Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Arrepiéntete, porque si no, vendré pronto a ti, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te llamarán Ciudad de Justicia, Ciudad Fiel.

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las naciones.

Anda, y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la lealtad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada.

Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto.

Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os detestaréis a vosotros mismos por todos vuestros pecados que cometisteis.

Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones.

Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos entraron a Baal-peor, y se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.

Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; pues por tu pecado has caído.

Entonces será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.

Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres; no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

Ellos le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y su viña arrendará a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;

¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros.

Porque él irá delante de Él en el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y los desobedientes a la sabiduría de los justos, para preparar un pueblo dispuesto para el Señor.

Pero si aquel siervo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comienza a golpear a los siervos y a las criadas, y a comer y beber y a embriagarse;

Vendrá, y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Y cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Dios nos libre!

Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora demanda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

Cristo ha venido a ser sin efecto para vosotros los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sufristeis gran combate de aflicciones;

Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis afirmados en la verdad presente.

Y a Aquél que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,

El misterio de las siete estrellas que viste en mi diestra, y de los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete candeleros que viste, son las siete iglesias.

Yo conozco tus obras, y tu trabajo, y tu paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;

Yo conozco tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

Y le he dado tiempo para que se arrepienta de su fornicación; y no se ha arrepentido.

Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro, y plata, y bronce, y piedra, y de madera; las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar,

Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

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