11 Versículo de la Biblia sobre Ser parte de la familia de Dios
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el cual nos señaló desde antes el camino para ser adoptados en hijos por Jesús, el Cristo, en sí mismo, por el buen querer de su voluntad,
Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todo tu pensamiento, y de todas tus fuerzas: éste es el principal mandamiento.
Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, nacido de mujer, nacido súbdito de la ley,
Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los santos;
Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que también es servidor de ídolos, tiene herencia en el Reino del Cristo, y de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es.
Oye, hijo mío, el castigo de tu padre, y no deseches la ley de tu madre;
Así que sed imitadores de Dios como hijos amados; y andad en caridad, como también el Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros por ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave. Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los santos;Leer más.
ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que también es servidor de ídolos, tiene herencia en el Reino del Cristo, y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis pues compañeros con ellos; porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz, (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, y justicia, y verdad), aprobando lo que es agradable al Señor. Y no tengáis comunión con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien impugnadlas.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
El SEÑOR es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?