'Jeremías' en la Biblia
Palabras de Jeremías, hijo de Hilcías, de los sacerdotes que {habitaban} en Anatot, en la tierra de Benjamín,
Vino entonces a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y yo respondí: Veo una vara de almendro.
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo:
La palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo:
Lo que vino como palabra del SEÑOR a Jeremías respecto a la sequía:
Entonces dijeron: Venid y urdamos planes contra Jeremías. Ciertamente la ley no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo con la lengua, y no hagamos caso a ninguna de sus palabras.
Y volvió Jeremías de Tofet, adonde lo había enviado el SEÑOR a profetizar, y poniéndose en pie en el atrio de la casa del SEÑOR, dijo a todo el pueblo:
Cuando el sacerdote Pasur, hijo de Imer, que era el oficial principal en la casa del SEÑOR, oyó a Jeremías profetizar estas cosas,
hizo azotar al profeta Jeremías y lo puso en el cepo que {estaba} en la puerta superior de Benjamín, la cual {conducía} a la casa del SEÑOR.
Y al día siguiente, cuando Pasur soltó a Jeremías del cepo, Jeremías le dijo: No es Pasur el nombre con que el SEÑOR {ahora} te llama, sino Magor-misabib.
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR cuando el rey Sedequías lo envió a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, diciendo:
Entonces el SEÑOR me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Y dije: Higos; los higos buenos son muy buenos, y los malos, muy malos, que de podridos no se pueden comer.
Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá (éste {era} el primer año de Nabucodonosor, rey de Babilonia),
la cual el profeta Jeremías habló a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo:
``Y traeré sobre esa tierra todas las palabras que he hablado contra ella, todo lo que está escrito en este libro que Jeremías ha profetizado contra todas las naciones.
Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras en la casa del SEÑOR.
Cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el SEÑOR le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, diciendo: De cierto, morirás.
¿Por qué has profetizado en nombre del SEÑOR, diciendo: ``Esta casa será como Silo y esta ciudad quedará desolada sin habitante alguno?" Y todo el pueblo se congregó contra Jeremías en la casa del SEÑOR.
Entonces Jeremías habló a todos los jefes y a todo el pueblo, diciendo: El SEÑOR me ha enviado a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído.
Y hubo también un hombre que profetizó en el nombre del SEÑOR, Urías, hijo de Semaías de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra palabras semejantes a todas las de Jeremías.
Pero la mano de Ahicam, hijo de Safán, estaba con Jeremías, de manera que no fue entregado en manos del pueblo para que le dieran muerte.
Al principio del reinado de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de parte del SEÑOR a Jeremías, diciendo:
El profeta Jeremías respondió al profeta Hananías en presencia de los sacerdotes y en presencia de todo el pueblo que estaba de pie en la casa del SEÑOR;
y el profeta Jeremías dijo: Amén, así lo haga el SEÑOR. Confirme el SEÑOR tus palabras, que has profetizado para que sean devueltos los utensilios de la casa del SEÑOR y {vuelvan} todos los desterrados de Babilonia a este lugar.
Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.
Y Hananías habló en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así dice el SEÑOR: ``De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, dentro de dos años, del cuello de todas las naciones." Y el profeta Jeremías se fue por su camino.
Entonces vino a Jeremías la palabra del SEÑOR, después que Hananías había roto el yugo del cuello del profeta Jeremías, diciendo:
Y el profeta Jeremías dijo al profeta Hananías: Escucha ahora, Hananías, el SEÑOR no te ha enviado, y tú has hecho que este pueblo confíe en una mentira.
Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos del destierro, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había llevado al destierro de Jerusalén a Babilonia.
`Pues entonces ¿por qué no has reprendido a Jeremías de Anatot que os profetiza?
Y el sacerdote Sofonías leyó esta carta a oídos del profeta Jeremías.
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR en el año décimo de Sedequías, rey de Judá, que fue el año dieciocho de Nabucodonosor.
