Por lo cual, asimismo oramos siempre por vosotros, que nuestro Dios os tenga por dignos de su vocación, e hincha de bondad todo buen intento, y toda obra de fe con potencia,

Sin cesar acordándonos delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la tolerancia de la esperanza del Señor nuestro Jesucristo:

Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y espiritual inteligencia;

Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó á su reino y gloria.

A lo cual os llamó por nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre: El nos capitaneará hasta la muerte.

Haz bien con tu benevolencia á Sión: Edifica los muros de Jerusalem.

Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; Y de Dios Jehová es el librar de la muerte.

Jehová cumplirá por mí: Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No dejarás la obra de tus manos.

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.

Y se dirá en aquel día: He aquí este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová á quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salud.

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase á Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

¿Yo que hago parir, no pariré? dijo Jehová. ¿Yo que hago engendrar, seré detenido? dice el Dios tuyo.

He aquí nuestro Dios á quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.

Y conoceremos, y proseguiremos en conocer á Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá á nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana á la tierra.

¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido á llanura: él sacará la primera piedra con aclamaciones de Gracia, gracia á ella.

Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;

No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.

Trabajad no por la comida que perece, mas por la comida que á vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará: porque á éste señaló el Padre, que es Dios.

Porque testigo me es Dios, al cual sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, que sin cesar me acuerdo de vosotros siempre en mis oraciones,

Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.

Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, mostrólas para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria;

El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis sin falta en el día de nuestro Señor Jesucristo.

Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad,

Descubriéndonos el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en sí mismo,

No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones;

Y cuál aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza,

Por esta causa doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo,

Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

Y esto ruego, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,

Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús.

Por lo cual, ¿qué hacimiento de gracias podremos dar á Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos á causa de vosotros delante de nuestro Dios,

Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,

POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús;

Puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús; el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios.

Mas el Dios de toda gracia, que nos ha llamado á su gloria eterna por Jesucristo, después que hubiereis un poco de tiempo padecido, él mismo os perfeccione, coforme, corrobore y establezca.

Mas tienes unas pocas personas en Sardis que no han ensuciado sus vestiduras: y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos.

Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

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