Cantares 7:5

Tu cabeza sobre ti, es como la grana; y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey ligada en los corredores.

Isaías 35:2

Florecerá profusamente, y también alabará y cantará con júbilo; la honra del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del SEÑOR, la hermosura del Dios nuestro.

Cantares 4:1

He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía, he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras, que se muestran desde el monte de Galaad.

Génesis 32:26

Y dijo: Déjame, que el alba sube. Y él dijo: No te dejaré, si no me bendices.

Salmos 68:24

Vieron tus caminos, oh Dios; los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.

Salmos 87:2

El SEÑOR ama las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob.

Cantares 1:17

Las vigas de nuestras casas son de cedro, y de hayas los artesonados.

Cantares 5:11

Su cabeza, es como oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.

Miqueas 7:14

Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en medio del Carmelo; pazcan en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.

Mateo 18:20

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.

Mateo 28:20

enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo. Amén.

Efesios 1:22

y sujetándole todas las cosas debajo de sus pies, y poniéndolo por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia,

Efesios 4:15-16

antes siguiendo la verdad en caridad, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, el Cristo;

Colosenses 1:18

y él es la cabeza, del cuerpo de la Iglesia, principio y primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga el primado.

Colosenses 2:19

y no manteniendo el vínculo a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, alimentado y unido por sus ligaduras y coyunturas, creciendo en aumento de Dios.

Apocalipsis 1:14

Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego;

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