En aquel tiempo el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la guardia, que {estaba en} la casa del rey de Judá,
Vino la palabra del SEÑOR a Jeremías por segunda vez, mientras él estaba aún detenido en el patio de la guardia, diciendo:
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército y todos los reinos de la tierra que estaban bajo su dominio y todos los pueblos peleaban contra Jerusalén y contra todas sus ciudades, diciendo:
Entonces habló el profeta Jeremías a Sedequías, rey de Judá, todas estas palabras en Jerusalén
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, después que el rey Sedequías había hecho un pacto con todo el pueblo que {había} en Jerusalén para proclamarles libertad:
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR en los días de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, diciendo:
Entonces tomé a Jaazanías, hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, y a sus hermanos, a todos sus hijos y a toda la casa de los recabitas,
Entonces Jeremías dijo a la casa de los recabitas: Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: ``Por cuanto habéis obedecido el mandato de vuestro padre Jonadab, guardando todos sus mandatos y haciendo conforme a todo lo que él os ordenó,
Y sucedió que en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo:
Llamó, pues, Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió al dictado de Jeremías, en un rollo, todas las palabras que el SEÑOR le había hablado.
Y Jeremías dio órdenes a Baruc diciendo: Estoy detenido; no puedo entrar en la casa del SEÑOR.
Y Baruc, hijo de Nerías, hizo conforme a todo lo que el profeta Jeremías le había mandado, y leyó en el libro las palabras del SEÑOR, en la casa del SEÑOR.
Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías a oídos de todo el pueblo en la casa del SEÑOR, en la cámara de Gemarías, hijo del escriba Safán, en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la casa del SEÑOR.
Entonces los oficiales dijeron a Baruc: Ve, escóndete, tú y Jeremías, y que nadie sepa donde estáis.
Luego el rey ordenó a Jerameel, hijo del rey, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, prender al escriba Baruc y al profeta Jeremías, pero el SEÑOR los escondió.
Entonces vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, después que el rey había quemado el rollo y las palabras que Baruc había escrito al dictado de Jeremías, diciendo:
Entonces Jeremías tomó otro rollo y se lo dio al escriba Baruc, hijo de Nerías, y éste escribió en él al dictado de Jeremías todas las palabras del libro que Joacim, rey de Judá, había quemado en el fuego, y aun se le añadieron muchas palabras semejantes.
Pero ni él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que el SEÑOR había hablado por medio del profeta Jeremías.
Y el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros al SEÑOR nuestro Dios.
Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo, porque {todavía} no lo habían puesto en la cárcel.
Entonces vino la palabra del SEÑOR al profeta Jeremías, diciendo:
Jeremías salió de Jerusalén para ir a la tierra de Benjamín a tomar allí posesión de una propiedad en el pueblo.
Estando él a la puerta de Benjamín, {había} allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú vas a pasarte a los caldeos.
Pero Jeremías dijo: ¡No es verdad! No voy a pasarme a los caldeos. Sin embargo él no le hizo caso. Apresó, pues, Irías a Jeremías y lo llevó a los oficiales.
Y los oficiales se enojaron contra Jeremías y lo azotaron, y lo encarcelaron en la casa del escriba Jonatán, la cual habían convertido en prisión.
Entró, pues, Jeremías en el calabozo, es decir, en la celda abovedada; allí permaneció Jeremías muchos días.
Y el rey Sedequías envió a sacarlo, y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y {le} dijo: ¿Hay palabra del SEÑOR? Y Jeremías respondió: La hay. Y añadió: En manos del rey de Babilonia serás entregado.
Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿{En} qué he pecado contra ti, o contra tus siervos, o contra este pueblo para que me hayas puesto en prisión?
Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y le dieran una torta de pan al día de la calle de los panaderos, hasta que se acabara todo el pan en la ciudad. Y permaneció Jeremías en el patio de la guardia.
Y oyeron Sefatías, hijo de Matán, Gedalías, hijo de Pasur, Jucal, hijo de Selemías, y Pasur, hijo de Malquías, las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo:
Tomando ellos a Jeremías, lo echaron en la cisterna de Malaquías, hijo del rey, que había en el patio de la guardia, y bajaron a Jeremías con cuerdas. En la cisterna no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Al oír Ebed-melec el etíope, eunuco del palacio del rey, que habían echado a Jeremías en la cisterna, estando el rey sentado a la puerta de Benjamín,
Oh rey, mi señor, estos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías echándolo en la cisterna; morirá donde está a causa del hambre, porque no hay más pan en la ciudad.
