'Dos' en la Biblia
Y el templo y el santuario tenían dos puertas.
Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una puerta, y otras dos en la otra.
Y desde la base de sobre el suelo hasta el lugar de abajo, dos codos, y la anchura de un codo; y desde el lugar menor hasta el lugar mayor, cuatro codos, y la anchura de un codo.
Y será que toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.
Así dice Jehová el Señor: Éste será el término, en el cual recibiréis la tierra por heredad entre las doce tribus de Israel; José tendrá dos partes.
Y alcé mis ojos, y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, el cual tenía dos cuernos; y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro; y el más alto subió a la postre.
Y vino hasta el carnero que tenía los dos cuernos, al cual yo había visto que estaba delante del río, y corrió contra él con la ira de su poder.
Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él, y lo hirió, y quebró sus dos cuernos, porque en el carnero no había fuerzas para pararse delante de él; lo derribó por tanto en tierra, y lo pisoteó; y no hubo quien librase al carnero de su mano.
Y él me dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; y el santuario será purificado.
Aquel carnero que viste, que tenía dos cuernos, son los reyes de Media y de Persia.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; la plaza volverá a ser edificada, y el muro, en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo del príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra las asolaciones están determinadas.
Y el corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa tratarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún ha de venir al tiempo señalado.
Y yo, Daniel, miré, y he aquí otros dos que estaban de pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río.
Nos dará vida después de dos días; al tercer día nos resucitará y viviremos delante de Él.
Cuando yo lo desee, los castigaré; y pueblos se juntarán contra ellos cuando sean atados en sus dos surcos.
Las palabras de Amós, que fue entre los pastores de Tecoa, las cuales vio acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás rey de Israel, dos años antes del terremoto.
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?
Así dice Jehová: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria en el rincón de una cama, y al lado de un lecho.
Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo no os volvisteis a mí, dice Jehová.
¿Qué tramáis contra Jehová? Él hará consumación; la tribulación no se levantará dos veces.
Y sobre él dos olivos, uno a la derecha del tazón, y el otro a su izquierda.
Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelero, y a su izquierda?
Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?
Entonces Él dijo: Éstos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.
Alcé luego mis ojos, y miré, y he aquí dos mujeres que salían, y traían viento en sus alas, y tenían alas como de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra y el cielo.
Y me volví, y alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes; y aquellos montes eran montes de bronce.
Apacentaré, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a vosotros los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos cayados; al uno puse por nombre Hermosura, y al otro Lazos; y apacenté las ovejas.
Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que dos partes serán cortadas en ella, y perecerán; mas la tercera quedará en ella.
Herodes entonces, al verse burlado de los sabios, se llenó de ira, y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los sabios.
Y andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
Y pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos.
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Y cuando Él llegó a la otra ribera, a la región de los gergesenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.
Y partiendo Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento.
¿No se venden dos pajarillos por un cuadrante? Y ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo, envió dos de sus discípulos,
Y ellos le dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
Entonces mandó a la multitud recostarse sobre la hierba, y tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo; y partió y dio los panes a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.
Por tanto, si tu mano o tu pie te hacen caer, córtalos y échalos de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.
Y si tu ojo te hace caer, sácalo y échalo de ti; porque mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado en el fuego del infierno.
Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
Otra vez os digo: Que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en el cielo.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Y dijo: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne.
Así que no son ya más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.
Y Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Concede que en tu reino se sienten estos mis dos hijos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda.
Y oyéndolo los diez, se indignaron contra los dos hermanos.
Y he aquí, dos ciegos sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Y cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos; entonces Jesús envió dos discípulos,
Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Ellos le dijeron: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.
A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su facultad; y luego partió lejos.
Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.
Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; he aquí, he ganado sobre ellos, otros dos talentos.
Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua; y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.
Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.
pero no lo hallaron; aunque muchos testigos falsos venían, pero no lo hallaron. Y a la postre vinieron dos testigos falsos,
Y el gobernador respondiendo, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás.
Entonces fueron crucificados con Él, dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.
Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló, y las piedras se partieron:
Y luego Jesús se los permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos (los cuales eran como dos mil); y el hato se precipitó al mar por un despeñadero; y en el mar se ahogaron.
Y llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio potestad sobre los espíritus inmundos.
Sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas.
Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y enterándose, dijeron: Cinco, y dos peces.
Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y alzando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de ellos; y repartió los dos peces entre todos.
Y si tu mano te es ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que nunca será apagado;
Y si tu pie te es ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar en la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que nunca será apagado,
Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del infierno,
y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino una carne.
Y cuando llegaron cerca de Jerusalén a Betfagé y a Betania, al monte de los Olivos, Él envió a dos de sus discípulos,
Y fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, donde se unían dos caminos, y le desataron.
Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, que es un cuadrante.
Y dos días después era la fiesta de la pascua, y de los panes sin levadura; y los príncipes de los sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle por engaño y matarle.
Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle,
Y Jesús le dijo: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes de que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
Y crucificaron con Él a dos ladrones, uno a su derecha, y otro a su izquierda.
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
Y después de esto, apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo.
y para ofrecer sacrificio, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor; un par de tórtolas, o dos palominos.
Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Y llamó Juan a dos de sus discípulos, y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú Aquél que había de venir, o esperaremos a otro?
Un acreedor tenía dos deudores; el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas cada uno.
Y Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar alimentos para toda esta multitud.
Y tomando los cinco panes y los dos pescados, mirando al cielo los bendijo, y partió, y dio a sus discípulos para que pusiesen delante de la multitud.
Y he aquí dos varones que hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías;
Y Pedro y los que estaban con Él, estaban cargados de sueño; y despertando, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él.
Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, y los envió de dos en dos delante de su faz, a toda ciudad y lugar a donde Él había de venir.
Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuida de él; y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo pagaré.
¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Y ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.
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