'Se' en la Biblia
- 1.Gé 1:2-Gé 18:7
- 2.Gé 18:8-Gé 27:27
- 3.Gé 27:29-Gé 38:6
- 4.Gé 38:9-Gé 48:16
- 5.Gé 48:19-Éx 11:8
- 6.Éx 11:9-Éx 23:21
- 7.Éx 23:26-Levítico 3:16
- 8.Levítico 4:2-Levítico 13:18
- 9.Levítico 13:20-Levítico 20:20
- 10.Levítico 20:21-Números 5:16
- 11.Números 5:19-Números 16:10
- 12.Números 16:11-Números 29:7
- 13.Números 30:3-Deuteronomio 11:25
- 14.Deuteronomio 11:28-Deuteronomio 28:57
- 15.Deuteronomio 28:60-Josué 8:13
- 16.Josué 8:14-Jueces 2:19
- 17.Jueces 2:20-Jueces 11:37
- 18.Jueces 11:38-Jueces 20:14
- 19.Jueces 20:18-1 Samuel 5:8
- 20.1 Samuel 5:9-1 Samuel 15:35
- 21.1 Samuel 16:6-1 Samuel 24:4
- 22.1 Samuel 24:7-2 Samuel 4:1
- 23.2 Samuel 4:3-2 Samuel 16:5
- 24.2 Samuel 16:11-1 Reyes 1:3
- 25.1 Reyes 1:5-1 Reyes 11:18
- 26.1 Reyes 11:24-1 Reyes 20:39
- 27.1 Reyes 20:41-2 Reyes 8:2
- 28.2 Reyes 8:6-2 Reyes 19:7
- 29.2 Reyes 19:8-1 Crónicas 17:21
- 30.1 Crónicas 17:24-2 Crónicas 10:16
- 31.2 Crónicas 10:18-2 Crónicas 25:16
- 32.2 Crónicas 25:19-2 Crónicas 36:16
- 33.2 Crónicas 36:18-Nehemías 7:3
- 34.Nehemías 7:63-Ester 6:1
- 35.Ester 6:2-Job 12:14
- 36.Job 12:15-Job 27:22
- 37.Job 28:1-Job 39:21
- 38.Job 39:22-Salmos 22:8
- 39.Salmos 22:14-Salmos 49:8
- 40.Salmos 49:10-Salmos 74:1
- 41.Salmos 74:5-Salmos 104:8
- 42.Salmos 104:13-Salmos 127:2
- 43.Salmos 129:6-Proverbios 13:20
- 44.Proverbios 13:23-Proverbios 26:14
- 45.Proverbios 26:15-Eclesiastés 6:3
- 46.Eclesiastés 6:7-Isaías 5:29
- 47.Isaías 5:30-Isaías 19:13
- 48.Isaías 19:14-Isaías 33:23
- 49.Isaías 34:3-Isaías 49:26
- 50.Isaías 50:2-Jeremías 2:24
- 51.Jeremías 2:25-Jeremías 10:25
- 52.Jeremías 11:8-Jeremías 26:3
- 53.Jeremías 26:9-Jeremías 42:17
- 54.Jeremías 42:18-Jeremías 52:8
- 55.Jeremías 52:15-Ezequiel 9:4
- 56.Ezequiel 10:1-Ezequiel 21:16
- 57.Ezequiel 21:21-Ezequiel 33:11
- 58.Ezequiel 33:12-Daniel 2:3
- 59.Daniel 2:5-Daniel 9:12
- 60.Daniel 9:14-Oseas 10:2
- 61.Oseas 10:5-Jonás 1:12
- 62.Jonás 1:13-Sofonías 1:6
- 63.Sofonías 1:13-Mateo 2:22
- 64.Mateo 2:23-Mateo 12:14
- 65.Mateo 12:15-Mateo 20:24
- 66.Mateo 20:25-Mateo 27:14
- 67.Mateo 27:16-Marcos 6:29
- 68.Marcos 6:30-Marcos 13:34
- 69.Marcos 14:2-Lucas 2:48
- 70.Lucas 3:5-Lucas 9:10
- 71.Lucas 9:11-Lucas 16:15
- 72.Lucas 16:16-Lucas 24:12
- 73.Lucas 24:15-Juan 9:25
- 74.Juan 9:32-Juan 20:23
- 75.Juan 20:24-Hechos 8:10
- 76.Hechos 8:12-Hechos 15:35
- 77.Hechos 15:38-Hechos 23:14
- 78.Hechos 23:16-Romanos 7:18
- 79.Romanos 7:23-1 Corintios 10:27
- 80.1 Corintios 10:28-2 Corintios 12:21
- 81.2 Corintios 13:1-2 Tesalonicenses 3:6
- 82.2 Tesalonicenses 3:13-Hebreos 9:2
- 83.Hebreos 9:5-2 Pedro 3:5
- 84.2 Pedro 3:9-Apocalipsis 16:8
- 85.Apocalipsis 16:9-Apocalipsis 21:25
Y de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y se llamó del nombre de ellas.
