'Higuera' en la Biblia
Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron cintas para ceñir.
Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.
Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, por ir a ser grande sobre los árboles?
Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.
No oigáis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Dadme bendición, y salid a mí, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su pozo;
El que guarda la higuera, comerá su fruto; y el que guarda a su señor, será honrado.
la higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; levántate, oh compañera mía, hermosa mía, y vente.
Y toda la compostura de los cielos se corromperá, y se plegarán los cielos como un libro; y todo su ejército caerá, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
No escuchéis a Ezequías, porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo.
Los cortaré del todo, dijo el SEÑOR. No hay uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.
Y haré talar su vid y su higuera, de la que ha dicho: Mi salario me son, que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del campo.
Como uvas en el desierto hallé a Israel; como los primeros frutos de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos entraron a Baal-peor, y se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.
Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas.
Se secó la vid, y pereció la higuera; el granado también, la palma, y el manzano; se secaron todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres.
Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.
Y cada uno se sentará debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien amedrente; porque la boca del SEÑOR de los ejércitos habló.
Porque la higuera no florecerá, ni en las vides habrá fruto; la obra de la oliva mentirá, y los labrados no darán mantenimiento; las ovejas serán taladas de la majada, y en los corrales no habrá vacas;
¿Aún no está la simiente en el granero? Ni aún la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de la oliva ha florecido todavía; mas desde este día daré bendición.
En aquel día, dice el SEÑOR de los ejércitos, cada uno de vosotros llamará a su compañero debajo de su vid, y debajo de su higuera.
Y viendo una higuera sobre el camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Y viendo esto los discípulos, maravillados decían: ¡Cómo se secó luego la higuera!
Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto a la higuera; mas si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.
Del árbol de la higuera aprended la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.
Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, vino a ver si quizá hallaría en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas; porque no era tiempo de higos.
Entonces Jesús respondiendo, dijo a la higuera: Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre. Y lo oyeron sus discípulos.
Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.
Entonces Pedro acordándose, le dice: Maestro, he aquí la higuera que maldijiste, se ha secado.
De la higuera aprended la semejanza: Cuando su rama ya se hace tierna, y brota hojas, conocéis que el verano está cerca.
Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.
Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?
Y les dijo también una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.
Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.
Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.
Hermanos míos, ¿puede la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra; como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento.