34 Versículo de la Biblia sobre la abstinencia como disciplina
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Habló aún el SEÑOR a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, diciendo: Ningún sebo de buey, ni de cordero, ni de cabra, comeréis. El sebo de animal mortecino, y el sebo del que fue arrebatado de fieras, se aparejará para cualquier otro uso, mas no lo comeréis.Leer más.
Porque cualquiera que comiere sebo de animal, del cual se ofrece al SEÑOR ofrenda encendida, la persona que lo comiere, será cortada de su pueblo. Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar donde habitéis, así de aves como de bestias. Cualquier persona que comiere cualquier clase de sangre, la tal persona será cortada de su pueblo.
Hijos sois del SEÑOR vuestro Dios: no os sajaréis, ni pondréis calva sobre vuestros ojos por muerto; porque eres pueblo santo al SEÑOR tu Dios, y el SEÑOR te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra. Nada abominable comerás.Leer más.
Estos son los animales que comeréis: el buey, la oveja, y la cabra, el ciervo, el corzo, y el búfalo, y el cabrío salvaje, y el unicornio (rinoceronte), y el buey salvaje, y la cabra montés. Todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese comeréis. Pero éstos no comeréis de los que rumian, o tienen uña hendida: camello, y liebre, y conejo, porque rumian, mas no tienen uña hendida, os serán inmundos; ni puerco, porque tiene uña hendida, mas no rumia, os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos. Esto comeréis de todo lo que está en el agua: todo lo que tiene aleta y escama comeréis; mas todo lo que no tuviere aleta y escama, no comeréis; inmundo os será. Toda ave limpia comeréis. Y éstas son de las que no comeréis: el águila, el azor, el esmerejón, el ixio, el buitre, y el milano de toda especie, y toda especie de cuervo, el avestruz, el mochuelo, la garceta, y el gavilán de toda especie, el halcón, la lechuza, el calamón, el cisne, el pelícano, la gaviota, la cigüeña, y toda especie de cuervo marino, la abubilla, y el murciélago. Y toda serpiente de alas os será inmunda; no se comerá. Ninguna cosa mortecina comeréis; al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él la comerá; o véndela al extranjero; porque tú eres pueblo santo al SEÑOR tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
Y al día siguiente, yendo ellos su camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta; y aconteció que le vino una gran hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, cayó sobre él un rapto de entendimiento; y vio el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado del cielo a la tierra;Leer más.
En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y bestias fieras, y reptiles, y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás.
Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos. Y dijo al pueblo: Estad apercibidos para el tercer día; no lleguéis a mujer.
Esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que peregrina entre vosotros. Porque en este día se os reconciliará para limpiaros; y seréis limpios de todos vuestros pecados delante del SEÑOR. Sábado de reposo será para vosotros, y afligiréis vuestras almas, por estatuto perpetuo.
Y habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: El hombre, o la mujer, cuando se apartare haciendo voto de Nazareo (apartado), para dedicarse al SEÑOR, se abstendrá de vino y de sidra; vinagre de vino, ni vinagre de sidra no beberá, ni beberá algún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.Leer más.
Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de vid de vino, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.
Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: haciendo sábado por sus edades por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó.
Y en el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis;
Ahora, pues, mira que ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda.
Se levantó luego Esdras de delante de la Casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció sobre la prevaricación de los de la transmigración.
Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Y fue que, cuando yo oí estas palabras, me senté y lloré, y me enluté por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Por eso pues, ahora, dice el SEÑOR, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, lloro y llanto.
Y los varones de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor de ellos hasta el menor de ellos.
Había entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue agitado del Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió nada en aquellos días; los cuales pasados, después tuvo hambre.
Entonces los discípulos de Juan vinieron a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Y Jesús les dijo: ¿Pueden los hijos de la recámara nupcial tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Y los discípulos de Juan, y de los fariseos ayunaban; y vienen, y le dicen: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? Y Jesús les dice: ¿Pueden ayunar los que están de bodas, cuando el Esposo está con ellos? Entre tanto que tienen consigo al Esposo, no pueden ayunar. Mas vendrán días, cuando el Esposo les será quitado de ellos; y entonces, en aquellos días ayunarán.
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, y tus discípulos comen y beben? Y él les dijo: ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad; y era viuda hacía ochenta y cuatro años, que no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
El que hace caso del día, hágalo para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, come para el Señor, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
Y dijo al pueblo: Estad apercibidos para el tercer día; no lleguéis a mujer.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame.
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero cada día, y sígame.
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidia;
Por lo cual yo juzgo, que los que de los gentiles se convierten a Dios, no han de ser inquietados; sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de lo ahogado, y de sangre.
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda o sea enfermo.
Y cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus rostros para parecer a los hombres que ayunan; de cierto os digo, que ya tienen su pago.
¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso? ¿Humillamos nuestras almas, y no lo supiste? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis lo que queréis; y todos demandáis vuestras haciendas. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente. No ayunéis como hasta aquí, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí? ¿Para que el hombre aflija su alma? ¿Que encorve su cabeza, como junco; y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable al SEÑOR?Leer más.
¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar los líos de impiedad, deshacer los haces de opresión, y soltar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? Que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras; y no te escondas de tu hermano.
Así dijo el SEÑOR a este pueblo: Así amaron moverse, ni detuvieron sus pies; por tanto, el SEÑOR no los tiene en su voluntad; ahora se acordará de la iniquidad de ellos, y visitará su pecado. Y me dijo el SEÑOR: No ruegues por este pueblo para bien. Cuando ayunaren, yo no oiré su clamor, y cuando ofrecieren holocausto y ofrenda, no lo aceptaré; antes los consumiré con espada, y con hambre, y con pestilencia.
cuando fue enviado a la Casa de Dios, Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor del SEÑOR, y a preguntar a los sacerdotes que estaban en la casa del SEÑOR de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años? Vino, pues, a mí palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo:Leer más.
Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí? Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros?
El fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno lo de dos comidas cada sábado, doy diezmos de todo lo que poseo.