31 Versículo de la Biblia sobre La tentación, fuentes de
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Y él os hizo vivir a vosotros, estando muertos en vuestros delitos y pecados, en que en otro tiempo anduvisteis conforme a la condición de este mundo, conforme a la voluntad del príncipe de la potestad de este aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de incredulidad, entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás.
pero cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado.
Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero. Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al quemadero.
Mas si tu mano te hace caer, córtala; mejor te es entrar a la vida manco, que teniendo dos manos ir a la Gehena, al fuego que no puede ser apagado; donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te hace caer, córtalo: mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehena, al fuego que no puede ser apagado;Leer más.
donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te hace caer, sácalo: mejor te es entrar al Reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado a la Gehena;
mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que hay en ti son tinieblas, ¡cuántas serán las mismas tinieblas!
Y yo sé que en mí (es a saber, en mi carne) no mora el bien, porque tengo el querer, mas efectuar el bien no lo alcanzo. Porque no hago el bien que quiero; pero el mal que no quiero, éste hago. Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el pecado que mora en mí.Leer más.
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal me es propio. Porque con el hombre interior, me deleito con la ley de Dios; mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Porque hablando arrogantes palabras de vanidad, ceban con las concupiscencias de la carne en disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que conversan en error;
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era deseable a los ojos, y árbol de codicia para entender; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, y comió con ella.
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como cuchillo de dos filos. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos sustentan el sepulcro;Leer más.
si no pesares el camino de vida, sus caminos son inestables; no los conocerás.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios dijo: No comáis de ningún árbol del huerto?
Mas Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que contase a Israel.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
Y estuvo allí en el desierto cuarenta días (y cuarenta noches) y era tentado de Satanás; y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.
por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió nada en aquellos días; los cuales pasados, después tuvo hambre.
Y éstos son los de junto al camino; en los que la Palabra es sembrada; mas después que la oyeron, luego viene Satanás, y quita la Palabra que fue sembrada en sus corazones.
Y los de junto al camino, éstos son los que oyen; y luego viene el diablo, y quita la palabra de su corazón, para que no se salven creyendo.
No os defraudéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
Por lo cual, también yo, no esperando más, he enviado a reconocer vuestra fe, no sea que os haya tentado el Tentador, y que nuestro trabajo haya sido en vano.
Porque todo lo que hay en el mundo que es la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo.
Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la Palabra; pero la congoja de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la Palabra, y se hace infructuosa.
pero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto.
Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto a perfección.
Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y en lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en desctrucción y perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males; lo cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
y digas en tu corazón: Mi potencia y la fortaleza de mi mano me han traído esta riqueza. Antes te acordarás del SEÑOR tu Dios; porque él te da la potencia para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como parece en este día.
Mas cuando fue fortificado, su corazón se enalteció hasta corromperse; porque se rebeló contra el SEÑOR su Dios, entrando en el templo del SEÑOR para quemar incienso en el altar del incienso.
No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos;
Lo derribó con la mucha suavidad de sus palabras, con la blandura de sus labios lo persuadió.
Cuando vino la soberbia, vino también la deshonra; mas con los humildes es la sabiduría.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios; porque Dios no puede ser tentado de los males, ni él tienta a alguno;
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos de mal.