'Entra' en la Biblia
Y el SEÑOR dijo a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca, porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
Al día siguiente dijo la mayor a la menor: He aquí yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra, duerme con él, y conservemos de nuestro padre generación.
Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; entra a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella.
Entonces Judá dijo a Onán: Entra a la mujer de tu hermano, y haz parentesco con ella, y levanta simiente a tu hermano.
Entra, y habla al Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Entra al Faraón, y dile: El SEÑOR ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Entra al Faraón, y dile: El SEÑOR Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirvan;
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Entra a Faraón; porque yo he agravado su corazón, y el corazón de sus siervos, para dar entre ellos estas mis señales;
Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. El SEÑOR haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y tengas nombradía en Belén;
Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.
Estando aún él hablando, he aquí Jonatán hijo de Abiatar sacerdote vino, al cual dijo Adonías: Entra, porque tú eres hombre de esfuerzo, y traerás buenas nuevas.
Y cuando Ahías oyó el sonido de sus pies que entraba por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam; ¿por qué te disimulas? Pero yo soy enviado a ti con revelación dura.
Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos; y echa en todos los vasos, y estando uno lleno, ponlo aparte.
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey saben, que todo varón o mujer que entra al rey al patio de adentro sin ser llamado, por una sola ley ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere la vara de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para entrar al rey estos treinta días.
El uno se junta tan cerca del otro, que viento no entra entre ellos.
El justo es librado de la tribulación; mas el impío entra en lugar suyo.
No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en el vaso, se entra suavemente;
y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen.
El SEÑOR de los ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile:
Anda pues, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, entre tanto que pasa la ira.
Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos, porque nunca más te llamarán señora de reinos.
Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras del SEÑOR a oídos del pueblo, en la Casa del SEÑOR, el día del ayuno; y también a oídos de todo Judá que vienen de sus ciudades. Las leerás
Me dijo luego: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.
Y ve, y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y les hablarás y les dirás: Así dijo el Señor DIOS; no oirán, ni cesarán.
Entonces entró espíritu en mí, y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.
Y me dijo: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen allí.
Y habló al varón vestido de lienzos, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y derrama sobre la ciudad. Y entró a vista mía.
Provéete de agua para el cerco, fortifica tus fortalezas; entra en el lodo, pisa el barro, fortifica el horno.