17 Versículo de la Biblia sobre Muerte, preparación para
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Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuánto tengo de ser del mundo.
Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos.
Enséñanos de tal modo á contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.
EN aquellos días cayó Ezechîas enfermo de muerte, y vino á él Isaías profeta hijo de Amós, y díjole: Jehová dice así: Dispón de tu casa, porque has de morir, y no vivirás.
Porque no tenemos aquí ciudad permanente, mas buscamos la por venir.
Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y entendieran su postrimería!
Aún hay esperanza para todo aquél que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
Todo lo que te viniere á la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría.
Suave ciertamente es la luz, y agradable á los ojos ver el sol: Mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado alegría; si después trajere á la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido vanidad.
Porque el sepulcro no te celebrará, ni te alabará la muerte; Ni los que descienden al hoyo esperarán tu verdad. El que vive, el que vive, éste te confesará, como yo hoy: El padre hará notoria tu verdad á los hijos.
Conviéneme obrar las obrar del que me envió, entre tanto que el día dura: la noche viene, cuando nadie puede obrar.
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Y si invocáis por Padre á aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación:
Mas si el hombre viviere muchos años, y en todos ellos hubiere gozado alegría; si después trajere á la memoria los días de las tinieblas, que serán muchos, todo lo que le habrá pasado, dirá haber sido vanidad.
Por tanto, también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir á la hora que no pensáis.
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras antorchas encendidas;