Entonces el rey ordenó al etíope Ebed-melec, diciendo: Toma bajo tu mando tres hombres de aquí, y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes que muera.
Ebed-melec tomó a los hombres bajo su mando, entró en el palacio del rey al {lugar} debajo del cuarto del tesoro y tomó de allí ropas raídas y trapos viejos, y con sogas los bajó a Jeremías en la cisterna.
Y el etíope Ebed-melec dijo a Jeremías: Ponte ahora estas ropas raídas y trapos bajo tus brazos, debajo de las sogas; y así lo hizo Jeremías.
Tiraron de Jeremías con las sogas y lo subieron de la cisterna. Y quedó Jeremías en el patio de la guardia.
Entonces el rey Sedequías mandó traer ante sí al profeta Jeremías a la entrada tercera que {había} en la casa del SEÑOR; y dijo el rey a Jeremías: Voy a preguntarte una cosa; no me ocultes nada.
Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te la hago saber, ¿no es cierto que me matarás? Y si te doy un consejo, no me escucharás.
Pero el rey Sedequías juró en secreto a Jeremías, diciendo: Vive el SEÑOR, que nos dio esta vida, que ciertamente no te mataré ni te entregaré en manos de esos hombres que buscan tu vida.
Y Jeremías dijo a Sedequías: Así dice el SEÑOR, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: ``Si en verdad te pasas a los oficiales del rey de Babilonia, entonces vivirás, y esta ciudad no será incendiada, y vivirás, tú y tu casa.
Entonces dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me maltraten.
Pero Jeremías dijo: No te entregarán. Te ruego que escuches la voz del SEÑOR en lo que te digo, y te irá bien y vivirás.
Entonces Sedequías dijo a Jeremías: Que nadie sepa de estas palabras, y no morirás.
Luego vinieron todos los oficiales a Jeremías y lo interrogaron. Y él les informó conforme a todas estas palabras que el rey {le} había ordenado; y no volvieron a preguntarle, ya que de la conversación no se sabía nada.
Así Jeremías quedó en el patio de la guardia hasta el día en que Jerusalén fue tomada.
Y dio órdenes Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Nabuzaradán, capitán de la guardia, respecto a Jeremías, diciendo:
y enviaron a sacar a Jeremías del patio de la guardia y lo pusieron al cuidado de Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevara a casa. Y se quedó en medio del pueblo.
Y la palabra del SEÑOR había venido a Jeremías mientras estaba detenido en el patio de la guardia, diciendo:
Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, lo había dejado libre en Ramá, cuando lo había tomado estando él encadenado entre todos los desterrados de Jerusalén y Judá que iban deportados a Babilonia.
Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías, y le dijo: El SEÑOR tu Dios decretó esta calamidad contra este lugar,
Como {Jeremías} aun no se volvía, {le dijo:} Vuelve a Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha puesto para gobernar sobre las ciudades de Judá, y quédate con él en medio del pueblo; y si no, ve adonde te parezca más conveniente ir. Entonces el capitán de la guardia le dio una ración de alimentos y un regalo, y lo dejó ir.
Jeremías fue entonces a Gedalías, hijo de Ahicam, en Mizpa, y se quedó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra.
y dijeron al profeta Jeremías: Llegue ahora ante ti nuestra súplica, y ruega al SEÑOR tu Dios por nosotros, por todo este remanente, porque quedamos pocos de muchos que éramos, como pueden ver tus ojos,
Entonces el profeta Jeremías les dijo: {Os} he oído. He aquí, voy a orar al SEÑOR vuestro Dios conforme a vuestras palabras, y todas las palabras que el SEÑOR os responda, yo os {las} declararé. No os ocultaré palabra alguna.
Y ellos dijeron a Jeremías: Que el SEÑOR sea un testigo veraz y fiel contra nosotros si no obramos conforme a toda palabra que el SEÑOR tu Dios te mande para nosotros.
Y sucedió que al cabo de diez días, vino la palabra del SEÑOR a Jeremías.
Pero sucedió que cuando Jeremías terminó de hablar a todo el pueblo todas las palabras del SEÑOR su Dios, es decir, todas estas palabras con las cuales el SEÑOR su Dios le había enviado,