Estos buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y fueron echados del sacerdocio por contaminados.
Y el gobernador les dijo que no comieran de las cosas santísimas hasta que un sacerdote se levantara con Urim y Tumim.
Y se juntó todo el pueblo como un varón en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba, que trajera el libro de la ley de Moisés, la cual mandó el SEÑOR a Israel.
Y abrió Esdras el libro a la vista de todo el pueblo, pues él estaba más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso en pie.
Bendijo entonces Esdras al SEÑOR, Dios grande. Y todo el pueblo respondió, ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y adoraron al SEÑOR inclinados a tierra.
Y Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán, y Pelaía, levitas, hacían callar al pueblo para que la ley se entendiera; y el pueblo estaba en su lugar.
Entonces Nehemías, que era el gobernador, y Esdras, el sacerdote {y} escriba, y los Levitas que enseñaban al pueblo, dijeron a todo el pueblo: ``Este día es santo para el SEÑOR su Dios; no se entristezcan, ni lloren." Porque todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la ley.
También les dijo: ``Vayan, coman de la grasa, beban de lo dulce, y manden raciones a los que no tienen nada preparado; porque este día es santo para nuestro Señor. No se entristezcan, porque la alegría del SEÑOR es la fortaleza de ustedes."
Los Levitas calmaron a todo el pueblo diciéndole: ``Callen, porque el día es santo, no se entristezcan."
Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, a enviar porciones, y a gozar de gran alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado.
Y al día siguiente se juntaron los príncipes de las familias de todo el pueblo, sacerdotes, y levitas, a Esdras escriba, para entender las palabras de la ley.
Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron cabañas, cada uno sobre su terrado, en sus patios, en los patios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
Y el día veinticuatro del mismo mes se juntaron los hijos de Israel en ayuno, con cilicio, y tierra sobre sí.
Y ya se había apartado la simiente de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.
Se levantaron luego sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani, y Quenani, y clamaron en voz alta al SEÑOR su Dios.
Sólo tú eres el SEÑOR. Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos con todo su ejército, la tierra y todo lo que en ella hay, los mares y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todos ellos y el ejército de los cielos se postra ante ti.
Y les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y les prometiste que entraran a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.
y no quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Tú empero, eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo para la ira, y de mucha misericordia, porque no los dejaste.
Ni siquiera cuando se hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: ``Este es tu Dios que te sacó de Egipto", y cometieron grandes blasfemias,
Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
Y los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
También les diste reinos y pueblos, y se {los} repartiste con {sus} límites. Y tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey de Hesbón, y la tierra de Og, rey de Basán.
Y tomaron ciudades fortalecidas, y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles de buenos frutos; y comieron, se saciaron, se engordaron, y se deleitaron en tu gran bondad.
Pero te enojaron, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti; e hicieron grandes abominaciones.
Mas teniendo reposo, se volvían a hacer lo malo delante de ti; por lo cual los dejaste en mano de sus enemigos, que se enseñorearon de ellos; pero convertidos clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías, y según tus miseraciones muchas veces los libraste.
