Entonces salió del templo otro ángel clamando a gran voz al que estaba sentado en la nube: Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.

Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era al tiempo de ser hollada; dentro de poco, le llegará el tiempo de la siega.

Meted la hoz, que la mies está madura; venid, pisad, que el lagar está lleno; las tinajas rebosan, porque grande es su maldad.

y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, salió del altar; y llamó a gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndo{le:} Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras.

Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado {el tiempo de} la siega.

Y el séptimo {ángel} derramó su copa en el aire; y una gran voz salió del templo, del trono, que decía: Hecho está.

Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Esto es el efa que sale. Y añadió: Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra.

``Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: `Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.'"

Llenad, pues, la medida {de la culpa} de vuestros padres.

impidiéndonos hablar a los gentiles para que se salven, con el resultado de que siempre llenan la medida de sus pecados. Pero la ira ha venido sobre ellos hasta el extremo.

y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra?

Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia, y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.

Y miré, y he aquí una nube blanca, y sentado en la nube {estaba} uno semejante a hijo de hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada.

y salieron del templo los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino puro {y} resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

Y {Abram} creyó en el SEÑOR, y El se lo reconoció por justicia.

Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no me estaré quieto, hasta que salga su justicia como resplandor, y su salvación se encienda como antorcha.

Sobre tus murallas, oh Jerusalén, he puesto centinelas; en todo el día y en toda la noche jamás callarán. Los que hacéis que el SEÑOR recuerde, no os deis descanso,

Tesoro del Conocimiento Bíblico no añadido

Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, http://www.lockman.org. Usadas con permiso

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