53 Versículo de la Biblia sobre la superación

Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis apretura; mas confiad, yo he vencido al mundo.

Y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre los gentiles;

Porque todo aquel que es nacido de Dios, vence al mundo; y esta es la victoria que vence al mundo, es a saber nuestra fe.

Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

Y la luz en las tinieblas resplandece; y las tinieblas no la pudieron tomar.

El que venciere, recibirá todas las cosas por heredad; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Y pelearán contra ti, mas no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice el SEÑOR, para librarte.

Ciertamente, si habiéndose ellos apartado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador, Jesucristo, y otra vez envolviéndose en ellas son vencidos, sus postrimerías les son hechas peores que los principios.

Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la Palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte.

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, que es la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi Nombre nuevo.

El que venciere, será así vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

Y luego el padre del muchacho dijo clamando con lágrimas: Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad.

No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal.

Os he escrito a vosotros, padres, que habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, que sois fuertes, y que la palabra de Dios mora en vosotros, y que habéis vencido al maligno.

Porque tres son los que dan testimonio del cielo: el Padre, la Palabra y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

Mas yo también te digo, que tú eres Pedro una piedra pequeña, y sobre la piedra grande edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

En ninguna manera; porque Dios es Verdadero y todo hombre es mentiroso, como está escrito: Para que seas justificado en tus dichos, y venzas cuando juzgares.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por aquel que nos amó.

Y él respondió: No es alarido de respuesta de fuertes, ni alarido de respuesta de flacos; alarido de cantar oigo yo.

Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y poseámosla; que más podremos que ella.

Porque contigo deshice ejércitos; y en mi Dios asalté muros.

Gad, ejército lo acometerá; mas él acometerá al fin.

Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de señores, y el Rey de reyes; y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles.

He aquí os doy potestad de hollar sobre serpientes y sobre escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos siervos de corrupción. Porque el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbre del que lo venció.

No me anegue el ímpetu de las aguas, ni me trague la hondura, ni el pozo cierre sobre mí su boca.

Por medio de ti acornearemos a nuestros enemigos; en tu Nombre atropellaremos a nuestros adversarios.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere, daré a comer del Maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un Nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Y le fue dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También le fue dada potencia sobre toda tribu y pueblo y lengua y gente.

que dijeron: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios están con nosotros, ¿quién nos es señor?

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque el que en vosotros está, es mayor que el que está en el mundo.

Os escribo a vosotros, padres, que habéis conocido a aquel que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, que habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, que habéis conocido al Padre.

Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando en ellos, y enseñoreándose de ellos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios.

Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y puro en tu juicio.

No lo sujetará enemigo, ni hijo de iniquidad lo quebrantará.

Y el postrer enemigo que será deshecho, será la muerte.

Mas a Dios gracias, que nos dio la victoria por el Señor nuestro Jesús, el Cristo.

Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aun lo volveré a buscar.

En esto habré conocido que te he agradado, que mi enemigo no se holgará de mí.

Quita de sobre mí tu plaga; de la guerra de tu mano soy consumido.

Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecare, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.

Mas si sobreviniendo otro más fuerte que él, le venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos.

Y el SEÑOR le dijo: Porque yo estaré contigo, y herirás a los madianitas como a un solo hombre.