Y les protestaste que se volvieran a tu ley; mas ellos hicieron soberbiamente, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios (los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá); y dieron hombro renitente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.
Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras bestias, conforme a su voluntad, y estamos en gran angustia.
Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, netineos, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, sus mujeres, sus hijos e hijas, y todo sabio y entendido.
se adhieren a sus parientes, sus nobles, y toman sobre sí un voto y un juramento de andar en la ley de Dios que fue dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y de guardar y cumplir todos los mandamientos de DIOS nuestro Señor, y sus ordenanzas y sus estatutos;
Los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén, pero el resto del pueblo echó suertes a fin de traer uno de cada diez para que habitara en Jerusalén, la ciudad santa, mientras los otros nueve {se quedarían} en las {otras} ciudades.
Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron a morar en Jerusalén.
Y se reunieron los hijos de los cantores del distrito alrededor de Jerusalén, de las aldeas de los netofatitas,
y de la casa de Gilgal, y de los campos de Geba, y de Azmavet; porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén.
Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro.
y por la puerta de Efraín, junto a la puerta Vieja, junto a la puerta del Pescado, {y} la torre de Hananeel, y la torre de los Cien, hasta la puerta de las Ovejas, y se detuvieron en la puerta de la Guardia.
Y sacrificaron aquel día gran número de víctimas, e hicieron alegrías; porque Dios los había alegrado con gran gozo; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído de lejos.
Aquel día fueron designados hombres a cargo de las cámaras destinadas a almacenes de las contribuciones, de las primicias y de los diezmos, para que recogieran en ellas, de los campos de las ciudades, las porciones dispuestas por la ley para los sacerdotes y levitas. Pues Judá se regocijaba por los sacerdotes y levitas que servían.
Y todo Israel, en días de Zorobabel y en días de Nehemías, daba las porciones correspondientes a los cantores y a los porteros como se demandaba para cada día, y consagraban {parte} para los levitas, y los levitas consagraban {parte} para los hijos de Aarón.
Aquel día se leyó en el libro de Moisés oyéndolo el pueblo, y fue hallado en él escrito, que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios;
le había preparado un gran aposento, donde anteriormente se colocaban las ofrendas de cereal, el incienso, los utensilios, y los diezmos del cereal, del mosto y del aceite prescritos para los levitas, los cantores y los porteros, y las contribuciones para los sacerdotes.
Y entendí que las partes de los levitas no se les habían dado; y que los levitas y cantores que hacían la obra habían huido cada uno a su heredad.
Y puse al frente de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc, y a Pedaías, uno de los levitas; además de éstos estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque se les consideraba dignos de confianza, y su responsabilidad {era} repartir {las raciones} a sus parientes.
Sucedió pues, que cuando la sombra llegó a las puertas de Jerusalén antes del sábado, dije que se cerraren las puertas, y ordené que no las abrieran hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de sábado no entraran carga.
Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes, y los que vendían toda cosa.
Y dije a los levitas que se purificaran, y vinieran a guardar las puertas, para santificar el día del sábado. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la muchedumbre de tu misericordia.
Vi también en aquellos días a judíos que se habían casado con mujeres asdoditas, amonitas {y} moabitas.
¿Y se debe oír de vosotros que habéis cometido todo este gran mal obrando infielmente contra nuestro Dios casándoos con mujeres extranjeras?
que en aquellos días, cuando se asentó el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa, el palacio.
Y cumplidos estos días, hizo el rey banquete por siete días en el patio del huerto del palacio real a todo el pueblo, desde el mayor hasta el menor que se halló en Susa, el palacio.
Las bebidas {se servían} en vasijas de oro de diferentes formas, y el vino real abundaba conforme a la liberalidad del rey.
Y la bebida fue según esta ley: Que nadie se constriñere; porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa; que se hiciere según la voluntad de cada uno.
Y la reina Vasti no quiso venir a la orden del rey, enviada por mano de los eunucos; y se enojó el rey mucho, y se encendió en él su ira.
y estaban junto a él, Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena, y Memucán, siete príncipes de Persia y de Media que veían el rostro del rey, y se sentaban los primeros en el reino):
¿Qué se debe hacer según la ley con la reina Vasti, por cuanto no ha cumplido la orden del rey Asuero, enviada por mano de los eunucos?
