estatuto perpetuo para él, y para su simiente después de él.

Y tomarás de la sangre que estará sobre el altar, y del aceite de la unción, y esparcirás sobre Aarón, y sobre sus vestiduras, y sobre sus hijos, y sobre las vestimentas de éstos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestimentas de sus hijos con él.

Y las vestimentas santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser ungidos con ellas, y para ser con ellas consagrados.

Y quemará sobre él Aarón sahumerio de aroma cada mañana, cuando aderezare las lámparas lo quemará.

No ofreceréis sobre él sahumerio extraño, ni holocausto, ni presente; ni tampoco derramaréis sobre él libación.

Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre de la expiación para las reconciliaciones; una vez en el año hará expiación sobre él en vuestras edades; será santísimo al SEÑOR.

también se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su simiente por sus generaciones.

Con él ungirás el tabernáculo del testimonio, y el arca del testimonio,

Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de su pueblo.

Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado.

Así que guardaréis el sábado, porque santo es a vosotros; los que lo profanaren, de cierto morirán; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella alma será cortada de en medio de su pueblo.

Y él respondió: No es alarido de respuesta de fuertes, ni alarido de respuesta de flacos; alarido de cantar oigo yo.

Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?

se puso Moisés a la puerta del real, y dijo: ¿Quién es del SEÑOR? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.

Y él les dijo: Así dijo el SEÑOR Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.

Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado al SEÑOR, porque cada uno se ha consagrado en su hijo, y en su hermano, para que dé él hoy bendición sobre vosotros.

Y sucedía que, cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y estaba cada cual en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo.

Y él respondió: Si tus fazes no han de ir delante, no nos saques de aquí.

Y él alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó por la mañana, y subió al monte de Sinaí, como le mandó el SEÑOR, y llevó en su mano las dos tablas de piedra.

Sagradas Escrituras (1569)