Si parece bien al rey, salga mandamiento real delante de él, y se escriba entre las leyes de Persia y de Media, que no sea traspasado: Que no venga más Vasti delante del rey Asuero; y dé el rey su reino a su compañera que sea mejor que ella.
pues envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escribir, y a cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo: Que todo varón sea señor en su casa; y que se publique esto en la lengua de su pueblo.
Pasadas estas cosas, reposada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti, y de lo que hizo, y de lo que fue sentenciado sobre ella.
Y que el rey nombre oficiales en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de buen parecer en la fortaleza de Susa, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres, y que se {les} den sus cosméticos.
{Y} había en la fortaleza de Susa un judío que se llamaba Mardoqueo, hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, benjamita,
El había sido deportado de Jerusalén con los cautivos que habían sido deportados con Jeconías, rey de Judá, a quien se había llevado cautivo Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento del rey y su ley, y siendo reunidas muchas jóvenes en Susa, el palacio, a cargo de Hegai, fue tomada también Ester para casa del rey, al cuidado de Hegai, guarda de las mujeres.
La joven le agradó y halló favor delante de él, por lo que se apresuró en proveerle cosméticos y alimentos; le dio siete doncellas escogidas del palacio del rey, y la trasladó con sus doncellas al mejor lugar del harén.
Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, por saber la paz de Ester, y qué se hacía de ella.
Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las jóvenes para venir al rey Asuero, al cabo de haber estado ya doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres (porque así se cumplía el tiempo de sus purificaciones, esto es, seis meses con óleo de mirra, y seis meses con cosas aromáticas y aceites de mujeres),
entonces la joven venía así al rey; todo lo que ella decía se le daba, para venir con ello de la casa de las mujeres hasta la casa del rey.
Ella venía a la tarde, y a la mañana se volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería, y era llamada por nombre.
Y cuando le llegó el tiempo de Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, que él se había tomado por hija, para venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester la gracia de todos los que la veían.
Y cuando se juntaban las vírgenes la segunda vez, Mardochêo estaba puesto a la puerta el rey.
Y Esther, según le tenía mandado Mardochêo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Esther hacía lo que decía Mardochêo, como cuando con él se educaba.
En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero.
Pero el asunto llegó a conocimiento de Mardoqueo, y él se lo comunicó a la reina Ester, y Ester informó al rey en nombre de Mardoqueo.
Se hizo entonces indagación del asunto, y fue hallado cierto; por lo que ambos fueron colgados en una horca. Y fue escrito en el libro de las crónicas, en presencia del rey.
Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, se arrodillaban y adoraban a Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo, ni se arrodillaba, ni lo adoraba.
Y aconteció que, hablándole cada día de esta manera, y no escuchándolos él, lo denunciaron a Amán, por ver si la palabra de Mardoqueo se mantendría firme; porque ya él les había declarado que era judío.
Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira.
Y él no se contentó con echar mano sólo a Mardoqueo, pues le habían informado {cuál era} el pueblo de Mardoqueo; por tanto Amán procuró destruir a todos los judíos, el pueblo de Mardoqueo, que {estaban} por todo el reino de Asuero.
En el mes primero, que es el mes de Nisán, el año doce del rey Asuero, se echó el Pur, es decir la suerte, delante de Amán para cada día y cada mes hasta el mes doce, que es el mes de Adar.
"Si al rey le parece bien, que se decrete que sean destruidos, y yo pagaré 340 toneladas de plata en manos de los que manejan los negocios {del rey,} para que {los} pongan en los tesoros del rey.
El rey tomó de su mano el anillo de sellar y se lo dio a Amán, hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos.
Y se enviaron cartas por medio de los correos a todas las provincias del rey para destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un solo día, el {día} trece del mes doce, que es el mes de Adar, y sus posesiones dadas al saqueo.
La copia del escrito que se diera por ley en cada provincia, que fuera manifiesto a todos los pueblos, a fin de que estuvieran apercibidos para aquel día.
Y salieron los correos de prisa por mandato del rey, y la ley fue dada en Susa, el palacio. Y el rey y Amán se sentaban a beber, y la ciudad de Susa estaba alborotada.
Cuando supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por en medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.
Y en cada una de las provincias {y} en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento; y muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza.
Y vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos, y se lo dijeron; y la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio de sobre él; mas él no los recibió.
Le dio también la copia de la escritura del decreto que había sido dado en Susa para que fueran destruidos, a fin de que la mostrara a Ester y se lo declarare, y le encargara que fuera al rey a suplicarle, y a pedir delante de él por su pueblo.
Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el atrio interior, sin ser llamado, él tiene una sola ley, que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días.
Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación se levantará para los judíos de otro lugar; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si has llegado al reino, para un tiempo como éste?
Ve, y junta a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche ni día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.
Entonces se fue Mardoqueo, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester.
Y aconteció que al tercer día se vistió Ester su vestido real, y se puso en el patio de adentro de la casa del rey, enfrente del aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono real en el aposento real, enfrente de la puerta del aposento.
Y fué que, como vió á la reina Esther que estaba en el patio, ella obtuvo gracia en sus ojos; y el rey extendió á Esther el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces se llegó Esther, y tocó la punta del cetro.
Y le dijo el rey: ¿Qué tienes, reina Ester? ¿Y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino, se te dará.
Y mientras bebían el vino en el banquete, el rey dijo a Ester: ¿Cuál es tu petición?, pues te será concedida. ¿Y cuál es tu deseo? Aun hasta la mitad del reino, se te dará.
Y salió Amán aquel día contento y alegre de corazón; pero cuando vio a Mardoqueo a la puerta del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se llenó de ira contra Mardoqueo.
Mas se refrenó Amán, y vino a su casa, y envió, e hizo venir sus amigos, y a Zeres su mujer.
Su mujer Zeres y todos sus amigos le dijeron: Haz que se prepare una horca de cincuenta codos de alto, y por la mañana pide al rey que ahorquen a Mardoqueo en ella; entonces ve gozoso con el rey al banquete. Y el consejo agradó a Amán, e hizo preparar la horca.
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- 13.Números 30:3-Deuteronomio 11:25
- 14.Deuteronomio 11:28-Deuteronomio 28:57
- 15.Deuteronomio 28:60-Josué 8:13
- 16.Josué 8:14-Jueces 2:19
- 17.Jueces 2:20-Jueces 11:37
- 18.Jueces 11:38-Jueces 20:14
- 19.Jueces 20:18-1 Samuel 5:8
- 20.1 Samuel 5:9-1 Samuel 15:35
- 21.1 Samuel 16:6-1 Samuel 24:4
- 22.1 Samuel 24:7-2 Samuel 4:1
- 23.2 Samuel 4:3-2 Samuel 16:5
- 24.2 Samuel 16:11-1 Reyes 1:3
- 25.1 Reyes 1:5-1 Reyes 11:18
- 26.1 Reyes 11:24-1 Reyes 20:39
- 27.1 Reyes 20:41-2 Reyes 8:2
- 28.2 Reyes 8:6-2 Reyes 19:7
- 29.2 Reyes 19:8-1 Crónicas 17:21
- 30.1 Crónicas 17:24-2 Crónicas 10:16
- 31.2 Crónicas 10:18-2 Crónicas 25:16
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- 33.2 Crónicas 36:18-Nehemías 7:3
- 34.Nehemías 7:63-Ester 6:1
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- 36.Job 12:15-Job 27:22
- 37.Job 28:1-Job 39:21
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- 39.Salmos 22:14-Salmos 49:8
- 40.Salmos 49:10-Salmos 74:1
- 41.Salmos 74:5-Salmos 104:8
- 42.Salmos 104:13-Salmos 127:2
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- 44.Proverbios 13:23-Proverbios 26:14
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- 49.Isaías 34:3-Isaías 49:26
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